Este eje temático en términos de cobertura muestra un preocupante rezago a nivel internacional y regional. En el escenario global, Colombia es superada por la mitad de las naciones, y en el ámbito de América Latina y el Caribe, el país está por debajo del promedio y tiende a un preocupante estancamiento.
En dicho contexto, el país sigue sufriendo graves problemas en cuanto a la cobertura de servicios, especialmente para los grupos de bajos ingresos, lo que podemos palpar para el caso de la costa Atlántica y concretamente en Valledupar y sus corregimientos, para ello, es menester observar la creciente demanda y la oferta natural de agua dulce superficial y subterránea que depende fundamentalmente de la dinámica del ciclo hidrológico, el clima, el uso del suelo y, en general de las condiciones geográficas y geológicas.
Vale la pena mencionar, la afectación de la producción y regulación hídrica como consecuencia de la alteración de la calidad por contaminación, la intervención agresiva al ecosistema estratégico, la apropiación del derecho de uso por parte de algunos sectores usuarios dominantes y privilegiados, la sobreexplotación de las fuentes hídricas, los fenómenos del cambio climático y variabilidad climática, la ineficiencia en su uso y aprovechamiento y, obviamente, las crisis de gobernanza son restricciones para el acceso al agua que evidencian un escenario de escasez que puede derivar potencialmente como se está palpando ya, en una inminente crisis.
Es importante comprender que la alta vulnerabilidad en nuestra región y en Colombia, se da por la intervención humana y las condiciones de la temperatura como efecto de los mayores impactos climáticos, debemos convencernos que la problemática ambiental no va a cambiar y que debemos acoplarnos a los cambios climáticos modificando nuestros hábitos para evitar tantos riesgos. Tenemos que convencernos que, en la actualidad, el mundo ha cambiado y continúa cambiando y nosotros no hemos cambiado con el planeta.
Con respecto al abastecimiento de este elemento, hay que señalar que las afectaciones por la falta de abastecimiento hídrico se deben a que generalmente en todos los niveles gubernamentales permiten prácticas de explotación y deforestación en lugares no apropiados, donde los principales afectados son quienes habitan zonas rurales, y deja a un lado la importancia de los árboles en la formación del agua (así lo tenemos claro en el grupo Mesa del Árbol en Valledupar)
Nota: todo lo expuesto implica un llamado a la grandeza colectiva e individual ya que entre todos compartimos esta fatiga, para lo cual es necesario hacer alusión a lo que expresa la madre Teresa de Calcuta, el día que le entregaron el Premio Nobel de Paz: “No hay pobreza mayor que la falta de solidaridad”.