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Editorial - 25 enero, 2020

El carnaval de los ganaderos

Mientras Valledupar vive la popular fiesta de carnavales, que etimológicamente significa ‘abandonar la carne’, ‘adiós a la carne’ (hay debate), los ganaderos del Cesar lamentan que no haya control a los expendios de carne irregulares en todo el departamento y para lo cual piden regulación.

Mientras Valledupar vive la popular fiesta de carnavales, que etimológicamente significa ‘abandonar la carne’, ‘adiós a la carne’ (hay debate), los ganaderos del Cesar lamentan que no haya control a los expendios de carne irregulares en todo el departamento y para lo cual piden regulación.

Literalmente, ellos piden a los ciudadanos abandonar esta carne cuya procedencia es dudosa pues no solo está en riesgo la salud de los consumidores sino el mercado en el que ellos participan pagando impuestos y generando empleo.

A través de medios radiales hemos escuchado la preocupación Hernán Araujo, presidente del Fondo Ganadero del Cesar, quien con razón ha solicitado la intervención de las autoridades en este sentido pues considera, entre otras cosas, que hay una desproporción entre las reses que se sacrifican para el consumo, a través de empresas legalmente constituidas, y el visible número de expendios al aire libre, que si bien son un alivio para las finanzas familiares a través de la informalidad, son un fenómeno que afecta al mercado legal.

Varias son las plagas que han golpeado a los ganaderos, unidas unas con otras: la extorsión, el secuestro y el asesinato por un lado; el abigeato y el expendio informal de carne por el otro, con probadas relaciones comerciales en el pasado.

Vale la pena que las autoridades civiles y de Fuerza Pública tomen medidas. Ambas estrenando mando. Por un lado, el alcalde Mello Castro y el gobernador Luis Alberto Monsalvo han anunciado todos los esfuerzos para apoyar a los comerciantes y con las herramientas posibles defenderlos de la inseguridad y la ilegalidad.

El mandatario de Valledupar empezó sin descanso en su afán de “poner orden”. Entonces, además del orden a la movilidad, al espacio público, al microtráfico en zonas periféricas, a la limpieza de la ciudad, una de las tareas que esperamos ver realizada es la inspección y control a expendios de carne con el accionar de la Secretaría Local de Salud y la Secretaría de Gobierno para fines de recuperación del espacio público. Sin olvidar por supuesto que la comunidad necesita empleo y sus proyectos de emprendimiento en el comercio.

Unas por otras; si hay controles a los expendios de carne debe haber una oferta de desarrollo económico para las bases populares. Gobernar no es nada fácil.

De los nuevos comandantes de Policía del Cesar y Décima Brigada Blindada de Ejército Nacional esperamos ver que se hagan efectivas tareas de choque en contra de la ilegalidad y la informalidad en las modalidades ya mencionadas.

Los carnavales son la expresión del pueblo desde siglos pasados para entregarse al goce pagano del cuerpo (la carne), incluyendo danzar, cantar, antes de la cuaresma, fiesta misma religiosa que invita a ‘no comer carne’. El carnaval que viven los ganaderos no es fiesta, ni hace gracia.

Editorial
25 enero, 2020

El carnaval de los ganaderos

Mientras Valledupar vive la popular fiesta de carnavales, que etimológicamente significa ‘abandonar la carne’, ‘adiós a la carne’ (hay debate), los ganaderos del Cesar lamentan que no haya control a los expendios de carne irregulares en todo el departamento y para lo cual piden regulación.


Mientras Valledupar vive la popular fiesta de carnavales, que etimológicamente significa ‘abandonar la carne’, ‘adiós a la carne’ (hay debate), los ganaderos del Cesar lamentan que no haya control a los expendios de carne irregulares en todo el departamento y para lo cual piden regulación.

Literalmente, ellos piden a los ciudadanos abandonar esta carne cuya procedencia es dudosa pues no solo está en riesgo la salud de los consumidores sino el mercado en el que ellos participan pagando impuestos y generando empleo.

A través de medios radiales hemos escuchado la preocupación Hernán Araujo, presidente del Fondo Ganadero del Cesar, quien con razón ha solicitado la intervención de las autoridades en este sentido pues considera, entre otras cosas, que hay una desproporción entre las reses que se sacrifican para el consumo, a través de empresas legalmente constituidas, y el visible número de expendios al aire libre, que si bien son un alivio para las finanzas familiares a través de la informalidad, son un fenómeno que afecta al mercado legal.

Varias son las plagas que han golpeado a los ganaderos, unidas unas con otras: la extorsión, el secuestro y el asesinato por un lado; el abigeato y el expendio informal de carne por el otro, con probadas relaciones comerciales en el pasado.

Vale la pena que las autoridades civiles y de Fuerza Pública tomen medidas. Ambas estrenando mando. Por un lado, el alcalde Mello Castro y el gobernador Luis Alberto Monsalvo han anunciado todos los esfuerzos para apoyar a los comerciantes y con las herramientas posibles defenderlos de la inseguridad y la ilegalidad.

El mandatario de Valledupar empezó sin descanso en su afán de “poner orden”. Entonces, además del orden a la movilidad, al espacio público, al microtráfico en zonas periféricas, a la limpieza de la ciudad, una de las tareas que esperamos ver realizada es la inspección y control a expendios de carne con el accionar de la Secretaría Local de Salud y la Secretaría de Gobierno para fines de recuperación del espacio público. Sin olvidar por supuesto que la comunidad necesita empleo y sus proyectos de emprendimiento en el comercio.

Unas por otras; si hay controles a los expendios de carne debe haber una oferta de desarrollo económico para las bases populares. Gobernar no es nada fácil.

De los nuevos comandantes de Policía del Cesar y Décima Brigada Blindada de Ejército Nacional esperamos ver que se hagan efectivas tareas de choque en contra de la ilegalidad y la informalidad en las modalidades ya mencionadas.

Los carnavales son la expresión del pueblo desde siglos pasados para entregarse al goce pagano del cuerpo (la carne), incluyendo danzar, cantar, antes de la cuaresma, fiesta misma religiosa que invita a ‘no comer carne’. El carnaval que viven los ganaderos no es fiesta, ni hace gracia.