Se acabó el Festival Vallenato 2014 en homenaje al cantautor Diomedes Díaz. Seis coronas reposan hoy sobre los reyes elegidos, los ganadores escogidos por los jurados y los responsables de acompañar a la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata en su objeto social de promocionar el folclor vallenato en Colombia y fuera de ella.
Los ganadores de este Festival no son sólo los reyes vallenatos. Los ganadores son todos los participantes: los grupos de piloneras, los acordeoneros Infantiles, Juveniles, Aficionados y Profesionales, los verseadores que estuvieron en la Piqueria y los compositores de la Canción Inédita. El hecho de inscribirse, venir a Valledupar (la mayoría provenientes de otras regiones del país), presentarse ante el público y los jurados para mostrar sus fortalezas musicales, es ganancia.
Otros ganadores son las empresas legalmente constituidas que apoyaron este evento, los ciudadanos que tuvieron la oportunidad de disfrutar de múltiples espectáculos, los hoteles de la ciudad que hospedaron a cientos de visitantes de manera cálida y alegre, los medios de comunicación que informaron de manera oportuna los detalles del Festival Vallenato.
Ganó la ciudadanía que percibió la seguridad desplegada por las autoridades, a tal punto que se registraron bajos índices de homicidios durante la fiesta, ganó el río Guatapurí que contó con visitantes conscientes del cuidado que se le debe dar a este afluente, los artesanos que atendieron la demanda de los turistas que acudieron a ellos en busca de un recuerdo de esta tierra, los restaurantes, el comercio en general que se dinamizó en estos días.
Este Festival Vallenato también dejó perdedores. A nivel político, el alcalde Freddys Socarrás y el gobernador Luis Alberto Monsalvo que protagonizaron una pelea, cuyo único saldo fue la exposición mediática a nivel nacional en una medición de poderes sin necesidad, que deteriora la imagen de ambos (por el bien de la ciudad, ojalá estas diferencias no sigan). En el ámbito urbano perdió la ciudad con el mal uso del espacio público, los daños ocasionados a los jardines de las glorietas ‘Mi pedazo de acordeón’ y ‘La pilonera mayor’, que fueron destruidos, perdió el transporte formal con la competencia desleal de vehículos no autorizados para este servicio, perdió la Policía Nacional que no aprovechó la oportunidad de ejemplarizar a los conductores ebrios que abundaban en las calles vallenatas, especialmente a la salida de los espectáculos musicales -afortunadamente no hubo accidentes fatales-.
Estas experiencias positivas y negativas alimentan a los organizadores, a las autoridades y a los ciudadanos para mejorar y mostrar una mejor ciudad.