Una especie de cementerio clandestino han detectado las autoridades en este corregimiento al norte de Valledupar, luego del hallazgo de seis restos óseos en los últimos tres años.
Los alrededores de la finca Las Ovejitas, en jurisdicción de Río Seco, jurisdicción de Valledupar, se han convertido en un escenario de muerte y horror tras los macabros hallazgos que durante los últimos tres años han realizado en el sector.
El pasado martes, un campesino de la zona que como todos los días salió a arriar el ganado, tras el desvío de dos vacas ingresó a una zona inhóspita donde tuvo un espeluznante encuentro con la muerte, se topó con varios huesos de un esqueleto humano.
De inmediato, el jornalero buscó un teléfono para dar aviso a las autoridades que horas después desplegaron un equipo de policía judicial para practicar el levantamiento del cadáver en la zona boscosa ubicada cerca de la antigua vía a los corregimientos La Mina y Atánquez.
Los investigadores embalaron los restos óseos que quedaron a disposición del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, para su respectiva identificación mediante cotejos genéticos con personas que buscan a familiares desaparecidos.
Los restos corresponden a un cráneo, una mandíbula, dos fémures, una caja dental, dos partes de columna vertebral, dos antebrazos y dos huesos de la pelvis. Además, las autoridades encontraron una camándula, un pantalón oscuro talla 36 y un chaleco con logo que dice colegio Codelma.
Investigaciones
Según el comandante operativo de la Policía en el Cesar, coronel Jorge Urquijo, hay un trabajo interinstitucional para aclarar el caso que se suma a los encontrados en 2011 y 2012.
“Estamos haciendo coordinaciones con Fiscalía, el grupo de N.N. y desaparecidos y el grupo de vida de la Policía y Medicina Legal para determinar a quién corresponden estos restos óseos”, precisó el oficial.
Los muertos de Río Seco
El 15 de junio de 2011, a las instalaciones de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Valledupar, fueron ingresados los restos de tres personas encontrados por un campesino cerca de la finca Las Ovejitas.
Uno de los restos tenía una chaqueta de motociclista con las iniciales M06B, al parecer de la placa de una moto. También tenía cinturón blanco con una hebilla metálica y zapatos negros de marca Ducati.
Posteriormente, 40 metros más adelante, los investigadores de la Sijín hallaron los huesos de otra persona que portaba una media blanca y pedazos de pantalón color beis.
Y el tercer cuerpo estaba a siete metros de la antigua vía a La Mina, con pantalón jean color azul de marca Gacel, una camisa azul marca Templus y un par de guantes negros de motociclista con el estampado de una calavera, ropa interior tipo bóxer color blanco estampado con el número 79 y un par de tenis negros.
En diciembre de 2011, en la misma zona fue hallada una osamenta humana con las mismas característica de los restos encontrados seis meses atrás.
En enero de 2012, otros restos óseos fueron encontrados en la zona inhóspita del corregimiento de Río Seco. Junto a los restos de la víctima encontraron un bóxer color rojo, una correa de lona con una hebilla Nike, un suéter tipo polo, una camisilla y un chaleco con las letras PHA 45B, de color negro, por lo que se presume que la persona era mototaxista.
En su momento, las autoridades presumieron que se trataba de mototaxistas de Valledupar que fueron víctimas de ladrones de motos. El Grupo de Identificación de N.N. y Búsqueda de Desaparecidos del CTI de la Fiscalía, precisó que en esta capital en 2011, fueron reportadas las desapariciones de dos mototaxistas y tres casos más en el 2012, de los cuales uno fue encontrado muerto.
¿Víctimas de ‘El monstruo de Tenerife’?
Luis Eduardo Vega, excorregidor de Río Seco, recuerda que esta siempre ha sido una zona golpeada por la violencia, inicialmente con la guerrilla y luego con los paramilitares que dejaron cientos de víctimas.
“Es una zona donde casi no hay tráfico, es solitaria. Esa era la vía a Atánquez, La Mina, Chemesquema y Guatapurí, pero la abandonaron luego de la construcción de la vía a Patillal, quedó siendo de los grupos armados al margen de la ley como guerrillas y paramilitares”, recordó.
Sin embargo, de los crímenes contra mototaxistas explicó que según investigaciones de las autoridades el responsable sería ‘El monstruo de Tenerife’.
“Un señor que cogía a los de la moto, los amarraba y aparecían como si se fueran ahorcados. Ahí se encontraron varios restos y al parecer era ese señor, les robaba las motos y morían de hambre y sed por estar amarrados. Ese es el rumor, inclusive dicen que tiene familia en La Mina”, así se refirió sobre Luis Gregorio Ramírez, llamado el ‘El monstruo de Tenerife’, señalado de haber matado a por lo menos 20 mototaxistas en Santander, Córdoba, Magdalena y Cesar.
Luego de dos años de seguimiento, interceptaciones telefónicas y allanamientos, la Policía capturó en Santa Marta a Ramírez. El hombre habría cometido seis asesinatos en Barrancabermeja, nueve en Valledupar y cuatro más en Codazzi, Puerto Wilches, Montelíbano y Santa Marta.
Tras la captura, el coronel Ramiro Castrillón, entonces comandante de la Policía en el Magdalena Medio, precisó que en un uno de los allanamientos realizados a los sitios donde dormía Ramírez se hallaron las cédulas de varios de los mototaxistas asesinados.
“Era un asesino en serie. Un psicópata que recorría el país y se ganaba la confianza de los transportadores informales, a los que engañaba ofreciéndoles aparentes servicios a zonas rurales. Cuando estaba en lugares apartados los sometía y los amarraba a árboles, donde las víctimas morían asfixiadas”, narró el oficial.
A pesar de que las autoridades lo han vinculado con cerca de 20 muertes, tras ser hallados en su casa en Santa Marta objetos de personas que murieron en similares circunstancias de tortura en cuatro departamentos, aún no se ha abierto un proceso formal en su contra por las muertes.
Actualmente paga una pena de 34 años y seis meses de prisión por los delitos de homicidio agravado y hurto calificado tras haber confesado que mató al mototaxista Jhon Jairo Amador, en mayo del 2012 en Barrancabermeja.
Una especie de cementerio clandestino han detectado las autoridades en este corregimiento al norte de Valledupar, luego del hallazgo de seis restos óseos en los últimos tres años.
Los alrededores de la finca Las Ovejitas, en jurisdicción de Río Seco, jurisdicción de Valledupar, se han convertido en un escenario de muerte y horror tras los macabros hallazgos que durante los últimos tres años han realizado en el sector.
El pasado martes, un campesino de la zona que como todos los días salió a arriar el ganado, tras el desvío de dos vacas ingresó a una zona inhóspita donde tuvo un espeluznante encuentro con la muerte, se topó con varios huesos de un esqueleto humano.
De inmediato, el jornalero buscó un teléfono para dar aviso a las autoridades que horas después desplegaron un equipo de policía judicial para practicar el levantamiento del cadáver en la zona boscosa ubicada cerca de la antigua vía a los corregimientos La Mina y Atánquez.
Los investigadores embalaron los restos óseos que quedaron a disposición del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, para su respectiva identificación mediante cotejos genéticos con personas que buscan a familiares desaparecidos.
Los restos corresponden a un cráneo, una mandíbula, dos fémures, una caja dental, dos partes de columna vertebral, dos antebrazos y dos huesos de la pelvis. Además, las autoridades encontraron una camándula, un pantalón oscuro talla 36 y un chaleco con logo que dice colegio Codelma.
Investigaciones
Según el comandante operativo de la Policía en el Cesar, coronel Jorge Urquijo, hay un trabajo interinstitucional para aclarar el caso que se suma a los encontrados en 2011 y 2012.
“Estamos haciendo coordinaciones con Fiscalía, el grupo de N.N. y desaparecidos y el grupo de vida de la Policía y Medicina Legal para determinar a quién corresponden estos restos óseos”, precisó el oficial.
Los muertos de Río Seco
El 15 de junio de 2011, a las instalaciones de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Valledupar, fueron ingresados los restos de tres personas encontrados por un campesino cerca de la finca Las Ovejitas.
Uno de los restos tenía una chaqueta de motociclista con las iniciales M06B, al parecer de la placa de una moto. También tenía cinturón blanco con una hebilla metálica y zapatos negros de marca Ducati.
Posteriormente, 40 metros más adelante, los investigadores de la Sijín hallaron los huesos de otra persona que portaba una media blanca y pedazos de pantalón color beis.
Y el tercer cuerpo estaba a siete metros de la antigua vía a La Mina, con pantalón jean color azul de marca Gacel, una camisa azul marca Templus y un par de guantes negros de motociclista con el estampado de una calavera, ropa interior tipo bóxer color blanco estampado con el número 79 y un par de tenis negros.
En diciembre de 2011, en la misma zona fue hallada una osamenta humana con las mismas característica de los restos encontrados seis meses atrás.
En enero de 2012, otros restos óseos fueron encontrados en la zona inhóspita del corregimiento de Río Seco. Junto a los restos de la víctima encontraron un bóxer color rojo, una correa de lona con una hebilla Nike, un suéter tipo polo, una camisilla y un chaleco con las letras PHA 45B, de color negro, por lo que se presume que la persona era mototaxista.
En su momento, las autoridades presumieron que se trataba de mototaxistas de Valledupar que fueron víctimas de ladrones de motos. El Grupo de Identificación de N.N. y Búsqueda de Desaparecidos del CTI de la Fiscalía, precisó que en esta capital en 2011, fueron reportadas las desapariciones de dos mototaxistas y tres casos más en el 2012, de los cuales uno fue encontrado muerto.
¿Víctimas de ‘El monstruo de Tenerife’?
Luis Eduardo Vega, excorregidor de Río Seco, recuerda que esta siempre ha sido una zona golpeada por la violencia, inicialmente con la guerrilla y luego con los paramilitares que dejaron cientos de víctimas.
“Es una zona donde casi no hay tráfico, es solitaria. Esa era la vía a Atánquez, La Mina, Chemesquema y Guatapurí, pero la abandonaron luego de la construcción de la vía a Patillal, quedó siendo de los grupos armados al margen de la ley como guerrillas y paramilitares”, recordó.
Sin embargo, de los crímenes contra mototaxistas explicó que según investigaciones de las autoridades el responsable sería ‘El monstruo de Tenerife’.
“Un señor que cogía a los de la moto, los amarraba y aparecían como si se fueran ahorcados. Ahí se encontraron varios restos y al parecer era ese señor, les robaba las motos y morían de hambre y sed por estar amarrados. Ese es el rumor, inclusive dicen que tiene familia en La Mina”, así se refirió sobre Luis Gregorio Ramírez, llamado el ‘El monstruo de Tenerife’, señalado de haber matado a por lo menos 20 mototaxistas en Santander, Córdoba, Magdalena y Cesar.
Luego de dos años de seguimiento, interceptaciones telefónicas y allanamientos, la Policía capturó en Santa Marta a Ramírez. El hombre habría cometido seis asesinatos en Barrancabermeja, nueve en Valledupar y cuatro más en Codazzi, Puerto Wilches, Montelíbano y Santa Marta.
Tras la captura, el coronel Ramiro Castrillón, entonces comandante de la Policía en el Magdalena Medio, precisó que en un uno de los allanamientos realizados a los sitios donde dormía Ramírez se hallaron las cédulas de varios de los mototaxistas asesinados.
“Era un asesino en serie. Un psicópata que recorría el país y se ganaba la confianza de los transportadores informales, a los que engañaba ofreciéndoles aparentes servicios a zonas rurales. Cuando estaba en lugares apartados los sometía y los amarraba a árboles, donde las víctimas morían asfixiadas”, narró el oficial.
A pesar de que las autoridades lo han vinculado con cerca de 20 muertes, tras ser hallados en su casa en Santa Marta objetos de personas que murieron en similares circunstancias de tortura en cuatro departamentos, aún no se ha abierto un proceso formal en su contra por las muertes.
Actualmente paga una pena de 34 años y seis meses de prisión por los delitos de homicidio agravado y hurto calificado tras haber confesado que mató al mototaxista Jhon Jairo Amador, en mayo del 2012 en Barrancabermeja.