Hasta el 26/11/2020 los porcentajes de muertes por estratos y por concepto del COVID-19 son, respectivamente, 35, 34, 21.8, 4.2, 1.4 y 0.8% para los estratos 1, 2, 3, 4, 5 y 6, y el total de muertes 35.860 (DANE). Esto significa que la clase baja, estratos 1 y 2, han aportado el 69 % de los muertos; la clase media, estratos 3 y 4, el 26 %; y la clase alta, estratos 5 y 6, el 2.2 %.

Pero considerando que el estrato 3, en atención a sus ingresos, hace parte de la clase baja, estos tres estratos, con el 86.04 % de la población, aportarían el 90.8 % de los muertos por pandemia, una relación más que proporcional, que en valores absolutos son 32.560 personas fallecidas.

A su vez, el DANE nos dice que la población por estratos es: 60.3 % para la clase baja; 35.42 % para la media, y 4.54 % para la alta, con un total proyectado de 50 millones de personas. Claro, dirán algunos no familiarizados con este tipo de análisis, si los estratos bajos incluyen más personas, deben aportar más muertos porque ven una proporción directa, más, las cosas no son así.

Para entender y hacer una comparación relativa de esto hay que tomar una unidad demográfica igual para todos los estratos y preguntar, ¿cuántos de cada millón han muerto en cada estrato (E)? Los resultados son los siguientes: E(1): 1.029; E(2): 1.000; E(3): 641; E(4):123: E(5,6): 65. Acumulando estos resultados por las clases bajas, los muertos por millón son: E(1,2):2.029;  E(1,2,3):2.670; estos tres estratos aportan, efectivamente, el 90.8 % de los fallecidos. Podemos afirmar que 2 de cada 3 proceden de los estratos 1 y 2 y que 9 de cada 10 los ponen los estratos 1, 2 y 3. La incidencia de muertes no es necesariamente proporcional a la población. Ejemplo: el estrato 2, pese a ser menos denso demográficamente que el 3, aporta más muertes que este. Esto podría obedecer a que las personas del estrato 2 no tienen una actividad definida lo que los obliga al rebusque que implica una mayor movilización; además, en el estrato 3 muchos cuentan con algún salario o pensión que presiona menos su desplazamiento.

Lo que sí es proporcional es la mayor exposición al contagio que tienen los sectores más bajos de la población por la necesidad de buscar sin limitaciones el sustento para sus familias; también influyen en la mayor letalidad las menores posibilidades de acceso a los servicios en salud por parte de los sectores más deprimidos.

Esta es una constante perniciosa en este segmento de la población, siempre llevan la peor parte: en los fenómenos naturales, en las oportunidades, en la prestación general de servicios públicos, en el tablero de la violencia por su fácil reclutamiento para actividades delincuenciales ya que sus alternativas de ingresos son muy limitadas.

Durante las pandemias, estos fenómenos resaltan y se perfilan las tribulaciones. Otro factor que incide es el nivel educativo; el 48 % de los muertos tiene como máximo la secundaria y el 35.4 % la primaria. El panorama es crítico, los colombianos esperan mucho del Estado. Necesitamos una Colombia Humana que mire a la nación, no como un negocio sino como una misión social.