Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 17 febrero, 2015

Despedida

Próximos al final de la guerra fratricida ya se vislumbra en el horizonte la llegada de la reconciliación y el inicio del proceso para consolidar la paz. La ejecución de los acuerdos será más un desafío regional, departamental y local que nacional, y exigirá mandatarios comprometidos, capaces de construir equidad, inclusión y bienestar. Algunas amigas […]

Próximos al final de la guerra fratricida ya se vislumbra en el horizonte la llegada de la reconciliación y el inicio del proceso para consolidar la paz. La ejecución de los acuerdos será más un desafío regional, departamental y local que nacional, y exigirá mandatarios comprometidos, capaces de construir equidad, inclusión y bienestar.

Algunas amigas y amigos me han postulado como precandidato a la alcaldía de Valledupar por considerar, amablemente, que reúno el perfil del gobernante que requiere la ciudad para estos tiempos. He aceptado esta designación y entro, con entusiasmo y la nariz tapada, a enfrentar con coraje esta vorágine de ofensas, calumnias y chantajes en que se han convertido las campañas electorales.

Vuelvo a cabalgar sobre Rocinante por las calles, barrios y corregimientos de mi tierra, acompañado de jóvenes, amas de casa, profesionales, empresarios, campesinos, trabajadores, vendedores ambulantes, indígenas y afrodescendientes dispuestos a ejercer el enorme poder del voto en su propio beneficio.

No es tiempo de aprensiones sino de compromiso con la ciudad que me vio nacer y con su gente laboriosa y alegre. Yo creo en Valledupar. Sueño con sus niños y niñas disfrutando de buenas guarderías y oportunidades, a sus mujeres con iguales derechos que los hombres, y a su gente caminando segura, sin temor a un atraco, por amplios andenes arborizados.

Sé que será una tarea ardua, temeraria, porque me tocará enfrentar a fuerzas que no le tienen miedo a nada, ni siquiera a la Ley. Pero me motiva el deseo de cambio de los vallenatos y la sabiduría de esa mujer que me susurró al oído: -Rodo, no importa que algunos no te conozcan. A los politiqueros los conocen más, pero a ellos y a los pañales hay que cambiarlos con frecuencia y por la misma razón.

A los pesimistas que me dan pocas posibilidades de éxito, les recuerdo aquella simpática anécdota de Alejandro Durán quien viajando en un bus rumbo a Valledupar le comentó, a la señora sentada a su lado, que iba a presentarse al Festival, y esta le dijo: -Usted manda cáscara, ¿Va a competir con Luis Enrique, Colacho y Alejo? El Negro Durán le contestó con socarronería: -Voy es a exhibirme.

Así las cosas, no puedo continuar escribiendo en este importante medio. No quiero ningún tipo de ventajas frente a mis competidores. Ni que se ligue mi candidatura a algún grupo familiar. Soy un hombre decente, moderno. Un ciudadano autónomo, libre e independiente, que aspira a compartir estos rasgos con todos los vallenatos.

Mil gracias a El Pilón por su generosa hospitalidad y mi gratitud enorme con los lectores de esta columna por su infinita paciencia. La prensa debe ser independiente y libre. Distante de las triquiñuelas politiqueras y de los que tienen o buscan el poder.
@rodoquinteromer

Columnista
17 febrero, 2015

Despedida

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rodolfo Quintero Romero

Próximos al final de la guerra fratricida ya se vislumbra en el horizonte la llegada de la reconciliación y el inicio del proceso para consolidar la paz. La ejecución de los acuerdos será más un desafío regional, departamental y local que nacional, y exigirá mandatarios comprometidos, capaces de construir equidad, inclusión y bienestar. Algunas amigas […]


Próximos al final de la guerra fratricida ya se vislumbra en el horizonte la llegada de la reconciliación y el inicio del proceso para consolidar la paz. La ejecución de los acuerdos será más un desafío regional, departamental y local que nacional, y exigirá mandatarios comprometidos, capaces de construir equidad, inclusión y bienestar.

Algunas amigas y amigos me han postulado como precandidato a la alcaldía de Valledupar por considerar, amablemente, que reúno el perfil del gobernante que requiere la ciudad para estos tiempos. He aceptado esta designación y entro, con entusiasmo y la nariz tapada, a enfrentar con coraje esta vorágine de ofensas, calumnias y chantajes en que se han convertido las campañas electorales.

Vuelvo a cabalgar sobre Rocinante por las calles, barrios y corregimientos de mi tierra, acompañado de jóvenes, amas de casa, profesionales, empresarios, campesinos, trabajadores, vendedores ambulantes, indígenas y afrodescendientes dispuestos a ejercer el enorme poder del voto en su propio beneficio.

No es tiempo de aprensiones sino de compromiso con la ciudad que me vio nacer y con su gente laboriosa y alegre. Yo creo en Valledupar. Sueño con sus niños y niñas disfrutando de buenas guarderías y oportunidades, a sus mujeres con iguales derechos que los hombres, y a su gente caminando segura, sin temor a un atraco, por amplios andenes arborizados.

Sé que será una tarea ardua, temeraria, porque me tocará enfrentar a fuerzas que no le tienen miedo a nada, ni siquiera a la Ley. Pero me motiva el deseo de cambio de los vallenatos y la sabiduría de esa mujer que me susurró al oído: -Rodo, no importa que algunos no te conozcan. A los politiqueros los conocen más, pero a ellos y a los pañales hay que cambiarlos con frecuencia y por la misma razón.

A los pesimistas que me dan pocas posibilidades de éxito, les recuerdo aquella simpática anécdota de Alejandro Durán quien viajando en un bus rumbo a Valledupar le comentó, a la señora sentada a su lado, que iba a presentarse al Festival, y esta le dijo: -Usted manda cáscara, ¿Va a competir con Luis Enrique, Colacho y Alejo? El Negro Durán le contestó con socarronería: -Voy es a exhibirme.

Así las cosas, no puedo continuar escribiendo en este importante medio. No quiero ningún tipo de ventajas frente a mis competidores. Ni que se ligue mi candidatura a algún grupo familiar. Soy un hombre decente, moderno. Un ciudadano autónomo, libre e independiente, que aspira a compartir estos rasgos con todos los vallenatos.

Mil gracias a El Pilón por su generosa hospitalidad y mi gratitud enorme con los lectores de esta columna por su infinita paciencia. La prensa debe ser independiente y libre. Distante de las triquiñuelas politiqueras y de los que tienen o buscan el poder.
@rodoquinteromer