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Entrevista - 8 julio, 2019

“EL PILÓN ha crecido por su independencia”: Alfonso Araújo Cotes

En el marco de la celebración de los 25 años de creación de esta casa editorial, el dos veces gobernador del Cesar nos permite conocer un poco más de su vida privada y admiración hacia el periodismo que aquí se ejerce.

Don Alfonso Araújo Cotes es abogado, fue dos veces gobernador del Cesar,
exembajador de Colombia en Panamá y excongresista liberal. 

FOTO: SERGIO MCGREEN.
Don Alfonso Araújo Cotes es abogado, fue dos veces gobernador del Cesar, exembajador de Colombia en Panamá y excongresista liberal. FOTO: SERGIO MCGREEN.

“Este es un periódico que ha crecido en la independencia y en la valoración de sí mismo. El Cesar ha tenido durante 25 años un vocero permanente en lo que tiene que ver con las preocupaciones culturales, sociales y económicas de la región”, dice don Alfonso Araújo Cotes, exgobernador del Cesar, uno de los 12 personajes de nuestros homenajes en el marco de la celebración de nuestras bodas de plata.

Su mente lúcida a la hora de hablar de los temas que hoy por hoy aquejan a Valledupar y el Cesar se notan en su rostro alegre, es imposible no notarlo, pues a pesar de sus 95 años le sirve con pasión a la comunidad para poder brindar soluciones definitivas. Por esta razón fue elegido presidente honorario de la integración Cesar – Guajira que surgió del Foros EL PILÓN: ‘La Guajira, una mina de oportunidades’.

Sentado en el patio de su fresca y amplia casa, considerada como una de las más lindas y reconocidas en la ciudad por el diseño colonial que posee, don Alfonso Araújo Cotes decide contar su rutina diaria y gustos que pocos conocen.

El cantar de los pájaros que merodean en el frondoso árbol de mango, que adorna el corredor principal de su vivienda, es la antesala perfecta a la enriquecedora experiencia de saber los pormenores de la vida de quien le aportó al desarrollo del departamento.

Mientras se sienta en una silla antigua, elaborada con madera fina y cuero, sonriente pregunta si se ve bien. Acomoda su camisa y empieza el relato afirmando que tiene 95 años, ni más, ni menos.

Realiza dos actividades fundamentales: una intelectual y la otra física o agropecuaria, como prefiere llamarla, se despierta todos los días a las 4:00 o 5:00 de la mañana y lo primero que hace es leer, pues se considera un ‘depredador’ de información y nuevos conocimientos. Mensualmente se ‘devora’ tres libros de diferentes autores.

Posterior a esto procede a leer su periódico predilecto, del cual es fiel suscriptor y no se pierde una edición: EL PILÓN. Luego desayuna y procede a desplazarse en su camioneta a sus dos fincas que tiene en cercanías del municipio de La Paz, esto en compañía de su trabajador de confianza y a la vez conductor.

Mientras acomoda su bastón, que se ha convertido en un inseparable compañero por la decadencia de los años, asegura tener una devoción inmensa por la cría de ovinos y caprinos.

“Crecí criando chivos en La Paz, esa actividad me marcó la vida, de hecho mi resistencia la debo creo que a tomar tanta leche de cabras porque me dio una constitución fuerte y la vida moderada también”, puntualiza.

En el marco de la celebración de los 25 años del diario EL PILÓN, para don Alfonso Araújo Cotes, todo este tiempo de trayectoria representa el verdadero sentir del pueblo.
FOTO: Sergio McGreen.

EL DON DE SERVICIO COMO ESTILO DE VIDA

El dos veces gobernador del Cesar, abogado, exembajador de Colombia en Panamá, excongresista liberal, contrajo matrimonio a los 28 años con Leonor Baute Céspedes. Entre risas expresa: “Me casé y hasta luego vagabunderías”, y enfatiza: “Uno en la vida tiene que hacer recorridos o etapas, yo hice todas mis etapas y luego me afilié al hogar; tengo seis hijos en total y en mi vida desordenada, la que siempre tienen los jóvenes, tuve dos niños antes de casarme”.

Al igual que él sus hijos están ligados a la administración y asesoría de lo púbico y también privado; inculcó en ellos desde muy temprana edad el don de servicio.

“Concurrir con la gente fue un proceso de mi vida que lo marcó todo y he vivido feliz así: sirviéndole a la comunidad; porque las angustias de los demás se me vienen a mí”, señala.

Detrás del atractivo visual de su residencia hay una historia particular, su mirada llena de nostalgia deja entrever lo que significa para él. Respira profundamente y señala las paredes decoradas con cuadros antiguos del amplio corredor, explicando que todo este predio fue construido por el pueblo y su forma colonial se hizo con el propósito de que cupieran 500 personas en campaña política.

“Lo digo modestamente, esta casa bonita que todos ven la hizo el mismo pueblo. Los ladrillos la mayoría los regalaron los alfareros de Valencia porque yo era político; la madera con la que se hicieron las puertas, ventanas, escaleras y demás, fue de guayacán y puy, muy famosas en esta zona y que ya no se ven, me la cortó un socio en una finca que yo tenía y que me la quitaron los bandidos”, relata.

En la actualidad esas 500 personas poco o casi nunca visitan la casa de los Araújo Baute, ahora el silencio permite que reine el cantar de los pájaros y como dice este servidor público: “Ahora solo vivimos dos minguillos aquí que dan vuelta por todos lados con un cirineo y una angustia por esta casa tan grande en la que no podemos casi subir escaleras, porque ya empiezan a llegar las limitaciones”.

Disfruta pasar tiempo con sus ocho nietos, pese a que casi no los ve porque residen en la capital del país. Para él es lo más lindo del mundo y sinónimo también de renovar los afectos hacia los hijos, pues afirma que a los nietos se les quiere o consiente más porque lo encuentran cansado y declinando en la vida, volviéndolo más cariñoso que antes.

SUS PREOCUPACIONES

La conversación da un giro de 180°. Entramos a conocer las preocupaciones de don Alfonso Araújo Cotes. En un tono de voz molesto y a la vez triste asevera que la ciudad y el departamento quedaron sin líderes.

“Me duele que yo dejé un departamento con agua potable en todas partes y ya no tiene, incluso en Valledupar donde yo dejé el mejor acueducto del país está siendo mermado. En todos los pueblos del Cesar hay problemas con el agua y solo dan de soluciones pañitos de agua tibia, en la época en la que pude gobernar dejé hasta plantas de tratamiento sin usar”, expresó.

En cuanto a la situación actual de Valledupar desde su punto de vista no se ha hecho una planeación ordenada de la misma, pues la capital del Cesar se hace de acuerdo al pensamiento de cada funcionario y el desarrollo se ha hecho a través de presuntas visiones porque ven lo que está por fuera y no lo que en realidad hay aquí.

“La ciudad está carcomida de cosas tremendas, por ejemplo con una de las tasas de desempleo más alta del país, con desorganización asombrosa, con todos los índices quizás muy excepcionalmente negativos y graves para el porvenir, porque aquí en el Cesar y Valledupar, lo quiero decir públicamente: ya no hay líderes”.

‘EL SERVIDOR PÚBLICO DEBE SER DESINTERESADO’

Su mente evoca recuerdos de la época en la que gobernó al Cesar, la primera vez desde septiembre de 1968 hasta agosto de 1970 y la segunda, desde junio de 1975 hasta agosto de 1977. En ese entonces, él, Crispín Villazón de Armas y José Antonio Murgas obtuvieron logros significativos para el departamento, entre los que se destacan sembrar 120 mil hectáreas de algodón, 40 mil de arroz y 60 mil de sorgo.

“Esto no lo hice yo solo, a mí me acompañó un grupo de gente con el mismo sentir, jóvenes que nos levantamos por ver crecer y surgir a estas tierras. Hicimos un emporio de riqueza agropecuaria en el Cesar porque hasta trajimos ganado de las mejores calidades, pero hubo un frenazo en la actividad porque tiempo después la gente no pensó en su tierra sino en el interés individual, ahí se perdió todo”, aseguró.

En el marco de la celebración de los 25 años del diario EL PILÓN, para don Alfonso Araújo Cotes, todo este tiempo de trayectoria representa el verdadero sentir del pueblo, el parecerse cada vez más a la gente porque refleja los sentimientos, las preocupaciones y las angustias, sin dejar de lado las alegrías y logros obtenidos en todos los aspectos sociales.

DANNIA DELGADO CARDONA / EL PILÓN
[email protected]

Entrevista
8 julio, 2019

“EL PILÓN ha crecido por su independencia”: Alfonso Araújo Cotes

En el marco de la celebración de los 25 años de creación de esta casa editorial, el dos veces gobernador del Cesar nos permite conocer un poco más de su vida privada y admiración hacia el periodismo que aquí se ejerce.


Don Alfonso Araújo Cotes es abogado, fue dos veces gobernador del Cesar,
exembajador de Colombia en Panamá y excongresista liberal. 

FOTO: SERGIO MCGREEN.
Don Alfonso Araújo Cotes es abogado, fue dos veces gobernador del Cesar, exembajador de Colombia en Panamá y excongresista liberal. FOTO: SERGIO MCGREEN.

“Este es un periódico que ha crecido en la independencia y en la valoración de sí mismo. El Cesar ha tenido durante 25 años un vocero permanente en lo que tiene que ver con las preocupaciones culturales, sociales y económicas de la región”, dice don Alfonso Araújo Cotes, exgobernador del Cesar, uno de los 12 personajes de nuestros homenajes en el marco de la celebración de nuestras bodas de plata.

Su mente lúcida a la hora de hablar de los temas que hoy por hoy aquejan a Valledupar y el Cesar se notan en su rostro alegre, es imposible no notarlo, pues a pesar de sus 95 años le sirve con pasión a la comunidad para poder brindar soluciones definitivas. Por esta razón fue elegido presidente honorario de la integración Cesar – Guajira que surgió del Foros EL PILÓN: ‘La Guajira, una mina de oportunidades’.

Sentado en el patio de su fresca y amplia casa, considerada como una de las más lindas y reconocidas en la ciudad por el diseño colonial que posee, don Alfonso Araújo Cotes decide contar su rutina diaria y gustos que pocos conocen.

El cantar de los pájaros que merodean en el frondoso árbol de mango, que adorna el corredor principal de su vivienda, es la antesala perfecta a la enriquecedora experiencia de saber los pormenores de la vida de quien le aportó al desarrollo del departamento.

Mientras se sienta en una silla antigua, elaborada con madera fina y cuero, sonriente pregunta si se ve bien. Acomoda su camisa y empieza el relato afirmando que tiene 95 años, ni más, ni menos.

Realiza dos actividades fundamentales: una intelectual y la otra física o agropecuaria, como prefiere llamarla, se despierta todos los días a las 4:00 o 5:00 de la mañana y lo primero que hace es leer, pues se considera un ‘depredador’ de información y nuevos conocimientos. Mensualmente se ‘devora’ tres libros de diferentes autores.

Posterior a esto procede a leer su periódico predilecto, del cual es fiel suscriptor y no se pierde una edición: EL PILÓN. Luego desayuna y procede a desplazarse en su camioneta a sus dos fincas que tiene en cercanías del municipio de La Paz, esto en compañía de su trabajador de confianza y a la vez conductor.

Mientras acomoda su bastón, que se ha convertido en un inseparable compañero por la decadencia de los años, asegura tener una devoción inmensa por la cría de ovinos y caprinos.

“Crecí criando chivos en La Paz, esa actividad me marcó la vida, de hecho mi resistencia la debo creo que a tomar tanta leche de cabras porque me dio una constitución fuerte y la vida moderada también”, puntualiza.

En el marco de la celebración de los 25 años del diario EL PILÓN, para don Alfonso Araújo Cotes, todo este tiempo de trayectoria representa el verdadero sentir del pueblo.
FOTO: Sergio McGreen.

EL DON DE SERVICIO COMO ESTILO DE VIDA

El dos veces gobernador del Cesar, abogado, exembajador de Colombia en Panamá, excongresista liberal, contrajo matrimonio a los 28 años con Leonor Baute Céspedes. Entre risas expresa: “Me casé y hasta luego vagabunderías”, y enfatiza: “Uno en la vida tiene que hacer recorridos o etapas, yo hice todas mis etapas y luego me afilié al hogar; tengo seis hijos en total y en mi vida desordenada, la que siempre tienen los jóvenes, tuve dos niños antes de casarme”.

Al igual que él sus hijos están ligados a la administración y asesoría de lo púbico y también privado; inculcó en ellos desde muy temprana edad el don de servicio.

“Concurrir con la gente fue un proceso de mi vida que lo marcó todo y he vivido feliz así: sirviéndole a la comunidad; porque las angustias de los demás se me vienen a mí”, señala.

Detrás del atractivo visual de su residencia hay una historia particular, su mirada llena de nostalgia deja entrever lo que significa para él. Respira profundamente y señala las paredes decoradas con cuadros antiguos del amplio corredor, explicando que todo este predio fue construido por el pueblo y su forma colonial se hizo con el propósito de que cupieran 500 personas en campaña política.

“Lo digo modestamente, esta casa bonita que todos ven la hizo el mismo pueblo. Los ladrillos la mayoría los regalaron los alfareros de Valencia porque yo era político; la madera con la que se hicieron las puertas, ventanas, escaleras y demás, fue de guayacán y puy, muy famosas en esta zona y que ya no se ven, me la cortó un socio en una finca que yo tenía y que me la quitaron los bandidos”, relata.

En la actualidad esas 500 personas poco o casi nunca visitan la casa de los Araújo Baute, ahora el silencio permite que reine el cantar de los pájaros y como dice este servidor público: “Ahora solo vivimos dos minguillos aquí que dan vuelta por todos lados con un cirineo y una angustia por esta casa tan grande en la que no podemos casi subir escaleras, porque ya empiezan a llegar las limitaciones”.

Disfruta pasar tiempo con sus ocho nietos, pese a que casi no los ve porque residen en la capital del país. Para él es lo más lindo del mundo y sinónimo también de renovar los afectos hacia los hijos, pues afirma que a los nietos se les quiere o consiente más porque lo encuentran cansado y declinando en la vida, volviéndolo más cariñoso que antes.

SUS PREOCUPACIONES

La conversación da un giro de 180°. Entramos a conocer las preocupaciones de don Alfonso Araújo Cotes. En un tono de voz molesto y a la vez triste asevera que la ciudad y el departamento quedaron sin líderes.

“Me duele que yo dejé un departamento con agua potable en todas partes y ya no tiene, incluso en Valledupar donde yo dejé el mejor acueducto del país está siendo mermado. En todos los pueblos del Cesar hay problemas con el agua y solo dan de soluciones pañitos de agua tibia, en la época en la que pude gobernar dejé hasta plantas de tratamiento sin usar”, expresó.

En cuanto a la situación actual de Valledupar desde su punto de vista no se ha hecho una planeación ordenada de la misma, pues la capital del Cesar se hace de acuerdo al pensamiento de cada funcionario y el desarrollo se ha hecho a través de presuntas visiones porque ven lo que está por fuera y no lo que en realidad hay aquí.

“La ciudad está carcomida de cosas tremendas, por ejemplo con una de las tasas de desempleo más alta del país, con desorganización asombrosa, con todos los índices quizás muy excepcionalmente negativos y graves para el porvenir, porque aquí en el Cesar y Valledupar, lo quiero decir públicamente: ya no hay líderes”.

‘EL SERVIDOR PÚBLICO DEBE SER DESINTERESADO’

Su mente evoca recuerdos de la época en la que gobernó al Cesar, la primera vez desde septiembre de 1968 hasta agosto de 1970 y la segunda, desde junio de 1975 hasta agosto de 1977. En ese entonces, él, Crispín Villazón de Armas y José Antonio Murgas obtuvieron logros significativos para el departamento, entre los que se destacan sembrar 120 mil hectáreas de algodón, 40 mil de arroz y 60 mil de sorgo.

“Esto no lo hice yo solo, a mí me acompañó un grupo de gente con el mismo sentir, jóvenes que nos levantamos por ver crecer y surgir a estas tierras. Hicimos un emporio de riqueza agropecuaria en el Cesar porque hasta trajimos ganado de las mejores calidades, pero hubo un frenazo en la actividad porque tiempo después la gente no pensó en su tierra sino en el interés individual, ahí se perdió todo”, aseguró.

En el marco de la celebración de los 25 años del diario EL PILÓN, para don Alfonso Araújo Cotes, todo este tiempo de trayectoria representa el verdadero sentir del pueblo, el parecerse cada vez más a la gente porque refleja los sentimientos, las preocupaciones y las angustias, sin dejar de lado las alegrías y logros obtenidos en todos los aspectos sociales.

DANNIA DELGADO CARDONA / EL PILÓN
[email protected]