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El poder ideológico actúa como una bisagra

Mucho se habla del centro ideológico pero este no tiene soporte filosófico, muchas veces lo he dicho por aquí. Hay dos formas de mirar los problemas de la humanidad, sujetos de solución. Supongamos que tenemos una bisagra cuyas alas actúan alrededor de un objetivo común, el eje que las une; ese objetivo lo representan el Estado y la sociedad en un modelo teórico.

Cuando hay movimientos alternativos surge el equilibrio, las fuerzas que actúan sobre el eje se anulan y por lo tanto, el centro es un conjunto vacío. Cada pliegue de esta bisagra tiene una filosofía que no es estándar en su rango, porque cada segmento o franja tiene su densidad o peso específico sobre el espectro ideológico, dependiendo de la distancia al punto de apoyo;  a mayor distancia del eje, mayor palanca como en física, más ortodoxia. Estos segmentos tienen el mismo ADN y esto les permite buscar un mínimo de consensos que vendría a ser el centro conceptual de esa tendencia ideológica, por ejemplo, el Frente Nacional.

Esta filosofía indica cómo girar y proyectar las estrategias y acciones sobre ese eje. Un símil podría ser el espectro cromático cuya intensidad varía desde el infra rojo hasta el ultravioleta, que al mezclarlos todos se obtiene el blanco que propiamente no es un color, es la negación de todos ellos. Este centro incoloro solo se da en cada uno de los lados de la bisagra pero no entre estos.

Asumamos que una de las alas de la bisagra representa la derecha y la otra la izquierda, cada una con su visión. En Colombia, en la derecha están agrupados, en forma de espectro, varios partidos que solo tienen diferencias de adjetivas. Su composición podría ser la siguiente: en el extremo está la ultra derecha, que la hay y actúa; por su intensidad ideológica ocuparía el puesto número 1. La extrema ideológica, cualquiera que sea el lado, combina todas las formas de lucha y aquí se dan.

En esta franja cabe el Centro Democrático. Muy cerca estarían, respectivamente, los partidos Conservador y Cambio Radical, 2 y 3. Más hacia el centro se ubica el partido de la U, puesto 4. Bajando en intensidad ideológica seguirían los partidos de las sectas evangélicas con el número 5. En los puestos 6 y 7 respectivos estarían parcialidades del Polo y del Partido Verde porque las otras partes podrían encajar en la izquierda. Cerca al eje, estaría el partido Liberal, algunos de cuyos miembros aún sienten la nostalgia del trapo rojo, aunque de Herrera y Gaitán nadie se acuerda, puesto 8.

Junto al eje, se ubicarían los gremios de la producción que bien pueden coexistir en cualquiera de las tendencias sin perder sus objetivos y eficacia, puesto 9. Transversalmente circulan los amorfos, oportunistas, los grupos mafiosos y corruptos de profesión que le sirven de plasma a los partidos y grupos señalados. El ala izquierda apenas está en construcción, nunca ha tenido poder; desde el eje hasta el centro podrían ubicarse la Colombia Humana, la UP, los ambientalistas e indigenistas, intelectuales, educadores, estudiantes, artistas y parciales de los partidos Verde y Polo. En una izquierda democrática y keynesiana  no hay espacio para los extremos.

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