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Columnista - 23 julio, 2010

El embalse de Los Besotes, ¿Es una necesidad o no lo es?

Por: Hernán Araujo Castro Recientemente asistí a un evento, organizado por Dickson Quiroz Torres, y el diario EL PILÓN, evento que se destacó por la interesante asistencia de la clase dirigente de Valledupar y el Cesar, y por la presentación resumida y clarísima sobre el último estudio y la historia de más de cuarenta años […]

Por: Hernán Araujo Castro
Recientemente asistí a un evento, organizado por Dickson Quiroz Torres, y el diario EL PILÓN, evento que se destacó por la interesante asistencia de la clase dirigente de Valledupar y el Cesar, y por la presentación resumida y clarísima sobre el último estudio y la historia de más de cuarenta años hablando intermitentemente de la necesidad de construir el embalse de Besotes, presentación que estuvo a cargo del doctor Rodolfo Campo Soto, actual Presidente del Incoder, como el actor más autorizado, por el conocimiento y el contacto que desde diferentes cargos públicos ha tenido con el proyecto.

El embalse de BESOTES es un proyecto viable financieramente; es una obra de suprema importancia para darle seguridad al suministro de agua potable a los habitantes de Valledupar, La Paz y San Diego, en los próximos cincuenta años, poblaciones que para entonces tendrán más de un millón de habitantes.

Obliga a mejorar y mantener conscientemente, por la necesidad y estabilidad del suministro de agua, la cuenca y los territorios indígenas que atraviesa el Rio Guatapurí; adicionalmente contempla la posibilidad de irrigar con sistemas modernos y eficientes más de 8.000 hectáreas en la zona de Callao y plantea el desarrollo de un plan de actividades agropecuarias que requieren del uso masivo de mano de obra, que permitiría ofrecer empleo a una población que por falta de oportunidades de trabajo están asfixiando con actividades informales a la región y son la causa de los altos índices de violencia e inseguridad.

Las obras que habría que realizar, incluido el embalse, la conexión con el acueducto y la conducción del agua hasta la entrada de las fincas a beneficiar con riego tendría un costo de $367.000 millones de pesos y su realización serviría para ponerle fin a la angustia de muchos pobladores por la falta de agua cuando crece el rio Guatapurí, o la baja de su caudal, en épocas de verano; además del desespero por conseguir una oportunidad de trabajo para sostener la familia, sin necesidad de acudir a la informalidad o cometer un delito.

Todos los aspectos anteriores sitúan al embalse de BESOTES, como un proyecto prioritario y de urgente realización; sin embargo, entre los asistentes la impresión reflejada frente a esta realidad no fue de  compromiso absoluto, ni existe una decisión unánime inquebrantable por defenderlo y gestionarlo hasta hacerlo realidad.

Mientras aquí esa es la actitud, la semana pasada con ocasión de un homenaje que le rindieron los ganaderos de la Costa Atlántica al Presidente Uribe, nos enteramos como la clase dirigente del Atlántico y Barranquilla, en un acto previo al homenaje lograron comprometer al Presidente con importantes recursos de la nación, para realizar obras en su departamento, como el Centro de Convenciones de Barranquilla, varias carreteras y la rehabilitación de dos distritos de riego.

De igual manera, a raíz de una publicación reciente de un diario capitalino, nos enteramos de la intención de los Antioqueños para construir el tranvía de Medellín, información que nos llevó a hacer un repaso de cómo los paisas unidos como un solo hombre en defensa de sus intereses, se embarcaron en la construcción del metro, obra que costó dos mil quinientos millones de pesos ($2.500’000.000), de los cuales los Colombianos terminamos respondiendo por el pago del 60%; construyeron, también con participación de recursos de la nación y sin temor y dudas para gestionar, el Aeropuerto de Rionegro, sin acabar con el Olaya Herrera; el sistema de transporte “METROPLUS”, los Metro cables cerrando con el Tranvía; un número significativo de represas e hidroeléctricas y la carretera que les serviría de salida al océano Pacifico a través del Chocó, en doble calzada, conectando a Medellín con el aeropuerto de Rionegro.

Como conclusión invito a los cesarenses a emular estos ejemplos y cambiar la estrategia permanente nuestra de los cangrejos en el balde, que cuando un cangrejo tiene posibilidades de salir del recipiente, los demás lo halan hacia el fondo impidiéndole salir. El embalse de BESOTES es una necesidad impostergable y la decisión de lograr su construcción es una misión de todos.
[email protected]

Columnista
23 julio, 2010

El embalse de Los Besotes, ¿Es una necesidad o no lo es?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Araujo Castro

Por: Hernán Araujo Castro Recientemente asistí a un evento, organizado por Dickson Quiroz Torres, y el diario EL PILÓN, evento que se destacó por la interesante asistencia de la clase dirigente de Valledupar y el Cesar, y por la presentación resumida y clarísima sobre el último estudio y la historia de más de cuarenta años […]


Por: Hernán Araujo Castro
Recientemente asistí a un evento, organizado por Dickson Quiroz Torres, y el diario EL PILÓN, evento que se destacó por la interesante asistencia de la clase dirigente de Valledupar y el Cesar, y por la presentación resumida y clarísima sobre el último estudio y la historia de más de cuarenta años hablando intermitentemente de la necesidad de construir el embalse de Besotes, presentación que estuvo a cargo del doctor Rodolfo Campo Soto, actual Presidente del Incoder, como el actor más autorizado, por el conocimiento y el contacto que desde diferentes cargos públicos ha tenido con el proyecto.

El embalse de BESOTES es un proyecto viable financieramente; es una obra de suprema importancia para darle seguridad al suministro de agua potable a los habitantes de Valledupar, La Paz y San Diego, en los próximos cincuenta años, poblaciones que para entonces tendrán más de un millón de habitantes.

Obliga a mejorar y mantener conscientemente, por la necesidad y estabilidad del suministro de agua, la cuenca y los territorios indígenas que atraviesa el Rio Guatapurí; adicionalmente contempla la posibilidad de irrigar con sistemas modernos y eficientes más de 8.000 hectáreas en la zona de Callao y plantea el desarrollo de un plan de actividades agropecuarias que requieren del uso masivo de mano de obra, que permitiría ofrecer empleo a una población que por falta de oportunidades de trabajo están asfixiando con actividades informales a la región y son la causa de los altos índices de violencia e inseguridad.

Las obras que habría que realizar, incluido el embalse, la conexión con el acueducto y la conducción del agua hasta la entrada de las fincas a beneficiar con riego tendría un costo de $367.000 millones de pesos y su realización serviría para ponerle fin a la angustia de muchos pobladores por la falta de agua cuando crece el rio Guatapurí, o la baja de su caudal, en épocas de verano; además del desespero por conseguir una oportunidad de trabajo para sostener la familia, sin necesidad de acudir a la informalidad o cometer un delito.

Todos los aspectos anteriores sitúan al embalse de BESOTES, como un proyecto prioritario y de urgente realización; sin embargo, entre los asistentes la impresión reflejada frente a esta realidad no fue de  compromiso absoluto, ni existe una decisión unánime inquebrantable por defenderlo y gestionarlo hasta hacerlo realidad.

Mientras aquí esa es la actitud, la semana pasada con ocasión de un homenaje que le rindieron los ganaderos de la Costa Atlántica al Presidente Uribe, nos enteramos como la clase dirigente del Atlántico y Barranquilla, en un acto previo al homenaje lograron comprometer al Presidente con importantes recursos de la nación, para realizar obras en su departamento, como el Centro de Convenciones de Barranquilla, varias carreteras y la rehabilitación de dos distritos de riego.

De igual manera, a raíz de una publicación reciente de un diario capitalino, nos enteramos de la intención de los Antioqueños para construir el tranvía de Medellín, información que nos llevó a hacer un repaso de cómo los paisas unidos como un solo hombre en defensa de sus intereses, se embarcaron en la construcción del metro, obra que costó dos mil quinientos millones de pesos ($2.500’000.000), de los cuales los Colombianos terminamos respondiendo por el pago del 60%; construyeron, también con participación de recursos de la nación y sin temor y dudas para gestionar, el Aeropuerto de Rionegro, sin acabar con el Olaya Herrera; el sistema de transporte “METROPLUS”, los Metro cables cerrando con el Tranvía; un número significativo de represas e hidroeléctricas y la carretera que les serviría de salida al océano Pacifico a través del Chocó, en doble calzada, conectando a Medellín con el aeropuerto de Rionegro.

Como conclusión invito a los cesarenses a emular estos ejemplos y cambiar la estrategia permanente nuestra de los cangrejos en el balde, que cuando un cangrejo tiene posibilidades de salir del recipiente, los demás lo halan hacia el fondo impidiéndole salir. El embalse de BESOTES es una necesidad impostergable y la decisión de lograr su construcción es una misión de todos.
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