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Columnista - 22 mayo, 2019

Del idealismo al materialismo

Aproximadamente a mediados del siglo XVIII en adelante los filósofos alemanes, especialmente, propusieron la llamada filosofía idealista, que condujo a excesos irrealistas, Kant y Hegel, particularmente. Y aproximadamente también a mediados del siglo XIX, otros alemanes, Marx y Engels postularon todo lo contrario: un exceso de filosofía realista, con su Materialismo Histórico, cuya lámpara es […]

Aproximadamente a mediados del siglo XVIII en adelante los filósofos alemanes, especialmente, propusieron la llamada filosofía idealista, que condujo a excesos irrealistas, Kant y Hegel, particularmente. Y aproximadamente también a mediados del siglo XIX, otros alemanes, Marx y Engels postularon todo lo contrario: un exceso de filosofía realista, con su Materialismo Histórico, cuya lámpara es el manifiesto comunista escrito por ambos en 1.848. Esta filosofía se volvió un activismo político teórico y práctico, en Eurasia, especialmente, en su orden, en la Unión Soviética, en la China de Mao Tse Tung – revocada últimamente por la economía de mercado, pero mantenida por cuanto hace al control político –, Corea del Norte, la Cuba de los hermanos Castro, con ya 60 años de existencia, y últimamente con las pesadillas de los gobiernos de Bolivia, Nicaragua y Venezuela. Honestamente es necesario hacer referencia a algunas consecuencias prácticas de tal larga etapa histórica del binomio filosofía y política totalitaria. Infortunadamente, la experiencia histórica de la aspiración del paraíso sin clases de la sociedad comunista en la práctica se presentó, y así sigue siéndolo, ligada al terror de la violencia y en los peores casos, al genocidio.

Según la teoría marxista leninista, la dictadura del proletariado debía haber sido un período de transición con el solo objeto de vencer a la sociedad burguesa para implantar la sociedad comunista sin clases. Sin embargo, ello no se logró en aquellos países donde se inició el experimento ni asoma en los “nuevos” países en los que se insiste en lo mismo. Tanto en aquéllos como en éstos, ello implicó e implica una lucha violenta de clases irreconciliables, con las necesarias consecuencias de destrucción, miseria y muerte. Informes estadísticos dan cuenta de las millones de víctimas causadas por el gobierno comunista soviético en aproximadamente 70 años de vigencia. En los anales investigativos constan las hazañas macabras de la policía de seguridad creada por Lenin, comienzo de la KGB, las arremetidas contra el campesinado. La aniquilación de los cosacos, comenzada por Lenin y continuada por Stalin. Las purgas dentro del partido comunista soviético. La persecución contra toda manifestación religiosa. Las hambrunas por políticas económicas equivocadas, causantes de millonarias muertes. Valga el pleonasmo, la terrible época del Gran Terror hacia finales de la década de los años 30 del siglo XX, bajo la responsabilidad del “padrecito” Stalin, con deportaciones a las diferentes nacionalidades internas rusas y campos de concentración donde murieron o sobrevivieron penosamente miles de “elementos contrarrevolucionarios”. Tal “nuevo” imperio cerrado se vino a pique hacia los años 90, por las culpas económicas, políticas, militares, pero sin duda a causa preponderante del desconocimiento de la verdad de la condición de la naturaleza humana, según la cual el homo sapiens es más, mucho más, que una teoría económica, cualquiera que ésta sea. Continuará, con la represión del gobernante Mao Tse Tung en la China. [email protected]

Columnista
22 mayo, 2019

Del idealismo al materialismo

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rodrigo López Barros

Aproximadamente a mediados del siglo XVIII en adelante los filósofos alemanes, especialmente, propusieron la llamada filosofía idealista, que condujo a excesos irrealistas, Kant y Hegel, particularmente. Y aproximadamente también a mediados del siglo XIX, otros alemanes, Marx y Engels postularon todo lo contrario: un exceso de filosofía realista, con su Materialismo Histórico, cuya lámpara es […]


Aproximadamente a mediados del siglo XVIII en adelante los filósofos alemanes, especialmente, propusieron la llamada filosofía idealista, que condujo a excesos irrealistas, Kant y Hegel, particularmente. Y aproximadamente también a mediados del siglo XIX, otros alemanes, Marx y Engels postularon todo lo contrario: un exceso de filosofía realista, con su Materialismo Histórico, cuya lámpara es el manifiesto comunista escrito por ambos en 1.848. Esta filosofía se volvió un activismo político teórico y práctico, en Eurasia, especialmente, en su orden, en la Unión Soviética, en la China de Mao Tse Tung – revocada últimamente por la economía de mercado, pero mantenida por cuanto hace al control político –, Corea del Norte, la Cuba de los hermanos Castro, con ya 60 años de existencia, y últimamente con las pesadillas de los gobiernos de Bolivia, Nicaragua y Venezuela. Honestamente es necesario hacer referencia a algunas consecuencias prácticas de tal larga etapa histórica del binomio filosofía y política totalitaria. Infortunadamente, la experiencia histórica de la aspiración del paraíso sin clases de la sociedad comunista en la práctica se presentó, y así sigue siéndolo, ligada al terror de la violencia y en los peores casos, al genocidio.

Según la teoría marxista leninista, la dictadura del proletariado debía haber sido un período de transición con el solo objeto de vencer a la sociedad burguesa para implantar la sociedad comunista sin clases. Sin embargo, ello no se logró en aquellos países donde se inició el experimento ni asoma en los “nuevos” países en los que se insiste en lo mismo. Tanto en aquéllos como en éstos, ello implicó e implica una lucha violenta de clases irreconciliables, con las necesarias consecuencias de destrucción, miseria y muerte. Informes estadísticos dan cuenta de las millones de víctimas causadas por el gobierno comunista soviético en aproximadamente 70 años de vigencia. En los anales investigativos constan las hazañas macabras de la policía de seguridad creada por Lenin, comienzo de la KGB, las arremetidas contra el campesinado. La aniquilación de los cosacos, comenzada por Lenin y continuada por Stalin. Las purgas dentro del partido comunista soviético. La persecución contra toda manifestación religiosa. Las hambrunas por políticas económicas equivocadas, causantes de millonarias muertes. Valga el pleonasmo, la terrible época del Gran Terror hacia finales de la década de los años 30 del siglo XX, bajo la responsabilidad del “padrecito” Stalin, con deportaciones a las diferentes nacionalidades internas rusas y campos de concentración donde murieron o sobrevivieron penosamente miles de “elementos contrarrevolucionarios”. Tal “nuevo” imperio cerrado se vino a pique hacia los años 90, por las culpas económicas, políticas, militares, pero sin duda a causa preponderante del desconocimiento de la verdad de la condición de la naturaleza humana, según la cual el homo sapiens es más, mucho más, que una teoría económica, cualquiera que ésta sea. Continuará, con la represión del gobernante Mao Tse Tung en la China. [email protected]