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Huele a paz

Significativo, diciente y simbólico, son los calificativos con los que se puede describir lo que ocurrió ayer en La Habana, Cuba, donde el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el jefe del secretariado de las Farc, Rodrigo Londoño Echeverri (alias Timochenko), se estrecharon la mano luego del anuncio de la posible firma de la finalización del conflicto en seis meses, es decir en marzo de 2016, y sesenta días después, en junio, la dejación de las armas por parte de los miembros de esta guerrilla.

Un día histórico para el proceso de paz que inició hace casi tres años en Cuba, que entre aciertos y desaciertos, parece que va a tener un final feliz. El hecho de que se haya dado un acuerdo en el punto de justicia es un gran avance que no deja duda de la intención de las dos partes de firmar la paz. Reafirmaron los puntos acordados a la fecha en el tema de tierras (Hacia un nuevo campo colombiano: Reforma Rural Integral), participación política (Apertura democrática para construir la paz) y narcotráfico (Solución al problema de las drogas ilícitas).

Y se destaca el nuevo componente de justicia con el que crean una Jurisdicción Especial para la Paz, que comprende Salas de Justicia y un Tribunal para la Paz. Las primeras para “acabar con la impunidad, obtener verdad, contribuir a la reparación de las víctimas y juzgar e imponer sanciones a los responsables de los graves delitos cometidos durante el conflicto armado, particularmente los más graves y representativos, garantizando la no repetición”. Quedó claro en el comunicado conjunto emitido por el Gobierno Nacional y las Farc, compuesto por diez puntos, todos los avances de este proceso.

¿Qué viene ahora? Prepararse para un escenario de postconflicto. El Cesar con sus más de 350 mil víctimas hasta ahora registradas en la Unidad de Víctimas tiene un gran reto. Esta es una región que ha vivido el conflicto descarnado, que ha sufrido la guerra cruelmente, y por eso debe ser un territorio modelo para comenzar a desmontar todo ese pasado.

Desde ya deben crearse colectivos enfocados a ese escenario, no podemos esperar que llegue marzo para comenzar a planear cómo será el postconflicto. Gobernador, alcaldes, instituciones, víctimas, academia, iglesia, empresarios, ciudadanos, deben apuntar al mismo objetivo: la paz.

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