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“Ella decía se iba a tirar de un puente”

Funcionarios del CTI de la Fiscalía se encargaron de la inspección técnica al cadáver. EL PILÓN / Joaquín Ramírez.

“Rafa, Diana, Miyi y Ferna no vayan a llorar, no me vayan a guardar luto”, dice la carta que Alicia Castilla Molano, de 52 años, dejó a sus hijos antes de viajar al puente Salguero, ubicado sobre el río Cesar, en la vía que comunica a Valledupar con La Paz, de donde se lanzó en un acto suicida.

La carta fue encontrada en la habitación donde su hija María Fernanda Rumbo Castilla la vio por última vez, el sábado pasado. Ese día, sin que sus familiares se percataran, Alicia viajó desde su residencia en el municipio de San Juan del Cesar, sur de La Guajira, hasta el municipio de La Paz, donde según averiguaron los familiares se transportó en mototaxi hacia el puente Salguero.

“Yo me fui para clase, llegué a buscarla y encontré su bolso en la habitación, que ella no lo soltaba para nada, y encontré una carta que decía que no la fuéramos a llorar, que ella había hecho esto por ese dolor que no la dejaba ni dormir”, contó María Fernanda haciendo caso omiso a la última voluntad de su madre, pues no pudo contener las lágrimas mientras observaba a los funcionarios del CTI de la Fiscalía que la mañana de ayer hacían el levantamiento del cadáver en la orilla derecha del río Cesar, puesto que la mujer no cayó al agua, sino en una zona fangosa.

Algunos viajeros frecuentes entre Valledupar y La Paz se aglomeraron en el puente propiciando un trancón y manifestaron que a las 5:00 de la tarde del sábado varios de ellos observaron a la mujer que comía algo sentada en la baranda, pero que nunca imaginaron que se iba a suicidar.

“Se me hizo raro verla ahí sentada, ahora nos toma por sorpresa que nos informan que se tiró”, aseguró una de las viajeras.

Perfil
Alicia Castilla Molano, oriunda de Regidor en el departamento de Bolívar, padecía de acromegalia una enfermedad crónica, causada por una lesión de la glándula pituitaria, que se caracteriza por un aumento de tamaño de las manos, de los pies, de las mandíbulas y de la nariz.

Además tenía diabetes lo que, según sus familiares, la sumergió en una profunda depresión.

“El viernes la operó de hernia discal un señor ahí en mismo en la casa, él llegaba de noche, pero como en ese no creo, sino en Dios. Ella tenía mucho dolor y me dijo que no aguantaba más, por eso el sábado apenas me di cuenta que no estaba en la casa salí a buscarla. Yo le dije a mi papá que fuéramos a buscarla en los puentes, porque ella venía diciendo que se iba a tirar de un puente”, precisó la joven que lloraba inconsolable junto a sus hermanos.

La mujer dejó una carta en la que se despedía de sus hijos y además les decía que no la fueran a llorar y que no guardaran luto.

Por Redacción Judicial / EL PILÓN

Alicia Castilla Molano.

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