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Columnista - 5 junio, 2020

Gabo y sus legados a la cultura

El mundo recuerda a Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura 1982, como un extraordinario escritor, maestro del cuento y la novela. Igual, son reconocidos los reportajes, crónicas y artículos de García Márquez, que, en materia de periodismo, también fue un maestro. Esas dos facetas del escritor son, quizás, las que más se conocen de […]

El mundo recuerda a Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura 1982, como un extraordinario escritor, maestro del cuento y la novela. Igual, son reconocidos los reportajes, crónicas y artículos de García Márquez, que, en materia de periodismo, también fue un maestro. Esas dos facetas del escritor son, quizás, las que más se conocen de uno de los colombianos más ilustres de todos los tiempos.

Hace pocas semanas, en marzo, con motivo de una conmemoración más de su nacimiento, y en abril, con motivo de un aniversario de su fallecimiento, se publicaron algunos artículos  por allí recordando la obra del cataquero universal. Hoy quiero destacar otras facetas de Nobel, que era una persona de una gran disciplina y que buscaba hacer bien las cosas que se proponía; además, me cuentan personas muy cercanas a él, a pesar de su gran exigencia, sabía trabajar en equipo y con el buen sentido del humor caribe que nunca lo abandonó.

Uno de esos legados, sin lugar a dudas, y así se le reconoce, fue el aporte de García Márquez a la promoción del vallenato y a su difusión y conservación. Esta música era la de él, la sentía suya, como buen magdalenense que era, y de allí su intensa amistad con Rafael Escalona, Consuelo Araujo, y con músicos como Emiliano Zuleta Baquero; con bohemios como Poncho Cotes, Andrés Becerra; Leandro Díaz y Toño Salas, entre muchos otros. Gabo se sentía vallenato, más allá de hombre caribe, como le gustaba a él describirse. De allí que varios festivales  vallenatos se hicieron en su honor y también que fuera jurado en los mismos.

Pero, en su sabiduría, comprendía que el vallenato tenía que cambiar y en una entrevista a Ernesto McCausland, así lo reconoció: “Sería absurdo pretender que el vallenato no cambie. A mí me gustan los tradicionales, los más narrativos, pero también los nuevos, no recuerdo alguno, ahora, pero me gustan. Y esta música, también como la novela, tiene que cambiar. No estoy de acuerdo con una visión académica del vallenato que quiera mantenerlo quieto, congelado, eso es imposible”, decía.

Pero, además de aportar a la gestación del Festival y de nuestra música vallenata. Gabriel García Márquez, cinéfilo empedernido, y director de cine frustrado, así se lo reconoce a Gerald Martín, en su biografía autorizada, Gabo, creó, con sede en Cuba, una Fundación para el fomento del Cine Latinoamericano, que ha sido fundamental para el desarrollo del séptimo arte en nuestro continente. Ese fue otro gran legado suyo invaluable.

Y adicionalmente, y ese era el tema de esta nota, el periodismo siempre fue su gran pasión. Gabo creó la Fundación para un nuevo periodismo latinoamericano, con sede en Cartagena. Esa Fundación Gabo, como se le conoce en la actualidad, bajo la dirección de Jaime Abello Banfi, ha realizado una labor invaluable por el cultivo del buen periodismo en Colombia y toda América Latina. Son cientos de talleres, foros, y libros publicados, a favor del periodismo serio, responsable, bien escrito y bien hecho.

Para el laureado escritor, tan importante como la veracidad, la responsabilidad y la ética, era la estética en el periodismo; al que siempre consideró como un género literario. Esos fueron otros grandes legados de Gabo a la cultura nacional y mundial, aparte de su destacada obra literaria.

Columnista
5 junio, 2020

Gabo y sus legados a la cultura

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Carlos Alberto Maestre

El mundo recuerda a Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura 1982, como un extraordinario escritor, maestro del cuento y la novela. Igual, son reconocidos los reportajes, crónicas y artículos de García Márquez, que, en materia de periodismo, también fue un maestro. Esas dos facetas del escritor son, quizás, las que más se conocen de […]


El mundo recuerda a Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura 1982, como un extraordinario escritor, maestro del cuento y la novela. Igual, son reconocidos los reportajes, crónicas y artículos de García Márquez, que, en materia de periodismo, también fue un maestro. Esas dos facetas del escritor son, quizás, las que más se conocen de uno de los colombianos más ilustres de todos los tiempos.

Hace pocas semanas, en marzo, con motivo de una conmemoración más de su nacimiento, y en abril, con motivo de un aniversario de su fallecimiento, se publicaron algunos artículos  por allí recordando la obra del cataquero universal. Hoy quiero destacar otras facetas de Nobel, que era una persona de una gran disciplina y que buscaba hacer bien las cosas que se proponía; además, me cuentan personas muy cercanas a él, a pesar de su gran exigencia, sabía trabajar en equipo y con el buen sentido del humor caribe que nunca lo abandonó.

Uno de esos legados, sin lugar a dudas, y así se le reconoce, fue el aporte de García Márquez a la promoción del vallenato y a su difusión y conservación. Esta música era la de él, la sentía suya, como buen magdalenense que era, y de allí su intensa amistad con Rafael Escalona, Consuelo Araujo, y con músicos como Emiliano Zuleta Baquero; con bohemios como Poncho Cotes, Andrés Becerra; Leandro Díaz y Toño Salas, entre muchos otros. Gabo se sentía vallenato, más allá de hombre caribe, como le gustaba a él describirse. De allí que varios festivales  vallenatos se hicieron en su honor y también que fuera jurado en los mismos.

Pero, en su sabiduría, comprendía que el vallenato tenía que cambiar y en una entrevista a Ernesto McCausland, así lo reconoció: “Sería absurdo pretender que el vallenato no cambie. A mí me gustan los tradicionales, los más narrativos, pero también los nuevos, no recuerdo alguno, ahora, pero me gustan. Y esta música, también como la novela, tiene que cambiar. No estoy de acuerdo con una visión académica del vallenato que quiera mantenerlo quieto, congelado, eso es imposible”, decía.

Pero, además de aportar a la gestación del Festival y de nuestra música vallenata. Gabriel García Márquez, cinéfilo empedernido, y director de cine frustrado, así se lo reconoce a Gerald Martín, en su biografía autorizada, Gabo, creó, con sede en Cuba, una Fundación para el fomento del Cine Latinoamericano, que ha sido fundamental para el desarrollo del séptimo arte en nuestro continente. Ese fue otro gran legado suyo invaluable.

Y adicionalmente, y ese era el tema de esta nota, el periodismo siempre fue su gran pasión. Gabo creó la Fundación para un nuevo periodismo latinoamericano, con sede en Cartagena. Esa Fundación Gabo, como se le conoce en la actualidad, bajo la dirección de Jaime Abello Banfi, ha realizado una labor invaluable por el cultivo del buen periodismo en Colombia y toda América Latina. Son cientos de talleres, foros, y libros publicados, a favor del periodismo serio, responsable, bien escrito y bien hecho.

Para el laureado escritor, tan importante como la veracidad, la responsabilidad y la ética, era la estética en el periodismo; al que siempre consideró como un género literario. Esos fueron otros grandes legados de Gabo a la cultura nacional y mundial, aparte de su destacada obra literaria.