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Editorial - 8 octubre, 2020

En la arena consejo comunitario y paleros de Guacochito

En disputa, que no violenta, -y confiamos en que a eso no se llegue- se encuentran los grupos de interés del río Cesar en jurisdicción del corregimiento de Guacochito.

En disputa, que no violenta, -y confiamos en que a eso no se llegue- se encuentran los grupos de interés del río Cesar en jurisdicción del corregimiento de Guacochito. Allí ha sido histórica la tradición de explotación minera del material de arrastre que produce el río más importante del departamento del Cesar, cuya tragedia, como ya lo hemos reseñado, no inicia allí en el pueblo de referencia. Tampoco termina. Aguas abajo es visible el descargue de las aguas residuales de las lagunas de oxidación de Emdupar, más arribita del puente Salguero.

Este tipo de minería, que cuenta con licencia de explotación y visto bueno de Corpocesar, que es vieja como la formación de los pueblos palenque del norte del Cesar, Guacoche y Guachito, que en busca de emancipación del yugo español huyeron y se asentaron en las riberas del Cesar, tiene hoy enfrentados al Consejo Comunitario de Comunidades Negras de Guacochito y a la Asociación de Paleros, los primeros oponiéndose a la actividad de los segundos, al considerar la explotación dañina ambientalmente para el río Cesar.

Ya habíamos registrado en nuestras páginas noticiosas las manifestaciones de quienes respaldan al Consejo Comunitario que habla en representación del pueblo, quienes bloquearon la vía que permite llegar también a Guacoche y con el mismo ánimo durante dos días seguidos, incluido ayer,  madrugaron a Valledupar para hacer un plantón en las instalaciones de Corpocesar.

Se habría desinformado a la comunidad en el sentido de que se habría revocado finalmente la explotación, pero luego se aclaró a esa comunidad que los paleros podían seguir trabajando, lo cual incrementó el desencanto y la desconfianza hacia la autoridad.

El mejor camino, como se ha previsto, es el de desarrollar una mesa de trabajo y diálogo  en la que participarán voceros de la comunidad, las partes involucradas, funcionarios de Corpocesar, de la Agencia Nacional de Minas, Alcaldía de Valledupar, Gobernación del Cesar y Policía Ambiental, entre otros, donde se tendrá la oportunidad de exponer la problemática, y “los avances del proceso que adelanta la Corporación Autónoma Regional del Cesar”.

El uso de esas arenas de los ríos de la región es una actividad que debe hacerse dentro de precisas  autorizaciones ambientales y un riguroso seguimiento por parte de la autoridad. Que lo apropiado es una modalidad de trabajos, volumen de arena, y prácticas de extracción de los materiales, que minimicen el impacto sobre el cauce y protejan el río Cesar.

Entendemos que la población en el fondo lo que quiere es un mejor reparto de los beneficios económicos y del empleo por la explotación, y un manejo más apropiado, ecuánime de las autoridades, empezando por la ambiental, y, por otro lado, que estos aspectos ambientales se han convertido en dotación del discurso de la comunidad  para pedir que se pare la actividad.  Sobre todo de la minería ilegal, que se ejecuta en el sector del Cesar, que ante el poco desarrollo de otras fuentes, el auge de la construcción y las obras civiles es el incentivo a la ‘sobre explotación’ de los ríos.

Editorial
8 octubre, 2020

En la arena consejo comunitario y paleros de Guacochito

En disputa, que no violenta, -y confiamos en que a eso no se llegue- se encuentran los grupos de interés del río Cesar en jurisdicción del corregimiento de Guacochito.


En disputa, que no violenta, -y confiamos en que a eso no se llegue- se encuentran los grupos de interés del río Cesar en jurisdicción del corregimiento de Guacochito. Allí ha sido histórica la tradición de explotación minera del material de arrastre que produce el río más importante del departamento del Cesar, cuya tragedia, como ya lo hemos reseñado, no inicia allí en el pueblo de referencia. Tampoco termina. Aguas abajo es visible el descargue de las aguas residuales de las lagunas de oxidación de Emdupar, más arribita del puente Salguero.

Este tipo de minería, que cuenta con licencia de explotación y visto bueno de Corpocesar, que es vieja como la formación de los pueblos palenque del norte del Cesar, Guacoche y Guachito, que en busca de emancipación del yugo español huyeron y se asentaron en las riberas del Cesar, tiene hoy enfrentados al Consejo Comunitario de Comunidades Negras de Guacochito y a la Asociación de Paleros, los primeros oponiéndose a la actividad de los segundos, al considerar la explotación dañina ambientalmente para el río Cesar.

Ya habíamos registrado en nuestras páginas noticiosas las manifestaciones de quienes respaldan al Consejo Comunitario que habla en representación del pueblo, quienes bloquearon la vía que permite llegar también a Guacoche y con el mismo ánimo durante dos días seguidos, incluido ayer,  madrugaron a Valledupar para hacer un plantón en las instalaciones de Corpocesar.

Se habría desinformado a la comunidad en el sentido de que se habría revocado finalmente la explotación, pero luego se aclaró a esa comunidad que los paleros podían seguir trabajando, lo cual incrementó el desencanto y la desconfianza hacia la autoridad.

El mejor camino, como se ha previsto, es el de desarrollar una mesa de trabajo y diálogo  en la que participarán voceros de la comunidad, las partes involucradas, funcionarios de Corpocesar, de la Agencia Nacional de Minas, Alcaldía de Valledupar, Gobernación del Cesar y Policía Ambiental, entre otros, donde se tendrá la oportunidad de exponer la problemática, y “los avances del proceso que adelanta la Corporación Autónoma Regional del Cesar”.

El uso de esas arenas de los ríos de la región es una actividad que debe hacerse dentro de precisas  autorizaciones ambientales y un riguroso seguimiento por parte de la autoridad. Que lo apropiado es una modalidad de trabajos, volumen de arena, y prácticas de extracción de los materiales, que minimicen el impacto sobre el cauce y protejan el río Cesar.

Entendemos que la población en el fondo lo que quiere es un mejor reparto de los beneficios económicos y del empleo por la explotación, y un manejo más apropiado, ecuánime de las autoridades, empezando por la ambiental, y, por otro lado, que estos aspectos ambientales se han convertido en dotación del discurso de la comunidad  para pedir que se pare la actividad.  Sobre todo de la minería ilegal, que se ejecuta en el sector del Cesar, que ante el poco desarrollo de otras fuentes, el auge de la construcción y las obras civiles es el incentivo a la ‘sobre explotación’ de los ríos.