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El ladrón de ratas, según Marina Cerchar

Reflexiones de Tío Chiro y Tío Nan

Por Aquilino Cotes Zuleta
Mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan me citaron el pasado sábado a la casa de nuestro amigo en común, “El Turco” Pavajeau Molina, quien reside en el marco de la Plaza Alfonso López de Valledupar.
Llegué a las 5 de la tarde en punto, como habíamos convenido. Saludé a todos los personajes allí presentes: Darío Pavajeau, Roberto Gómez, el compositor Gustavo Gutiérrez Cabello y el cantante sandiegano Carlos “Lleras” Araujo.
Tío Chiro llamó mi atención de manera muy sutil y con un susurro suave  y acentuado me dijo: “luego hablamos del tema para la columna del miércoles” y sin despertar sospecha le “picó” el ojo izquierdo a Tío Nan y se apertrechó en el taburete para seguir conversando con sus amigos.
A pesar de lo sigiloso que fue Tío Chiro, Darío Pavajeau se percató del secreto y dijo: “echen el cuento en voz alta, para reírnos nosotros también”. Tío Nan tranquilizó a Darío.
Mis consejeros periodísticos hablaron de Manaure (Cesar) y de los años mozos de “Pepe” Castro y Alfonso Araujo Cotes y de sus correrías por las sabanas manaureras.
“Hace unos días nos encontramos con el manaurero Alejandro Perpiñán Marshall, en el cumpleaños de su hermana Libia, charlamos de su pueblo y me contó muchas anécdotas de esas tierras: de “El Cachaco” Araque (Guillermo Soler, desplazado por la violencia –Chulavita*-) y de uno de sus hijos (Guillermito Enrique)  quien trabajó muchos años en la Caja Agraria y el Banco Ganadero como visitador de fincas, con el insigne Salomón Saad”, expresó Tío Nan.
*Los Chulavitas o Policía Chulavita fueron grupos armados de Colombia conformado por campesinos conservadores procedentes de la vereda “Chulavita” del municipio de Boavita en el departamento de Boyacá, reclutados por la policía boyacense y subordinado al gobierno de turno, con el objetivo de restablecer el orden en Bogotá, la que estaba sumida en el caos del “Bogotazo”, propiciado por los liberales rabiosos debido a la muerte del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán. Los Chulavitas cumplieron su misión con eficacia, aunque mediante masacres; luego fueron usados como contrapeso a las guerrillas liberales provenientes de los llanos orientales, hoy los historiadores los definen como paramilitares.
“Me recordó Alejandro Perpiñán la paz y tranquilidad de Manaure y las sabias costumbres y consejos de los padres y abuelos. Dice que él disfrutaba cuando su mamá lo mandaba a comprar queso a donde Candelaria Márquez, “Chayo” Cotes o la vieja Nieve”, añadió Tío Chiro.
“Es que en Manaure todos  se recreaban viendo a Yoyo Calderón, un liberalazo de tiempo completo. “Yoyito” Calderón nunca soltó su machete ceñido al cinto. Se ponía a tomar y cuando estaba borracho –de regreso a su casa- sacaba el machete y lo raspaba por los sardineles y las paredes de las casas dándole vivas al Partido Liberal y ningún “godo” se asomaba”, narró Tío Nan.
Todos reían a carcajadas de las anécdotas manaureras, hasta que Tío Chiro hizo un alto, y dijo: “en cada pueblo hay miles de anécdotas que podríamos recuperar para la reconstrucción de nuestras historias. Hace unos días la matrona fonsequera-vallenata Marina Cerchar Ovalle me contó una historieta macondiana”.
“Ella estaba en su apartamento en el barrio Loperena de Valledupar, cuando hasta allí llegó corriendo y asustada su amiga Esther, quien le contó que un día antes su esposo había regado veneno en su casa para matar unos ratones. La mortal trampa causó efecto y al día siguiente amanecieron muertos 4 ratones. Los recogió y los echo en una fina bolsa marcada con el nombre de una famosa boutique”.
“Salió de la casa a botar los ratones. Iba caminando con su elegante bolsa en la mano derecha por la carrera 11 con calle 16, cuando apareció un motociclista y le arrebató de la mano la bolsa. Ella quedó de una sola pieza. Se aturdió, no sabía qué hacer y pegó un carrerón que fue a parar al apartamento de Marina Cerchar, mientras que el ratero se perdía raudo –en su moto- por la avenida de la carrera 12”.
“Estaba asustada porque temía que el ladrón se fuera a devolver. Temblaba de pies a cabeza, temerosa de que el delincuente tomara represalias contra ella”, concluyó Tío Chiro.
Hasta la próxima semana.
tiochiro@hotmail.com

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