La ciudad de Montería, capital del departamento de Córdoba, va más adelantada que Valledupar como ciudad sostenible en el grupo de ocho ciudades colombianas que se beneficiarán con el Programa ‘Ciudades Sostenibles y Competitivas’, que promueve el Banco Interamericano de Desarrollo –BID- con recursos de la Unión Europea y la Agencia Francesa de Desarrollo.
Para que Valledupar sea una de esas ciudades debe pasar seis etapas, ya ha logrado tres con el estudio de Huella Urbana que acaba de entregar la firma española IDOM al alcalde Socarrás, el cual hicieron durante seis meses. La huella urbana es la radiografía de la ciudad de los temas en que está bien, aquellos en los que puede mejorar y aquellos en que es urgente actuar.
Este programa del BID busca darles a las ciudades integrantes herramientas de planificación de largo plazo, en la que están identificadas y priorizadas las acciones estratégicas para mejorar su desempeño.
Por eso es importante este estudio, que aunque se da al finalizar el gobierno municipal actual, debe ser fundamental en el desarrollo de la ciudad en los próximos años, independiente de quién llegue a la silla municipal, porque analiza aspectos ambientales, urbanos y comportamiento social frente al desarrollo municipal.
Destacamos lo que dijo el representante de la firma española, Daniel Rubio, sobre la Huella Urbana de Valledupar: “Es incluyente, bien pensado y acorde al desarrollo de las ciudades del futuro, en donde planean las ciudades y se piensa en la gente y los recursos naturales”. En lo sucesivo los gobernantes no tendrán que pagar más estudios, hoy la ciudad cuenta con suficientes cartas de navegación (POT, PEMP, Ciudades Sostenibles, Plan Maestro), sólo haría falta ponerlos en práctica.
La ciudad tiene documentados los temas sobre mitigación de los gases de efecto invernadero, vulnerabilidad y riesgos naturales y un estudio relacionado con el crecimiento de la huella urbana, que analiza bien la situación actual, problemas y oportunidades relacionadas con la planificación del Municipio.
Es importante que queda claro, una vez más, la arborización como riqueza forestal, la cultura vallenata tan marcada en la identidad de los ciudadanos, la trama urbana, la armonía con los sistemas montañosos, así como sus corrientes hídricas. Todo está en el papel, tenemos elementos muy positivos, que deben traducirse en un mejor entorno. Del dicho al hecho hay mucho trecho, pero por alguna parte se debe comenzar para lograr una mejor ciudad.