En el preámbulo de la contienda electoral, 49 aspirantes a la Presidencia de la República se postularon mediante el truco de la recolección de firmas. Terminado el proceso de revisión grafológica, Sergio Fajardo, Juan Carlos Pinzón, Gustavo Petro, Piedad Córdoba, Marta Lucia Ramírez, Germán Vargas Lleras, Carlos Caicedo y Alejandro Ordoñez, hacen parte de la grilla de partida, en la que el juego de tronos criollo abrió la hendija para las alianzas o coaliciones como fórmula de posibilidades para ganar.

La fórmula de las coaliciones es la continuidad de la polarización política y desenlace de los frentes del SI y el NO del plebiscito para la paz. Aunar fuerzas para procurar el poder, profundizan la crisis institucional de los Partidos Políticos, condición que requiere de una necesaria revisión, porque esta situación se refleja en funcionamiento estatal. El abstencionismo de los ciudadanos colombianos se refleja en cada proceso electoral, la incredulidad provocada por el desencanto que generan sus dirigentes, generan efectos contrarios, porque favorecen los intereses de sus promotores mediante el concurso de las aceitadas maquinarias.

Pero el panorama de las coaliciones no está definido, navegan en las pretensiones de los egos de cada candidato. La alianza de la denominada Derecha, está inmersa en la novela de los protagonistas Iván Duque, Marta Lucía Ramírez y Alejandro Ordoñez, aparente actor de reparto se ha convertido en antagonista. En el pacto o alianza suscrita entre los expresidentes Pastrana y Uribe, cumplirá un año en febrero, el expresidente Uribe, debido a su capacidad electoral, partió con ventaja. En ese presupuesto el cálculo procura adiciones para Iván Duque, candidato del Centro Democrático, sin desafectar a Marta Lucia Ramírez y manteniendo en la bolsa a Alejandro Ordoñez. Estos movimientos ajedrecísticos donde el marco propositivo es irrelevante, agiliza sus pasos para alinear sectores de derecha extrema, conservando los jugadores del centro, con el fin de entrar en la preferencia de los electores en una eventual consulta y para garantizar el paso a la segunda vuelta presidencial.

El juego de palabras de los movimientos políticos es incomprensible para la mayoría de los colombianos, precisamente por el desestimulo generado por la clase política del país. Nuestra nación cada día transita entre la penumbra y la oscuridad, el presente es agridulce y el futuro incierto, la polarización, los escándalos de corrupción y la desaceleración económica, son condiciones dañinas para la estabilidad institucional y adversa para la gobernabilidad.
Lo que a menudo parece imposible ha tenido en este tiempo entendimiento y avances certeros. La denominada centro-izquierda democrática, ha dado pasos con firmeza, logrando primero la alianza entre Sergio Fajardo, Claudia López y Jorge Robledo. Humberto De La Calle tiene interés en participar en esta coalición y en construir una gran convergencia entre los defensores del SÍ en el plebiscito por la paz, pero Fajardo no tiene ningún interés en hacer alianzas con el candidato del Partido Liberal.

Gustavo Petro, Carlos Caicedo y Clara López tienen definida la alianza para hacer contrapeso a la alianza de derecha y a la de centro–izquierda encabezada por Fajardo. El 11 de marzo definirán el candidato.

Germán Vargas Lleras, como navegante con la amplitud del mar disponible, tiene el timón de su supuesta independencia, asimismo, la del Partido Cambio Radical. Este enroque tiene en la mira las elecciones para el Congreso de la Republica, en el que aspiran disputar el primer lugar con el Centro Democrático, para mostrar cuantitativamente fuerzas tangibles, para redefinir las alianzas para las elecciones del 27 de mayo.

@LuchoDiaz12