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Columnista - 12 septiembre, 2018

El discurso de José Atuesta

El poeta, escritor y docente José Atuesta Mindiola hizo la presentación de mi novela ‘Los hijos en el monte’, segunda edición, en el auditorio de la Universidad Popular del Cesar. Cedo hoy esta columna al citado para transcribir sus palabras: “Los hijos en el monte es una novela que tiene fronteras cercanas a la crónica, […]

El poeta, escritor y docente José Atuesta Mindiola hizo la presentación de mi novela ‘Los hijos en el monte’, segunda edición, en el auditorio de la Universidad Popular del Cesar. Cedo hoy esta columna al citado para transcribir sus palabras:

“Los hijos en el monte es una novela que tiene fronteras cercanas a la crónica, porque su relato se sustenta en hechos y personajes de la vida cotidiana con apego al tiempo y a un lugar definido. Su autor es un periodista, cuyo oficio ritual es informar sobre lo que ocurre, pero la novela puede contarnos lo que existe detrás de lo ocurrido, lo que está oculto o es invisible, e incluso lo que no ocurrió, pero hubiera podido ocurrir. La literatura, contraria a las leyes de la física, nos da la magia de mirar el mundo, de recrearlo, de inventarlo y de ver lo que no existe.

En la voz del mexicano Carlos Fuentes, la novela es un lugar privilegiado donde se reúnen lenguajes plurales, donde el yo y el otro yo nos encontramos y proponemos una historia inacabada. Y es también una liberación de intenciones de culturales y emocionales. Aquilino Cotes Zuleta en un proceso lento y diligente, de disciplina y trabajo, y de liberación por los acontecimientos violentos, muertes y desolación, desarrolla una narrativa interesante, amena, que cautiva e invita a seguir leyendo. Y como buen lector de García Márquez no se profundiza en la descripción de las masacres, ni hace un inventario exhaustivo de las emboscadas, de las mujeres violadas ni la crueldad de los que cometieron los crímenes, por eso tuvo pausa para preguntarse, ¿si lo más importante, humana y, por tanto, literariamente, eran los muertos o los vivos de la guerra?

El argumento de la obra es el conflicto armado con todos sus matices políticos, económicos, culturales y psicológicos. El espacio donde se desarrollan los acontecimientos y el péndulo del tiempo de la historia, es Altabique: un pueblo imaginario del Cesar, cercano a la serranía, de tradición agrícola y ganadera, pero el anuncio de la existencia de petróleo, carbón mineral y gas, fue un imán de atracción para la llegada de numerosas personas, la mayoría desplazadas.

Los personajes protagónicos visibles son los esposos José Manuel y Josefina, campesinos inmigrantes desplazados, quienes participan en casi toda la trama de la novela; también, son personajes significativos Vicente y Bonifacia, los dueños de la gran tienda, el sacerdote Jesús María, doña Petra la dueña del tertuliadero, el alcalde, el lotero y el taxista. Sin embargo, los grandes protagonistas son los jóvenes”.

‘Los hijos en el monte’ es un relato polifónico en donde cada personaje habla en su propia voz, y el narrador hace uso de un lenguaje transparente y dinámico, y en ocasiones con frases comunes del entorno”.

Retomo algunas reflexiones de María Mercedes Carranza, para describir a Altabique: un pueblo acorralado por el miedo, miedo a la violencia cotidiana, a la soledad, a la rutina, a la ausencia de Estado y a las faltas de oportunidades. Viven arropados con los nubarrones del silencio, porque tienen miedo de nombrar lo que todos escoden. Los jóvenes tienen miedo a decir no, y se suman para convertirse en militantes armados de la izquierda, de la derecha o de la oficialidad. Frente a la caótica inseguridad por la violencia, se obsesionan a la idea, de que las armas tienen poder de protección, y son una alternativa para la subsistencia”, concluyó. Gracias Jose, por tus palabras. Hasta la próxima semana.

 Por Aquilino Cotes [email protected] @tiochiro.

Columnista
12 septiembre, 2018

El discurso de José Atuesta

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Aquilino Cotes Zuleta

El poeta, escritor y docente José Atuesta Mindiola hizo la presentación de mi novela ‘Los hijos en el monte’, segunda edición, en el auditorio de la Universidad Popular del Cesar. Cedo hoy esta columna al citado para transcribir sus palabras: “Los hijos en el monte es una novela que tiene fronteras cercanas a la crónica, […]


El poeta, escritor y docente José Atuesta Mindiola hizo la presentación de mi novela ‘Los hijos en el monte’, segunda edición, en el auditorio de la Universidad Popular del Cesar. Cedo hoy esta columna al citado para transcribir sus palabras:

“Los hijos en el monte es una novela que tiene fronteras cercanas a la crónica, porque su relato se sustenta en hechos y personajes de la vida cotidiana con apego al tiempo y a un lugar definido. Su autor es un periodista, cuyo oficio ritual es informar sobre lo que ocurre, pero la novela puede contarnos lo que existe detrás de lo ocurrido, lo que está oculto o es invisible, e incluso lo que no ocurrió, pero hubiera podido ocurrir. La literatura, contraria a las leyes de la física, nos da la magia de mirar el mundo, de recrearlo, de inventarlo y de ver lo que no existe.

En la voz del mexicano Carlos Fuentes, la novela es un lugar privilegiado donde se reúnen lenguajes plurales, donde el yo y el otro yo nos encontramos y proponemos una historia inacabada. Y es también una liberación de intenciones de culturales y emocionales. Aquilino Cotes Zuleta en un proceso lento y diligente, de disciplina y trabajo, y de liberación por los acontecimientos violentos, muertes y desolación, desarrolla una narrativa interesante, amena, que cautiva e invita a seguir leyendo. Y como buen lector de García Márquez no se profundiza en la descripción de las masacres, ni hace un inventario exhaustivo de las emboscadas, de las mujeres violadas ni la crueldad de los que cometieron los crímenes, por eso tuvo pausa para preguntarse, ¿si lo más importante, humana y, por tanto, literariamente, eran los muertos o los vivos de la guerra?

El argumento de la obra es el conflicto armado con todos sus matices políticos, económicos, culturales y psicológicos. El espacio donde se desarrollan los acontecimientos y el péndulo del tiempo de la historia, es Altabique: un pueblo imaginario del Cesar, cercano a la serranía, de tradición agrícola y ganadera, pero el anuncio de la existencia de petróleo, carbón mineral y gas, fue un imán de atracción para la llegada de numerosas personas, la mayoría desplazadas.

Los personajes protagónicos visibles son los esposos José Manuel y Josefina, campesinos inmigrantes desplazados, quienes participan en casi toda la trama de la novela; también, son personajes significativos Vicente y Bonifacia, los dueños de la gran tienda, el sacerdote Jesús María, doña Petra la dueña del tertuliadero, el alcalde, el lotero y el taxista. Sin embargo, los grandes protagonistas son los jóvenes”.

‘Los hijos en el monte’ es un relato polifónico en donde cada personaje habla en su propia voz, y el narrador hace uso de un lenguaje transparente y dinámico, y en ocasiones con frases comunes del entorno”.

Retomo algunas reflexiones de María Mercedes Carranza, para describir a Altabique: un pueblo acorralado por el miedo, miedo a la violencia cotidiana, a la soledad, a la rutina, a la ausencia de Estado y a las faltas de oportunidades. Viven arropados con los nubarrones del silencio, porque tienen miedo de nombrar lo que todos escoden. Los jóvenes tienen miedo a decir no, y se suman para convertirse en militantes armados de la izquierda, de la derecha o de la oficialidad. Frente a la caótica inseguridad por la violencia, se obsesionan a la idea, de que las armas tienen poder de protección, y son una alternativa para la subsistencia”, concluyó. Gracias Jose, por tus palabras. Hasta la próxima semana.

 Por Aquilino Cotes [email protected] @tiochiro.