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Columnista - 8 mayo, 2017

Gabriel García Márquez: Su afición por la música

Nada atinente a este personaje deja de sorprendernos. Al esculcar en mis archivos, leer y releer algunos artículos periodísticos encuentro algo que todos sabemos, su afición e inspiración por la música vallenata, traducida en el bastante trajinado ribete: “Cien años de Soledad es un vallenato de cuatrocientas paginas”, nos habla de su afición por la […]

Nada atinente a este personaje deja de sorprendernos. Al esculcar en mis archivos, leer y releer algunos artículos periodísticos encuentro algo que todos sabemos, su afición e inspiración por la música vallenata, traducida en el bastante trajinado ribete: “Cien años de Soledad es un vallenato de cuatrocientas paginas”, nos habla de su afición por la música y en las crónicas sobre este tema escritos en El Universal y el diario El Espectador. Pero no sabía que fuera un melómano y que su obra estuviera permeada no sólo por la música caribeña, sino que hace todo un recorrido por autores de diversos países europeos.

Su pasión por la música reflejada en su obra y en su vida misma, fue grande. Decía que tenía más discos que libros.

Entonces no sorprende que sobre su obra haya porros, fandangos, tangos. Pero, lo que más tuvo que ver con su vida y sus libros eran “los cantos vallenatos, sobre lo que me he referido en vario de mis escritos, cómo en sus cortas vivencias por estas tierras tras el rastro de sus antepasados y su permanencia en La Paz, Villanueva, entre otros, la música de los maestros Rafael Escalona y Leandro Díaz, canción para “una muerte anunciada” de Lisandro Meza, alimenta de manera notoria su escritura, en especial ‘Cien años de soledad’ y ‘El amor en los tiempos del cólera’. Sin embargo, afirma que en ese momento también escuchaba música de extranjeros como Debussy y los Beatles. Y por supuesto no podía faltar la afición por el bolero

Sus escritos están ligados a la cultura popular. Esto da mérito para entender la coherencia entre la obra del Nobel y la canción ‘Agua de luna’ de Rubén Blades, ‘Me voy pa’ Macondo’, canciones de Graciela Arango Tobón, ‘Cien años de Macondo’ (Daniel Díez Canseco)  y ‘Años de Soledad’ de Astor Piazzola tango instrumental. Y no faltan las piezas donde campea el estilo académico como ‘El Oratorio a la Soledad de América Latina’ (1992) del compositor belga Dirk Brossé, basado en el discurso pronunciado en la entrega del Nobel.

Son variados los temas musicales alrededor de su obra, elaborada en especial por europeos. Un detalle digno de destacar es que Carlos Fuentes y García Márquez para recolectar algunos recursos para sostenerse en París, cantaron rancheras y sones cubanos. Noticia que se conoció en 2003, cuando la agente literaria Carmen Balcells, anunció la edición de un disco donde cantaba además, Julio Cortázar autor de ‘Rayuela’, el cual aún se sigue esperando.

Gustavo Cobo Borda dice que los sonidos tuvieron para Gabo, una influencia decisiva en su obra literaria.

Vislumbraba así un país mejor” donde la convivencia sea factible y la exultación eufórica del espíritu, trascendiendo sus ataduras terrestres, permite sobrellevar y trascender el peso de una violencia sucia y milenaria”, afirma en su ensayo Cobo Borda. El periodista Jaime Andrade Manosalve ha escrudiñado este tema.

Por Giomar Lucía Guerra Bonilla

 

Columnista
8 mayo, 2017

Gabriel García Márquez: Su afición por la música

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Giomar Lucía Guerra Bonilla

Nada atinente a este personaje deja de sorprendernos. Al esculcar en mis archivos, leer y releer algunos artículos periodísticos encuentro algo que todos sabemos, su afición e inspiración por la música vallenata, traducida en el bastante trajinado ribete: “Cien años de Soledad es un vallenato de cuatrocientas paginas”, nos habla de su afición por la […]


Nada atinente a este personaje deja de sorprendernos. Al esculcar en mis archivos, leer y releer algunos artículos periodísticos encuentro algo que todos sabemos, su afición e inspiración por la música vallenata, traducida en el bastante trajinado ribete: “Cien años de Soledad es un vallenato de cuatrocientas paginas”, nos habla de su afición por la música y en las crónicas sobre este tema escritos en El Universal y el diario El Espectador. Pero no sabía que fuera un melómano y que su obra estuviera permeada no sólo por la música caribeña, sino que hace todo un recorrido por autores de diversos países europeos.

Su pasión por la música reflejada en su obra y en su vida misma, fue grande. Decía que tenía más discos que libros.

Entonces no sorprende que sobre su obra haya porros, fandangos, tangos. Pero, lo que más tuvo que ver con su vida y sus libros eran “los cantos vallenatos, sobre lo que me he referido en vario de mis escritos, cómo en sus cortas vivencias por estas tierras tras el rastro de sus antepasados y su permanencia en La Paz, Villanueva, entre otros, la música de los maestros Rafael Escalona y Leandro Díaz, canción para “una muerte anunciada” de Lisandro Meza, alimenta de manera notoria su escritura, en especial ‘Cien años de soledad’ y ‘El amor en los tiempos del cólera’. Sin embargo, afirma que en ese momento también escuchaba música de extranjeros como Debussy y los Beatles. Y por supuesto no podía faltar la afición por el bolero

Sus escritos están ligados a la cultura popular. Esto da mérito para entender la coherencia entre la obra del Nobel y la canción ‘Agua de luna’ de Rubén Blades, ‘Me voy pa’ Macondo’, canciones de Graciela Arango Tobón, ‘Cien años de Macondo’ (Daniel Díez Canseco)  y ‘Años de Soledad’ de Astor Piazzola tango instrumental. Y no faltan las piezas donde campea el estilo académico como ‘El Oratorio a la Soledad de América Latina’ (1992) del compositor belga Dirk Brossé, basado en el discurso pronunciado en la entrega del Nobel.

Son variados los temas musicales alrededor de su obra, elaborada en especial por europeos. Un detalle digno de destacar es que Carlos Fuentes y García Márquez para recolectar algunos recursos para sostenerse en París, cantaron rancheras y sones cubanos. Noticia que se conoció en 2003, cuando la agente literaria Carmen Balcells, anunció la edición de un disco donde cantaba además, Julio Cortázar autor de ‘Rayuela’, el cual aún se sigue esperando.

Gustavo Cobo Borda dice que los sonidos tuvieron para Gabo, una influencia decisiva en su obra literaria.

Vislumbraba así un país mejor” donde la convivencia sea factible y la exultación eufórica del espíritu, trascendiendo sus ataduras terrestres, permite sobrellevar y trascender el peso de una violencia sucia y milenaria”, afirma en su ensayo Cobo Borda. El periodista Jaime Andrade Manosalve ha escrudiñado este tema.

Por Giomar Lucía Guerra Bonilla