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Columnista - 27 enero, 2025

El arte de hacer arte

Los pasajes de un artista deben ser valorados y reconocidos; se trata de su esencia, la manera como abre su corazón, su alma, como su pago en un mágico sentir que lleva mensajes de alegría y paz, de nobleza sublime; entrega total, sin esperar nada a cambio.

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Los pasajes de un artista deben ser valorados y reconocidos; se trata de su esencia, la manera como abre su corazón, su alma, como su pago en un mágico sentir que lleva mensajes de alegría y paz, de nobleza sublime; entrega total, sin esperar nada a cambio.

El artista lo hace a través de una cuartilla donde escribe una historia, o deja que brote un poema; aquel que, en un lienzo, plasma los colores del amor amor, como lo pregona Yarime Lobo.

Como lo hace Nina Marín y su Oscar, escribiendo un guion y dirigiendo su vida a través del cine.

Aquel compositor, que, en una canción, nos narra la vida al natural, con ríos, árboles, la suave brisa fresca que baja de la sierra. 

“Quiero espantar la mirla por la media noche y remplazar su nido por un gajo de luceros” y decirlo de una manera sublime como solo lo hace Rosendo.

Vengo de hacer un recorrido por una zona de magia pura, ese caribe único y hermoso, que enaltece el arte, por la zona de Chinú, la ciudad de las aguas encantadas; la región de los montes de María, La mojana, en Achí y Buena Vista, Bolívar. La tierra de mis ancestros.

Tuve la oportunidad de presentar el libro de una excelente escritora, una mujer de pergaminos, una poeta excelsa y reconocida investigadora de la etnia y la región cenú; “Sombras y luces bajo la orla de mi enagua” de mi amiga, Miriam Castillo Mendoza.

“Mi voz es la memoria colectiva que se niega a convertir en olvido, es la mano que escarba y palpa señales inagotables para mantener viva la historia, es la red de palabras amputadas que ha encontrado motivos para escribir desde la vivencia de otras mujeres de sol, de viento, de barro, de arcilla, de notas musicales, de miseria, de presiones, de desprecio, de fuego de semillas que fecundan” el arte de exaltar a la mujer en todas sus manifestaciones artísticas y sociales.

Luego transité por ese pueblo bello donde mi madre naciera un 9 de noviembre de 1933, Buena Vista, Achí Bolívar, al sur; surcado por el río Cauca, pueblo éste que de por sí, por su esencia, es un poema natural y mi tío Ospi, su mejor declamador.

Aterrizo nuevamente en mi pueblo y me convida la realidad, analizar lo que sucede en nuestro entorno; el artista es el medio para llevar el mensaje de amor y paz de una manera diferente, por eso hoy quiero exaltar y reconocer como siempre lo he hecho a Yarime Lobo Baute.

Una artista que su nombre debe escribirse en mayúscula, por su afán permanente de colorear la vida de una manera justa, brindándose siempre a lo que es su esencia de mujer, dándose a los demás sin aspavientos, de manera desinteresada.

Quienes nos debemos al arte, del corazón, no de la plata, de alguna manera, debemos ser como Yarime, reconocernos y reconocer en el otro sus calidades y condiciones, sin necesidad de apagar su luz, para brillar yo. 

La unión hace la fuerza, no es necesario atropellar a los demás para surgir, en el arte y en cualquier escenario de la vida; esto es inadmisible.

El llamado es a la unión, al acato, a la consideración, al amor entre hermanos, eso debemos ser, en el arte y fuera de él, los mejores hermanos. Que nos reconozcamos y prevalezca el respeto y la deferencia. Estoy pendiente de ti, Pedro Vivas, de lo que vales como artista. Sólo Eso. 

Por: Eduardo Santos Ortega Vergara.

Columnista
27 enero, 2025

El arte de hacer arte

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eduardo S. Ortega Vergara

Los pasajes de un artista deben ser valorados y reconocidos; se trata de su esencia, la manera como abre su corazón, su alma, como su pago en un mágico sentir que lleva mensajes de alegría y paz, de nobleza sublime; entrega total, sin esperar nada a cambio.


Los pasajes de un artista deben ser valorados y reconocidos; se trata de su esencia, la manera como abre su corazón, su alma, como su pago en un mágico sentir que lleva mensajes de alegría y paz, de nobleza sublime; entrega total, sin esperar nada a cambio.

El artista lo hace a través de una cuartilla donde escribe una historia, o deja que brote un poema; aquel que, en un lienzo, plasma los colores del amor amor, como lo pregona Yarime Lobo.

Como lo hace Nina Marín y su Oscar, escribiendo un guion y dirigiendo su vida a través del cine.

Aquel compositor, que, en una canción, nos narra la vida al natural, con ríos, árboles, la suave brisa fresca que baja de la sierra. 

“Quiero espantar la mirla por la media noche y remplazar su nido por un gajo de luceros” y decirlo de una manera sublime como solo lo hace Rosendo.

Vengo de hacer un recorrido por una zona de magia pura, ese caribe único y hermoso, que enaltece el arte, por la zona de Chinú, la ciudad de las aguas encantadas; la región de los montes de María, La mojana, en Achí y Buena Vista, Bolívar. La tierra de mis ancestros.

Tuve la oportunidad de presentar el libro de una excelente escritora, una mujer de pergaminos, una poeta excelsa y reconocida investigadora de la etnia y la región cenú; “Sombras y luces bajo la orla de mi enagua” de mi amiga, Miriam Castillo Mendoza.

“Mi voz es la memoria colectiva que se niega a convertir en olvido, es la mano que escarba y palpa señales inagotables para mantener viva la historia, es la red de palabras amputadas que ha encontrado motivos para escribir desde la vivencia de otras mujeres de sol, de viento, de barro, de arcilla, de notas musicales, de miseria, de presiones, de desprecio, de fuego de semillas que fecundan” el arte de exaltar a la mujer en todas sus manifestaciones artísticas y sociales.

Luego transité por ese pueblo bello donde mi madre naciera un 9 de noviembre de 1933, Buena Vista, Achí Bolívar, al sur; surcado por el río Cauca, pueblo éste que de por sí, por su esencia, es un poema natural y mi tío Ospi, su mejor declamador.

Aterrizo nuevamente en mi pueblo y me convida la realidad, analizar lo que sucede en nuestro entorno; el artista es el medio para llevar el mensaje de amor y paz de una manera diferente, por eso hoy quiero exaltar y reconocer como siempre lo he hecho a Yarime Lobo Baute.

Una artista que su nombre debe escribirse en mayúscula, por su afán permanente de colorear la vida de una manera justa, brindándose siempre a lo que es su esencia de mujer, dándose a los demás sin aspavientos, de manera desinteresada.

Quienes nos debemos al arte, del corazón, no de la plata, de alguna manera, debemos ser como Yarime, reconocernos y reconocer en el otro sus calidades y condiciones, sin necesidad de apagar su luz, para brillar yo. 

La unión hace la fuerza, no es necesario atropellar a los demás para surgir, en el arte y en cualquier escenario de la vida; esto es inadmisible.

El llamado es a la unión, al acato, a la consideración, al amor entre hermanos, eso debemos ser, en el arte y fuera de él, los mejores hermanos. Que nos reconozcamos y prevalezca el respeto y la deferencia. Estoy pendiente de ti, Pedro Vivas, de lo que vales como artista. Sólo Eso. 

Por: Eduardo Santos Ortega Vergara.