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Columnista - 3 abril, 2020

Escóndete un poquito

“Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras de ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación” Isaías 26,20 Todos reconocemos la necedad del camino del Hijo Pródigo, narrada magistralmente en el Evangelio de Lucas: Un joven que anhelaba una vida más plena, divertida y llena de […]

“Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras de ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación” Isaías 26,20

Todos reconocemos la necedad del camino del Hijo Pródigo, narrada magistralmente en el Evangelio de Lucas: Un joven que anhelaba una vida más plena, divertida y llena de todas aquellas cosas que nos hacen sentir vivos. Cansado de trabajar en los negocios familiares, pidió un adelanto de su herencia y partió en búsqueda de la gran vida que lo esperaba. La vida era demasiado corta para estar esperando el momento de empezar a vivir…  

Claro, nosotros conocemos el final de la historia; pero, la verdad es que a muchos de nosotros nos falta la herencia, pero no la filosofía de este muchacho. No poseemos planes a largo plazo, nuestra existencia gira en torno de las cosas que nos gustan o nos resultan placenteras. Pocos de nosotros poseemos la capacidad de anticiparnos a las consecuencias de esta forma de encarar la vida. Haciendo siempre lo que nos hace sentir bien, no incorporamos a nuestras vidas aquellas cosas que son esenciales para el futuro.

Si Analizamos la vida de los grandes siervos de Dios en las Escrituras, encontraremos que cada uno de ellos poseía la capacidad de entrar a un refugio secreto en tiempos de crisis, un lugar donde procuraban la comunión con su gran Dios. Allí, en el lugar secreto, derramaban su corazón delante del que vive y reina. ¡El alivio llegaba cuando corrían a refugiarse en los brazos del Señor!

Amados amigos: ¡Estamos viviendo tiempos de crisis! ¡Es necesario que nos refugiemos en Dios! Es necesario que vayamos al lugar secreto y cerrada la puerta, nos escondamos un poquito. El rey David, pasó por muchos momentos de crisis, pero especialmente recuerdo dos: Cuando huía de Saúl por el desierto de Judá y se escondía en los lugares altos y habitaba en un monte en el desierto de Zif. En otra ocasión, tuvo que huir al desierto para salvar su vida por causa de la rebelión de su hijo Absalón. En ambos casos sentimos su angustia personal en situaciones de dificultad.

En situaciones de crisis, como los que vivimos, debemos poseer la capacidad de tomar distancia entre la vida y las circunstancias que nos rodean; esto se logra, entrando en la presencia de Dios y procurando allí el alivio que necesitamos. Justamente, allí vendrá también una nueva perspectiva que nos permitirá percibir con otros ojos la realidad. Allí, se replantearán nuestros intereses y se volverán a alinear mis deseos con los de Dios. Allí, podremos exclamar con pasión: ¡Tú eres mi refugio!

Dios intenta evitarnos procesos de descubrimientos dolorosos. Las decisiones que tomamos hoy tienen consecuencias mañana. Muchas de las decisiones hoy, tal vez, no nos estimulen o no nos gusten, pero el día de mañana producirán un resultado con el cual podremos alegrarnos y gozarnos profundamente. ¡Busca al Señor, refúgiate en Dios! Quédate en casa, cierra la puerta, escóndete un poquito, por un momento, mientras pasa la indignación.

Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. escóndete en la presencia de Dios.

Mis oraciones para que Dios te cubra y te proteja. ¡Feliz aislamiento obligatorio!

Un virtual abrazo en Cristo.

Columnista
3 abril, 2020

Escóndete un poquito

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Valerio Mejía Araújo

“Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras de ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación” Isaías 26,20 Todos reconocemos la necedad del camino del Hijo Pródigo, narrada magistralmente en el Evangelio de Lucas: Un joven que anhelaba una vida más plena, divertida y llena de […]


“Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras de ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación” Isaías 26,20

Todos reconocemos la necedad del camino del Hijo Pródigo, narrada magistralmente en el Evangelio de Lucas: Un joven que anhelaba una vida más plena, divertida y llena de todas aquellas cosas que nos hacen sentir vivos. Cansado de trabajar en los negocios familiares, pidió un adelanto de su herencia y partió en búsqueda de la gran vida que lo esperaba. La vida era demasiado corta para estar esperando el momento de empezar a vivir…  

Claro, nosotros conocemos el final de la historia; pero, la verdad es que a muchos de nosotros nos falta la herencia, pero no la filosofía de este muchacho. No poseemos planes a largo plazo, nuestra existencia gira en torno de las cosas que nos gustan o nos resultan placenteras. Pocos de nosotros poseemos la capacidad de anticiparnos a las consecuencias de esta forma de encarar la vida. Haciendo siempre lo que nos hace sentir bien, no incorporamos a nuestras vidas aquellas cosas que son esenciales para el futuro.

Si Analizamos la vida de los grandes siervos de Dios en las Escrituras, encontraremos que cada uno de ellos poseía la capacidad de entrar a un refugio secreto en tiempos de crisis, un lugar donde procuraban la comunión con su gran Dios. Allí, en el lugar secreto, derramaban su corazón delante del que vive y reina. ¡El alivio llegaba cuando corrían a refugiarse en los brazos del Señor!

Amados amigos: ¡Estamos viviendo tiempos de crisis! ¡Es necesario que nos refugiemos en Dios! Es necesario que vayamos al lugar secreto y cerrada la puerta, nos escondamos un poquito. El rey David, pasó por muchos momentos de crisis, pero especialmente recuerdo dos: Cuando huía de Saúl por el desierto de Judá y se escondía en los lugares altos y habitaba en un monte en el desierto de Zif. En otra ocasión, tuvo que huir al desierto para salvar su vida por causa de la rebelión de su hijo Absalón. En ambos casos sentimos su angustia personal en situaciones de dificultad.

En situaciones de crisis, como los que vivimos, debemos poseer la capacidad de tomar distancia entre la vida y las circunstancias que nos rodean; esto se logra, entrando en la presencia de Dios y procurando allí el alivio que necesitamos. Justamente, allí vendrá también una nueva perspectiva que nos permitirá percibir con otros ojos la realidad. Allí, se replantearán nuestros intereses y se volverán a alinear mis deseos con los de Dios. Allí, podremos exclamar con pasión: ¡Tú eres mi refugio!

Dios intenta evitarnos procesos de descubrimientos dolorosos. Las decisiones que tomamos hoy tienen consecuencias mañana. Muchas de las decisiones hoy, tal vez, no nos estimulen o no nos gusten, pero el día de mañana producirán un resultado con el cual podremos alegrarnos y gozarnos profundamente. ¡Busca al Señor, refúgiate en Dios! Quédate en casa, cierra la puerta, escóndete un poquito, por un momento, mientras pasa la indignación.

Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. escóndete en la presencia de Dios.

Mis oraciones para que Dios te cubra y te proteja. ¡Feliz aislamiento obligatorio!

Un virtual abrazo en Cristo.