Aunque en los departamentos hay asociaciones de ingenieros, sus participantes aseguran que requieren una fuerza gremial regional que les permita incidir en las políticas agropecuarias y superar el individualismo.
En Valledupar inició la creación de la Asociación de Ingenieros Agrónomos de la costa Caribe con una asamblea realizada este viernes en las instalaciones de la Federación de Arroceros (Fedearroz), donde fue elegido el comité encargado de elaborar los estatutos y lograr la constitución jurídica de esta organización.
Se trata de ingenieros agrónomos de Cesar, La Guajira, Magdalena, Atlántico, Córdoba y Bolívar. No hubo representantes de los departamentos de Sucre y San Andrés y Providencia en el evento que reunió a alrededor de 100 de estos profesionales, quienes expusieron que el fin de asociarse a nivel regional es fortalecer la unidad del gremio y contribuir en el sector agropecuario y su producción.
Lea: Primer encuentro de ingenieros agrónomos de la costa Caribe será este viernes en Valledupar
“La ingeniería agronómica es una profesión de técnicos, quienes están capacitados para administrar empresas agropecuarias, para dar asistencia técnica a los cultivos, control de plagas y de malezas. Así como el médico atiende las enfermedades del ser humano, nosotros nos dedicamos a atender los procedimientos, crecimientos y fortalezas del sector agrícola”, explicó José Horlandy, del comité organizador del Cesar.
A pesar de su importancia para la economía, los ingenieros agrónomos atraviesan una especie de crisis que ha ido de la mano del debilitamiento del sector agrícola, lo cual ha desencadenado aumento del desempleo, baja remuneración y necesidad de un relevo generacional guiado por los veteranos del gremio, así como por la academia y su carácter innovador.
“Entre los años 60 y los años 80, la costa Caribe fue el primer productor de algodón del país y, especialmente, el departamento del Cesar fue el primer productor. Agustín Codazzi era la capital blanca del país, pero ese auge de la producción algodonera se vino a pique cuando, a partir de los años 80, aumentó el número de plagas en los cultivos y la cantidad de fumigaciones que tenían que hacer los agricultores no les era rentable para los precios que tenía en el mercado el algodón”, agregó Horlandy.
Esa crisis del algodón, sumada a la importación de productos por los tratados de libre comercio, menoscabó la participación y la importancia de la ingeniería agronómica en la región, aseguran los expertos, a pesar de que la costa es rica en producción agrícola, con cultivos como arroz, maíz, palma de aceite, yuca, plátano, y frijoles, pero la mayoría de las labores son desarrolladas en la informalidad y falta asociatividad entre los productores, técnicos y comerciantes.
EL PILÓN asistió a la asamblea y los agremiados aseguraron que aunque existen asociaciones de ingenieros por departamentos, la mayoría de sus miembros se caracterizan por un espíritu individualista, lo cual les impide afrontar los retos que les afectan en conjunto. Esto manifestaron algunas delegaciones:
En el Cesar, algunos ingenieros agrónomos hacen parte de Asoprocampo y buscan recuperar la confianza y promover la educación continúa para mejorar las técnicas agrícolas. Aunque el arroz ha enfrentado crisis, sigue siendo una fuente de empleo. Por su parte, en Córdoba, la región está reactivando el cultivo de palma de aceite. Aunque hay asociaciones, buscan mejorar la gremialidad y la asociatividad entre los productores.
En el Magdalena, la zona bananera enfrenta desafíos debido a la falta de articulación y de áreas para trabajar, lo que impide tomar decisiones frente a los efectos del cambio climático. Mientras tanto, en Bolívar, revisan si es viable revivir una asociación creada hace alrededor de 20 años, para aportar al mejoramiento de la producción de arroz y cacao, construcción de sistemas de riego, e incluir a más jóvenes y mujeres en los asuntos gremiales.
Desde La Guajira, el ingeniero Armando Olmedo, oriundo de Fonseca, reiteró el potencial de muchos municipios, pero asegura que no han podido avanzar porque requieren la tecnología del distrito de riego desde la represa del río Ranchería, obra de la que, según él, los agrónomos y agricultores no se han beneficiado porque primero está la necesidad de atender los acueductos.
Finalmente, en el Atlántico, el gremio de ingenieros está enfocado en hacer convenios con la universidad pública de ese departamento y la Universidad Nacional, Abierta y a Distancia (UNAD) e incidir así en la academia de modo que puedan aportar a las nuevas generaciones de ingenieros y actualizar los conocimientos de los agremiados.
Por Andrea Guerra Peña.
Aunque en los departamentos hay asociaciones de ingenieros, sus participantes aseguran que requieren una fuerza gremial regional que les permita incidir en las políticas agropecuarias y superar el individualismo.
En Valledupar inició la creación de la Asociación de Ingenieros Agrónomos de la costa Caribe con una asamblea realizada este viernes en las instalaciones de la Federación de Arroceros (Fedearroz), donde fue elegido el comité encargado de elaborar los estatutos y lograr la constitución jurídica de esta organización.
Se trata de ingenieros agrónomos de Cesar, La Guajira, Magdalena, Atlántico, Córdoba y Bolívar. No hubo representantes de los departamentos de Sucre y San Andrés y Providencia en el evento que reunió a alrededor de 100 de estos profesionales, quienes expusieron que el fin de asociarse a nivel regional es fortalecer la unidad del gremio y contribuir en el sector agropecuario y su producción.
Lea: Primer encuentro de ingenieros agrónomos de la costa Caribe será este viernes en Valledupar
“La ingeniería agronómica es una profesión de técnicos, quienes están capacitados para administrar empresas agropecuarias, para dar asistencia técnica a los cultivos, control de plagas y de malezas. Así como el médico atiende las enfermedades del ser humano, nosotros nos dedicamos a atender los procedimientos, crecimientos y fortalezas del sector agrícola”, explicó José Horlandy, del comité organizador del Cesar.
A pesar de su importancia para la economía, los ingenieros agrónomos atraviesan una especie de crisis que ha ido de la mano del debilitamiento del sector agrícola, lo cual ha desencadenado aumento del desempleo, baja remuneración y necesidad de un relevo generacional guiado por los veteranos del gremio, así como por la academia y su carácter innovador.
“Entre los años 60 y los años 80, la costa Caribe fue el primer productor de algodón del país y, especialmente, el departamento del Cesar fue el primer productor. Agustín Codazzi era la capital blanca del país, pero ese auge de la producción algodonera se vino a pique cuando, a partir de los años 80, aumentó el número de plagas en los cultivos y la cantidad de fumigaciones que tenían que hacer los agricultores no les era rentable para los precios que tenía en el mercado el algodón”, agregó Horlandy.
Esa crisis del algodón, sumada a la importación de productos por los tratados de libre comercio, menoscabó la participación y la importancia de la ingeniería agronómica en la región, aseguran los expertos, a pesar de que la costa es rica en producción agrícola, con cultivos como arroz, maíz, palma de aceite, yuca, plátano, y frijoles, pero la mayoría de las labores son desarrolladas en la informalidad y falta asociatividad entre los productores, técnicos y comerciantes.
EL PILÓN asistió a la asamblea y los agremiados aseguraron que aunque existen asociaciones de ingenieros por departamentos, la mayoría de sus miembros se caracterizan por un espíritu individualista, lo cual les impide afrontar los retos que les afectan en conjunto. Esto manifestaron algunas delegaciones:
En el Cesar, algunos ingenieros agrónomos hacen parte de Asoprocampo y buscan recuperar la confianza y promover la educación continúa para mejorar las técnicas agrícolas. Aunque el arroz ha enfrentado crisis, sigue siendo una fuente de empleo. Por su parte, en Córdoba, la región está reactivando el cultivo de palma de aceite. Aunque hay asociaciones, buscan mejorar la gremialidad y la asociatividad entre los productores.
En el Magdalena, la zona bananera enfrenta desafíos debido a la falta de articulación y de áreas para trabajar, lo que impide tomar decisiones frente a los efectos del cambio climático. Mientras tanto, en Bolívar, revisan si es viable revivir una asociación creada hace alrededor de 20 años, para aportar al mejoramiento de la producción de arroz y cacao, construcción de sistemas de riego, e incluir a más jóvenes y mujeres en los asuntos gremiales.
Desde La Guajira, el ingeniero Armando Olmedo, oriundo de Fonseca, reiteró el potencial de muchos municipios, pero asegura que no han podido avanzar porque requieren la tecnología del distrito de riego desde la represa del río Ranchería, obra de la que, según él, los agrónomos y agricultores no se han beneficiado porque primero está la necesidad de atender los acueductos.
Finalmente, en el Atlántico, el gremio de ingenieros está enfocado en hacer convenios con la universidad pública de ese departamento y la Universidad Nacional, Abierta y a Distancia (UNAD) e incidir así en la academia de modo que puedan aportar a las nuevas generaciones de ingenieros y actualizar los conocimientos de los agremiados.
Por Andrea Guerra Peña.