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Editorial - 7 octubre, 2020

Frente al despilfarro de la plaza de Becerril se siguen anunciando inútiles obras

Más que la estructura o la calidad de la obra o el incumplimiento del contratista, debió llamarle la atención a la Contraloría General de la República, que se haya planeado y construido una plaza en Becerril de 30.000 metros cuadrados y de $20 mil millones para albergar en eventos entre 60 y 100.000 mil personas cuando en la cabecera municipal -incluyendo bebés, niños, jóvenes y mayores- habitan solo 17.000 personas. En el municipio -que contrató la obra- hay 23.308 habitantes.

Más que la estructura o la calidad de la obra o el incumplimiento del contratista, debió llamarle la atención a la Contraloría General de la República, que se haya planeado y construido una plaza en Becerril de 30.000 metros cuadrados y de $20 mil millones para albergar en eventos entre 60 y 100.000 mil personas cuando en la cabecera municipal -incluyendo bebés, niños, jóvenes y mayores- habitan solo 17.000 personas. En el municipio -que contrató la obra- hay 23.308 habitantes. 

Qué dijo la Contraloría, según transcribimos de nuestra noticia de ayer:

“…contrato de obra Nº OP-020 de 2018, para la construcción de la plaza de eventos Rosso Machado Cruz, por $19.699 millones, en el que se evidenció que se realizó sin el cumplimiento de requisitos legales. Esta obra tuvo un tiempo de ejecución desde el 15 de febrero de 2018 al 27 de noviembre de 2019, por un valor inicial de $18.495 millones, el cual con las adiciones alcanzó $19.699 millones, con fuentes de financiación de asignaciones directas por $17.952 millones, y el fondo de compensación regional por $1.746 millones.

En el recorrido realizado por el pavimento perimetral de la plaza, se observaron en algunos tramos de pavimento una serie de averías y deficiencias en las losas de concreto construidas y los bordillos, tales como: agrietamientos de forma de esquina, y transversal; desintegración, mezcla contaminada, desgaste prematuro, estancamiento de agua.

Las falencias evidencian la vulnerabilidad de la estructura construida, la deficiente calidad de la obra, labor de la interventoría y supervisión técnica por parte de la Alcaldía de Becerril e incumplimiento de las obligaciones por parte del contratista, establecidas en el contrato de obra 020-2018. Estas deficiencias disminuyen ostensiblemente la calidad de la obra y la capacidad de servicio de la estructura (vida útil), comprometiendo la calidad, estabilidad de la obra y generando un detrimento al patrimonio. En este sentido, la CGR configura un detrimento representado en las obras que presentan deficiencias técnicas y de calidad por $294 millones”.

¿Detrimento de $294 millones? No, una pérdida de la conciencia y razón humana, de $19.700 millones. Semejante cifra en Becerril y en cualquier parte, fruto de la asignación directa de regalías de la explotación del carbón, es inmensa.  ¿Por qué no hacer una obra más acorde con el tamaño, la población y en consideración a las otras necesidades de la gente -en su mayor parte muy humilde de Becerril- en su cabecera y corregimientos?

Ya entendemos por qué se habla del cemento, cuando, como acá, no se dejan arbolitos y antes había en el lugar un reforestado bello bosque; entendemos por qué se habla, sin profundidad de que el modelo minero no ha servido; entendemos por qué, sin razón, se les echa el agua sucia a las empresas mineras y se dice que sólo dejarán huecos. Y se siguen anunciando colosales obras sin proporcionalidad, uso sostenible y solo para satisfacer el capricho del gobernante de turno…  ¡y no pasa nada! 

Editorial
7 octubre, 2020

Frente al despilfarro de la plaza de Becerril se siguen anunciando inútiles obras

Más que la estructura o la calidad de la obra o el incumplimiento del contratista, debió llamarle la atención a la Contraloría General de la República, que se haya planeado y construido una plaza en Becerril de 30.000 metros cuadrados y de $20 mil millones para albergar en eventos entre 60 y 100.000 mil personas cuando en la cabecera municipal -incluyendo bebés, niños, jóvenes y mayores- habitan solo 17.000 personas. En el municipio -que contrató la obra- hay 23.308 habitantes.


Más que la estructura o la calidad de la obra o el incumplimiento del contratista, debió llamarle la atención a la Contraloría General de la República, que se haya planeado y construido una plaza en Becerril de 30.000 metros cuadrados y de $20 mil millones para albergar en eventos entre 60 y 100.000 mil personas cuando en la cabecera municipal -incluyendo bebés, niños, jóvenes y mayores- habitan solo 17.000 personas. En el municipio -que contrató la obra- hay 23.308 habitantes. 

Qué dijo la Contraloría, según transcribimos de nuestra noticia de ayer:

“…contrato de obra Nº OP-020 de 2018, para la construcción de la plaza de eventos Rosso Machado Cruz, por $19.699 millones, en el que se evidenció que se realizó sin el cumplimiento de requisitos legales. Esta obra tuvo un tiempo de ejecución desde el 15 de febrero de 2018 al 27 de noviembre de 2019, por un valor inicial de $18.495 millones, el cual con las adiciones alcanzó $19.699 millones, con fuentes de financiación de asignaciones directas por $17.952 millones, y el fondo de compensación regional por $1.746 millones.

En el recorrido realizado por el pavimento perimetral de la plaza, se observaron en algunos tramos de pavimento una serie de averías y deficiencias en las losas de concreto construidas y los bordillos, tales como: agrietamientos de forma de esquina, y transversal; desintegración, mezcla contaminada, desgaste prematuro, estancamiento de agua.

Las falencias evidencian la vulnerabilidad de la estructura construida, la deficiente calidad de la obra, labor de la interventoría y supervisión técnica por parte de la Alcaldía de Becerril e incumplimiento de las obligaciones por parte del contratista, establecidas en el contrato de obra 020-2018. Estas deficiencias disminuyen ostensiblemente la calidad de la obra y la capacidad de servicio de la estructura (vida útil), comprometiendo la calidad, estabilidad de la obra y generando un detrimento al patrimonio. En este sentido, la CGR configura un detrimento representado en las obras que presentan deficiencias técnicas y de calidad por $294 millones”.

¿Detrimento de $294 millones? No, una pérdida de la conciencia y razón humana, de $19.700 millones. Semejante cifra en Becerril y en cualquier parte, fruto de la asignación directa de regalías de la explotación del carbón, es inmensa.  ¿Por qué no hacer una obra más acorde con el tamaño, la población y en consideración a las otras necesidades de la gente -en su mayor parte muy humilde de Becerril- en su cabecera y corregimientos?

Ya entendemos por qué se habla del cemento, cuando, como acá, no se dejan arbolitos y antes había en el lugar un reforestado bello bosque; entendemos por qué se habla, sin profundidad de que el modelo minero no ha servido; entendemos por qué, sin razón, se les echa el agua sucia a las empresas mineras y se dice que sólo dejarán huecos. Y se siguen anunciando colosales obras sin proporcionalidad, uso sostenible y solo para satisfacer el capricho del gobernante de turno…  ¡y no pasa nada!