Buena e insuperable dupla la de Iván Duque y Martha Lucía Ramírez, Dios metió la mano para que con el concurso de la inmensa mayoría del pueblo colombiano la llevemos a regir el destino de Colombia en los próximos cuatro años; están sincronizados en un propósito común para encauzar nuestro país por las rutas del progreso en educación, infraestructura, seguridad pública y continuar con las modificaciones que se requieran en este tortuoso y difícil, pero bueno, proceso de paz, pero nunca, léase bien, jamás de acabar con él porque los colombianos queremos vivir tranquilamente, sin zozobras ni peligros, sencillamente queremos vivir en paz.
Así lo ha manifestado Duque en todos los rincones de Colombia y para ello escogió a Martha Lucía como su vicepresidenta, porque ella al igual que él conoce a fondo los problemas que vive y sufre esta tierra y están dispuestos a resolverlos de manera contundente, pero para ello tienen que contar con el apoyo masivo de los colombianos que convencidos de que son la mejor opción van a salir a votar el próximo 27 de mayo como nunca lo habíamos hecho, para que de una vez, en el primer round, acabemos con nuestros contendores, no para dejarlos tendidos en la lona, sino para darles la mano generosa y decirles que los necesitamos para que nos ayuden a sacar al país de la difícil situación en que se encuentra. Vamos a votar para que no se derrochen 250 mil millones de pesos en una posible segunda vuelta y así comenzar con el programa de austeridad que impondrán Duque – Martha Lucía.
En manos del partido Conservador, está de pronto la suerte de Colombia en el próximo cuatrienio: o nos vamos con Duque y Martha Lucía para salvar al país de la izquierda o permitimos que imitemos a Venezuela, el paraíso de Maduro.
Como Conservador voté por Martha Lucía y con satisfacción vi que el pueblo Colombiano respondió a su aspiración y así el dúo Duque– Martha Lucia es un chorro fresco de aire puro que revivirá y sacará a Colombia del letargo en que se encuentra sumida.
Una cosita, como dice Beto Herazo: en el Parque de las Madres había una plumita para regar los árboles y las matas, yo regalé una manguera, sorpresivamente quitaron la plumita, me traje la manguera y hoy árboles y matas se mueren de la sed. No será posible reinstalarla y yo llevo la manguera nuevamente.