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Editorial - 21 enero, 2020

Desvíos del caudal de nuestros ríos, ¿hasta cuándo?

Bastante trabajo tiene Corpocesar en este departamento, escenario de todo tipo de trampas para violar las normas diseñadas con el objetivo de proteger el medio ambiente. Y ni qué decir de los hechos ilegales cometidos por pobladores de zonas rurales, debido al desconocimiento de estas normas, sin olvidar a aquellos de esas mismas zonas que sí las conocen y se las pasan por la faja.

Bastante trabajo tiene Corpocesar en este departamento, escenario de todo tipo de trampas para violar las normas diseñadas con el objetivo de proteger el medio ambiente. Y ni qué decir de los hechos ilegales cometidos por pobladores de zonas rurales, debido al desconocimiento de estas normas, sin olvidar a aquellos de esas mismas zonas que sí las conocen y se las pasan por la faja.

En este caso, lamentamos el estado del río Badillo, y no olvidamos, jamás, lo que ocurre en nuestros ríos Cesar y Guatapurí, disminuidos por las acciones del hombre.

Precisamente en la sección Tema del Día de nuestro diario EL PILÓN, en la edición de ayer, presentamos el preocupante panorama de las desviaciones del río Badillo, debido a un trabajo de campo realizado por Corpocesar, en el cual se evidenció que más de 100 “usuarios” se benefician de estos desvíos del caudal sin permiso alguno, provocando graves afectaciones a la corriente hídrica.

Pero un aspecto llama nuestra atención y nos invita a reflexionar sobre varias cosas, entre ellas: la efectividad de las autoridades gubernamentales en la prevención y sanción. Las necesidades que obligan a algunos de los productores del campo a violar las normas.

Si escribimos en el buscador Google: “desviaciones rio Guatapurí EL PILON”, el resultado es penoso. Los primeros resultados son los siguientes:

Hay desviaciones legales e ilegales en el río Guatapurí”: secretario de Ambiente. Se trata de una nota que salió en la edición del 9 de febrero de 2014, y que hace referencia a una entrevista a Andrés Felipe Meza, entonces secretario de Ambientes del Cesar, y hoy nuevamente en el cargo.

La segunda: “Más de 155 concesiones ‘ahogan’ el Guatapurí”, edición del 14 de octubre del 2014. La tercera: “El Guatapurí, de río a acequia”, y la más reciente refleja la “agonía” del río Badillo por el mismo motivo.

Nos preocupa el estado actual de nuestras corrientes hídricas, como también nos preocupa la falta de agua que padecen los arroceros y otros productores del campo, cosa que hemos cuestionado a través de todo tipo de trabajos periodísticos. Pero nos preocupa más revisar en el año 2021 en el buscador de Google y encontrar nuevamente las notas relacionadas, unas nuevas, y que nada haya cambiado.

Al secretario de Ambiente del departamento le enviamos el llamado de atención, del mismo modo que lo hacemos con el director de Corpocesar, y principalmente con los que están llevándose la fuerza de nuestros ríos para sus parcelas, fincas, haciendas, insistimos, muchos de ellos con conocimiento de la norma y ni la menor intención de cumplirla.

Ayer hubo un amago de lluvia en el casco urbano de Valledupar y seguramente en zonas rurales. Esperamos que las precipitaciones puedan aliviar las preocupaciones de los cultivadores y de paso se alivien las cargas de nuestros ríos, maltratados por todos.

Editorial
21 enero, 2020

Desvíos del caudal de nuestros ríos, ¿hasta cuándo?

Bastante trabajo tiene Corpocesar en este departamento, escenario de todo tipo de trampas para violar las normas diseñadas con el objetivo de proteger el medio ambiente. Y ni qué decir de los hechos ilegales cometidos por pobladores de zonas rurales, debido al desconocimiento de estas normas, sin olvidar a aquellos de esas mismas zonas que sí las conocen y se las pasan por la faja.


Bastante trabajo tiene Corpocesar en este departamento, escenario de todo tipo de trampas para violar las normas diseñadas con el objetivo de proteger el medio ambiente. Y ni qué decir de los hechos ilegales cometidos por pobladores de zonas rurales, debido al desconocimiento de estas normas, sin olvidar a aquellos de esas mismas zonas que sí las conocen y se las pasan por la faja.

En este caso, lamentamos el estado del río Badillo, y no olvidamos, jamás, lo que ocurre en nuestros ríos Cesar y Guatapurí, disminuidos por las acciones del hombre.

Precisamente en la sección Tema del Día de nuestro diario EL PILÓN, en la edición de ayer, presentamos el preocupante panorama de las desviaciones del río Badillo, debido a un trabajo de campo realizado por Corpocesar, en el cual se evidenció que más de 100 “usuarios” se benefician de estos desvíos del caudal sin permiso alguno, provocando graves afectaciones a la corriente hídrica.

Pero un aspecto llama nuestra atención y nos invita a reflexionar sobre varias cosas, entre ellas: la efectividad de las autoridades gubernamentales en la prevención y sanción. Las necesidades que obligan a algunos de los productores del campo a violar las normas.

Si escribimos en el buscador Google: “desviaciones rio Guatapurí EL PILON”, el resultado es penoso. Los primeros resultados son los siguientes:

Hay desviaciones legales e ilegales en el río Guatapurí”: secretario de Ambiente. Se trata de una nota que salió en la edición del 9 de febrero de 2014, y que hace referencia a una entrevista a Andrés Felipe Meza, entonces secretario de Ambientes del Cesar, y hoy nuevamente en el cargo.

La segunda: “Más de 155 concesiones ‘ahogan’ el Guatapurí”, edición del 14 de octubre del 2014. La tercera: “El Guatapurí, de río a acequia”, y la más reciente refleja la “agonía” del río Badillo por el mismo motivo.

Nos preocupa el estado actual de nuestras corrientes hídricas, como también nos preocupa la falta de agua que padecen los arroceros y otros productores del campo, cosa que hemos cuestionado a través de todo tipo de trabajos periodísticos. Pero nos preocupa más revisar en el año 2021 en el buscador de Google y encontrar nuevamente las notas relacionadas, unas nuevas, y que nada haya cambiado.

Al secretario de Ambiente del departamento le enviamos el llamado de atención, del mismo modo que lo hacemos con el director de Corpocesar, y principalmente con los que están llevándose la fuerza de nuestros ríos para sus parcelas, fincas, haciendas, insistimos, muchos de ellos con conocimiento de la norma y ni la menor intención de cumplirla.

Ayer hubo un amago de lluvia en el casco urbano de Valledupar y seguramente en zonas rurales. Esperamos que las precipitaciones puedan aliviar las preocupaciones de los cultivadores y de paso se alivien las cargas de nuestros ríos, maltratados por todos.