Hace algunos días los medios de comunicación informaban del fatal accidente que había sufrido Sofía Soto, la niña colombiana de 10 años que fue succionada por una de las rejillas de la piscina del Hotel Hilton en Turquía. El país reaccionó con cadenas de oración como un gesto de solidaridad, pero infortunadamente, la niña fue declarada muerta este domingo como consecuencia de los daños irreversibles que sufrió su cerebro.

Como padre, uno nunca llega a imaginarse que una fatalidad de este tipo pueda ocurrirle a un hijo, y menos en un hotel perteneciente a una organización empresarial de talla internacional. Si eso sucede dentro de una cadena hotelera que se supone cumple con todas las condiciones técnicas y de seguridad, cualquier cosa puede ocurrir con el uso de piscinas en conjuntos residenciales, casas fincas y otros lugares de Valledupar.
Este tipo de sucesos lamentables tiene que llevarnos a reflexionar como padres, en la necesidad de ser más celosos con los hijos que recurrentemente usan las piscinas.

Muchos padres impulsan a sus hijos a hacer cursos de natación como primera medida de seguridad, pero luego, amparados en la supuesta destreza alcanzada por los niños, los descuidan, alegando que nadan perfectamente y terminan aprobando que usen la piscina de mayores en lugar de la de niños, olvidando que niños son, y no tienen la misma habilidad que tiene un adulto para sortear una dificultad.
El peligro de las piscinas en conjuntos residenciales y casas fincas de Valledupar es latente y cada día se hace mayor, pues con frecuencia los adultos las usan como lugares para ingerir alcohol y parrandear, mientras muchos niños sin supervisión alguna se bañan en zonas prohibidas para ellos.
No es necesario que pase una tragedia para comenzar a implementar planes preventivos que vayan desde el compromiso de los padres en la vigilancia de los hijos, hasta el control por parte de las autoridades para que el uso de las piscinas se hagan con el estricto cumplimiento de las normas técnicas y de seguridad que buscan minimizar los riesgos.

La pregunta que surge como padre de familia es si están las piscinas de clubes, casas fincas y conjuntos residenciales de Valledupar equipadas para prevenir y enfrentar casos de emergencia, según la Ley 1209 de 2008? ¿Cuentan con detectores de inmersión o alarma de agua, con cubiertas antientrampamientos para evitar la succión? ¿Tienen flotadores con cuerdas y bastón de gancho, cuentan con personas salvavidas capacitadas y certificadas como tal? ¿Hay demarcación de los niveles de profundidad? ¿Hay avisos claros que prohíban el uso de la piscina de adultos a niños menores de 12 años?
Aún hay tiempo de exigirle a la administración de los conjuntos, de las piscinas de casas fincas, como también a las autoridades el cumplimiento de la ley para evitar fatales dolencias de familia.

@Oscararizadaza