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Hay que revisar el diseño de los programas nutricionales

La semana anterior los medios escritos, radiales y televisivos hicieron eco al problema que presentan los programas de nutrición escolar. Con justificadas razones se ha puesto la lupa sobre el irracional comportamiento de algunos operadores de programas.

He conocido una decena de estudios, que indican que: el mal no es solo de operación, si no que existen problemas de diseño de la política y sus programas. Por tanto, hay que aprovechar la coyuntura para meterle mano a esta problemática, más allá de multar o cambiar operadores.

Es hora de revisar los diseños, porque hay que abolir un supuesto que ha hecho carrera, que es: “la desnutrición se supera entregando raciones de comida abundantes y de calidad”. Bajo este supuesto, el ciudadano no es sujeto de atención, sino un objeto de cobertura del programa, allí es donde actúa la racionalidad económica del operador del servicio.

Según algunos estudios (por ej: mente, sociedad y conducta, del Banco Mundial), la reducción de la desnutrición pasa por la combinación de tres elementos: emocionales, fisiológicos y del entorno. Sin embargo, los programas actuales solo trabajan el fisiológico, a través de la entrega de la ración. Recientemente con la fundación Ayúdanos y Karuna life coach, participé en un pequeño trabajo de investigación que me mostró cómo los factores emocionales y del entorno, inciden para la permanencia del problema, así existan entregas de raciones alimentarias.

Por ejemplo, en el caso de la alimentación escolar, un niño objeto de atención, difícilmente logrará salir de su estado sí no tiene condiciones apropiadas para el disfrute del alimento entregado. Sí se ve sometido al hostigamiento por parte de los operadores del comedor, para que ingiera rápido el alimento. Sí no tiene conciencia de la alimentación, porque en su hogar la presencia de este, es precaria.

El problema de los programas nutricionales nos invita a pensar críticamente las políticas públicas como experimentos, alertando contra los riesgos de la imposición de panaceas políticas o conceptuales en sociedades particulares. No podemos seguir con diseños de programas nutricionales iguales para el Cauca y La Guajira, diferenciarlos no es solo cambiar la minuta, como se hace hoy día.

Se trata de tener programas que alineen lo emocional, fisiológico y el entorno. Ojalá los candidatos (alcaldía y gobernación), no sigan hablando que para solucionar el problema, hay que dar raciones abundantes y de calidad. Hay más de una centena de experiencias con la cual documentarse, porque una vez elegido, no habrá tiempo.

Por Roberto Carlos Núñez

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