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Judicial - 20 enero, 2018

En un dulce le suministraron escopolamina a una mujer

La afectada, que se abstuvo de facilitar su identidad por razones de seguridad, denunció que la tarde del pasado jueves cuando realizaba una diligencia por el sector de Cinco Esquinas, zona céntrica de Valledupar, se le acercó un joven de acento venezolano a venderle dulces, a quien le expresó que no compraría

Son varios los casos delictivos que de manera aislada se vienen registrando en diferentes modalidades en Valledupar y las autoridades andan tras la pista de ellos.
Son varios los casos delictivos que de manera aislada se vienen registrando en diferentes modalidades en Valledupar y las autoridades andan tras la pista de ellos.

“Yo empecé a sentir múltiples malestares como mareo, con pérdida de la visión, veía muy borroso y sentía como si me fuese a desmayar”. Así comenzó el relato la mujer que fue víctima de la escopolamina que le dieron a través de un dulce, de los que venden en la calle algunos jóvenes que han llegado a Valledupar desde Venezuela.

La afectada, que se abstuvo de facilitar su identidad por razones de seguridad, denunció que la tarde del pasado jueves cuando realizaba una diligencia por el sector de Cinco Esquinas, zona céntrica de Valledupar, se le acercó un joven de acento venezolano a venderle dulces, a quien le expresó que no compraría.

Sin embargo, el joven vendedor le insistió en repetidas ocasiones, y según cuenta, lo último que recuerda, es que él levantó la caja y abrió un dulce. La mujer siguió su marcha, pero a medida que pasaban los minutos, comenzó a sentirse mal, aceleró el paso en busca de ayuda familiar y el joven le seguía el paso.

Por fortuna, afirmó, alcanzó a ingresar a uno de los almacenes del sector y le manifestó a uno de los dependientes que estaba siendo perseguida por un muchacho, “pero se hizo el indiferente y seguí caminado ensimismada, porque hasta mi nombre se me había olvidado y solo sentía mareo”.

Finalmente precisó que logró desprenderse del vendedor de dulce, cuando llegó a un reconocido y antiguo almacén de telas donde trabaja una cuñada y le comentó lo que le estaba sucediendo, manifestándole que se sentía mal y con mareo. Allí pidió que la llevaron a una clínica, donde aún permanece bajo observación médica.

Los médicos le manifestaron que había llegado con una sobredosis de escopolamina, que le había producido taquicardia, pérdida de visión, ardor en los ojos y nariz, dificultad para respirar y con calor en todo el cuerpo.

La afectada, quien manifestó que esa sobredosis por poco la mata, alertó a la comunidad para que tenga mucho cuidado con los jóvenes dedicados a la venta de dulces en las calles y en los buses. Las autoridades locales iniciaron las investigaciones para establecer responsabilidades.

Por Abdel Martínez Pérez /EL PILÓN

Judicial
20 enero, 2018

En un dulce le suministraron escopolamina a una mujer

La afectada, que se abstuvo de facilitar su identidad por razones de seguridad, denunció que la tarde del pasado jueves cuando realizaba una diligencia por el sector de Cinco Esquinas, zona céntrica de Valledupar, se le acercó un joven de acento venezolano a venderle dulces, a quien le expresó que no compraría


Son varios los casos delictivos que de manera aislada se vienen registrando en diferentes modalidades en Valledupar y las autoridades andan tras la pista de ellos.
Son varios los casos delictivos que de manera aislada se vienen registrando en diferentes modalidades en Valledupar y las autoridades andan tras la pista de ellos.

“Yo empecé a sentir múltiples malestares como mareo, con pérdida de la visión, veía muy borroso y sentía como si me fuese a desmayar”. Así comenzó el relato la mujer que fue víctima de la escopolamina que le dieron a través de un dulce, de los que venden en la calle algunos jóvenes que han llegado a Valledupar desde Venezuela.

La afectada, que se abstuvo de facilitar su identidad por razones de seguridad, denunció que la tarde del pasado jueves cuando realizaba una diligencia por el sector de Cinco Esquinas, zona céntrica de Valledupar, se le acercó un joven de acento venezolano a venderle dulces, a quien le expresó que no compraría.

Sin embargo, el joven vendedor le insistió en repetidas ocasiones, y según cuenta, lo último que recuerda, es que él levantó la caja y abrió un dulce. La mujer siguió su marcha, pero a medida que pasaban los minutos, comenzó a sentirse mal, aceleró el paso en busca de ayuda familiar y el joven le seguía el paso.

Por fortuna, afirmó, alcanzó a ingresar a uno de los almacenes del sector y le manifestó a uno de los dependientes que estaba siendo perseguida por un muchacho, “pero se hizo el indiferente y seguí caminado ensimismada, porque hasta mi nombre se me había olvidado y solo sentía mareo”.

Finalmente precisó que logró desprenderse del vendedor de dulce, cuando llegó a un reconocido y antiguo almacén de telas donde trabaja una cuñada y le comentó lo que le estaba sucediendo, manifestándole que se sentía mal y con mareo. Allí pidió que la llevaron a una clínica, donde aún permanece bajo observación médica.

Los médicos le manifestaron que había llegado con una sobredosis de escopolamina, que le había producido taquicardia, pérdida de visión, ardor en los ojos y nariz, dificultad para respirar y con calor en todo el cuerpo.

La afectada, quien manifestó que esa sobredosis por poco la mata, alertó a la comunidad para que tenga mucho cuidado con los jóvenes dedicados a la venta de dulces en las calles y en los buses. Las autoridades locales iniciaron las investigaciones para establecer responsabilidades.

Por Abdel Martínez Pérez /EL PILÓN