Publicidad
Categorías
Categorías
Análisis - 14 abril, 2022

Desconsuelo y albur de Colombia

“Todos responden a intereses particulares y mezquinos que en nada contribuyen con resarcir las penurias que aquejan al pueblo; pero hay uno, que genera mayor preocupación que el resto”.

“En Colombia la subversión subsiste por el apoyo del narcotráfico”
FOTO: CORTESÍA
“En Colombia la subversión subsiste por el apoyo del narcotráfico” FOTO: CORTESÍA

¡Qué desconsuelo y albur vive Colombia! Ninguno de sus candidatos a la presidencia de la República genera confianza, ni credibilidad; no llenan las expectativas como estadistas competentes para introducir cambios administrativos que vigoricen la institucionalidad y favorezcan a la población en general. 

En la práctica todos responden a intereses particulares y mezquinos que en nada contribuyen con resarcir las penurias que aquejan al pueblo; pero hay uno, que genera mayor preocupación que el resto.

¿QUÉ PASA SI GANA PETRO?

Si Petro llegare a ser presidente de Colombia, a mí no me preocupa que aumente la pobreza, si ya somos bastantes los pobres de este país y hemos aprendido a subsistir; no me preocupa que sea un gobierno corrupto, si la corrupción pulula en todos los estamentos tanto públicos como privados; no me preocupa que aumente el desempleo, si los desempleados de este país superamos significativamente a la población empleada (así los indicadores digan otra cosa) y hemos ejercitado nuestras habilidades para el rebusque diario; no me preocupa la discriminación, si cotidianamente la humanidad se caracteriza por la discriminación racial, de género, de religión, de orientación sexual, el feminicidio, el trato desigual hacia las mujeres y por la aporofobia; éstos, están marcando el estilo de vida cosmopolita.

No me preocupa el narcotráfico ni la adicción a las drogas, si el incremento en el índice de drogadicción en Colombia se debe en gran medida a que el Estado no ha sido capaz de controlar ni el cultivo ni el tráfico de drogas y, honestamente, parece más interesado en estimular y afianzar la actividad que en exterminarla, creando con ello otros problemas sociales, tales como alteración de la cohesión y armonía familiar, delincuencia, deserción escolar, desempleo, entre otros; no me preocupa la delincuencia juvenil aunque diariamente se detengan entre 100 y 120 menores de edad por cometer crímenes de diferentes índoles que constituyen cerca del 14% de los actos criminales cometidos por la población colombiana en general, lo cual es gravísimo si tenemos en cuenta que los jóvenes son la generación de relevo y, si la delincuencia juvenil continúa en ascenso, el futuro del país estará exclusivamente en manos de delincuentes; no me preocupan los derechos humanos, a pesar de que la situación de los derechos humanos en Colombia es la peor de todo el Hemisferio Occidental, debido a que el Estado no garantiza los derechos básicos del ciudadano (derecho a la vida, a la libertad, a la privacidad, a la justicia), en fin, nada de eso me preocupa más que la posibilidad de que se implante un régimen comunista en nuestro país.

Casa de Nariño.

EL COMUNISMO

Los regímenes comunistas en sus diferentes versiones tienen la capacidad de destruir todo lo que tocan. Con toda razón Eduardo Mackenzie, autor del libro ‘Las Farc’, fracaso de un terrorismo, afirmó: “El comunismo es un sistema de gobierno totalitario, hoy convertido en un cáncer social que ha exterminado a millones de personas en el mundo; nadie en el mundo civilizado piensa hoy en mejorar mediante la revolución violenta y el chantaje”.

Colombia podría convertirse en el nuevo país destruido por el comunismo. Y eso, sí me preocupa, ya que comparto lo dicho por José Félix Lafourie en el Coloquio internacional: La verdad oculta. El comunismo en américa latina: “…en este país la clase dirigente tiene una inmensa capacidad de acomodarse y seguir sus propios intereses …. la justicia está terriblemente politizada y corrompida”, por eso es perfectamente esperable que la mayoría parlamentaria y la justicia se inclinen hacia los intereses comunistas del gobierno, en lugar de oponerse a la llamada naturaleza criminal del comunismo caracterizada por crímenes, terror, represión, miserias de sus habitantes, desaparición de la democracia, trabajos forzados, sometimiento de los medios y de la clase intelectual, entre otros.

UN INTERROGANTE

¿Qué honor hay en votar, si con nuestro voto estamos eligiendo nuestra propia destrucción?  En toda América Latina el comunismo y totalitarismo tiene en Petro su mejor retoño, “en Colombia la subversión subsiste, no por el apoyo popular, sino por el narcotráfico y sus enormes recursos” (Plinio Apuleyo), por eso es necesario que conozcamos los riesgos de sacrificar la libertad ciudadana, sacrificar nuestras libertades por el prurito de introducir el cambio deseado con unas estructuras como el comunismo. 

¡Eso sí me preocupa!

POR WALTER GONZÁLEZ RODRÍGUEZ/ESPECIAL PARA EL PILÓN     

Análisis
14 abril, 2022

Desconsuelo y albur de Colombia

“Todos responden a intereses particulares y mezquinos que en nada contribuyen con resarcir las penurias que aquejan al pueblo; pero hay uno, que genera mayor preocupación que el resto”.


“En Colombia la subversión subsiste por el apoyo del narcotráfico”
FOTO: CORTESÍA
“En Colombia la subversión subsiste por el apoyo del narcotráfico” FOTO: CORTESÍA

¡Qué desconsuelo y albur vive Colombia! Ninguno de sus candidatos a la presidencia de la República genera confianza, ni credibilidad; no llenan las expectativas como estadistas competentes para introducir cambios administrativos que vigoricen la institucionalidad y favorezcan a la población en general. 

En la práctica todos responden a intereses particulares y mezquinos que en nada contribuyen con resarcir las penurias que aquejan al pueblo; pero hay uno, que genera mayor preocupación que el resto.

¿QUÉ PASA SI GANA PETRO?

Si Petro llegare a ser presidente de Colombia, a mí no me preocupa que aumente la pobreza, si ya somos bastantes los pobres de este país y hemos aprendido a subsistir; no me preocupa que sea un gobierno corrupto, si la corrupción pulula en todos los estamentos tanto públicos como privados; no me preocupa que aumente el desempleo, si los desempleados de este país superamos significativamente a la población empleada (así los indicadores digan otra cosa) y hemos ejercitado nuestras habilidades para el rebusque diario; no me preocupa la discriminación, si cotidianamente la humanidad se caracteriza por la discriminación racial, de género, de religión, de orientación sexual, el feminicidio, el trato desigual hacia las mujeres y por la aporofobia; éstos, están marcando el estilo de vida cosmopolita.

No me preocupa el narcotráfico ni la adicción a las drogas, si el incremento en el índice de drogadicción en Colombia se debe en gran medida a que el Estado no ha sido capaz de controlar ni el cultivo ni el tráfico de drogas y, honestamente, parece más interesado en estimular y afianzar la actividad que en exterminarla, creando con ello otros problemas sociales, tales como alteración de la cohesión y armonía familiar, delincuencia, deserción escolar, desempleo, entre otros; no me preocupa la delincuencia juvenil aunque diariamente se detengan entre 100 y 120 menores de edad por cometer crímenes de diferentes índoles que constituyen cerca del 14% de los actos criminales cometidos por la población colombiana en general, lo cual es gravísimo si tenemos en cuenta que los jóvenes son la generación de relevo y, si la delincuencia juvenil continúa en ascenso, el futuro del país estará exclusivamente en manos de delincuentes; no me preocupan los derechos humanos, a pesar de que la situación de los derechos humanos en Colombia es la peor de todo el Hemisferio Occidental, debido a que el Estado no garantiza los derechos básicos del ciudadano (derecho a la vida, a la libertad, a la privacidad, a la justicia), en fin, nada de eso me preocupa más que la posibilidad de que se implante un régimen comunista en nuestro país.

Casa de Nariño.

EL COMUNISMO

Los regímenes comunistas en sus diferentes versiones tienen la capacidad de destruir todo lo que tocan. Con toda razón Eduardo Mackenzie, autor del libro ‘Las Farc’, fracaso de un terrorismo, afirmó: “El comunismo es un sistema de gobierno totalitario, hoy convertido en un cáncer social que ha exterminado a millones de personas en el mundo; nadie en el mundo civilizado piensa hoy en mejorar mediante la revolución violenta y el chantaje”.

Colombia podría convertirse en el nuevo país destruido por el comunismo. Y eso, sí me preocupa, ya que comparto lo dicho por José Félix Lafourie en el Coloquio internacional: La verdad oculta. El comunismo en américa latina: “…en este país la clase dirigente tiene una inmensa capacidad de acomodarse y seguir sus propios intereses …. la justicia está terriblemente politizada y corrompida”, por eso es perfectamente esperable que la mayoría parlamentaria y la justicia se inclinen hacia los intereses comunistas del gobierno, en lugar de oponerse a la llamada naturaleza criminal del comunismo caracterizada por crímenes, terror, represión, miserias de sus habitantes, desaparición de la democracia, trabajos forzados, sometimiento de los medios y de la clase intelectual, entre otros.

UN INTERROGANTE

¿Qué honor hay en votar, si con nuestro voto estamos eligiendo nuestra propia destrucción?  En toda América Latina el comunismo y totalitarismo tiene en Petro su mejor retoño, “en Colombia la subversión subsiste, no por el apoyo popular, sino por el narcotráfico y sus enormes recursos” (Plinio Apuleyo), por eso es necesario que conozcamos los riesgos de sacrificar la libertad ciudadana, sacrificar nuestras libertades por el prurito de introducir el cambio deseado con unas estructuras como el comunismo. 

¡Eso sí me preocupa!

POR WALTER GONZÁLEZ RODRÍGUEZ/ESPECIAL PARA EL PILÓN