Votar es una de las decisiones fundamentales del ciudadano. ¡Semejante acto o evento político, por si solo -más no únicamente-, nos estaría definiendo como seres libres! Pero para que ello sea verdad cierta, se requiere de un especial esfuerzo, de una particular diligencia personal: Asumir la tarea de investigar quiénes son las personas que se […]
Votar es una de las decisiones fundamentales del ciudadano. ¡Semejante acto o evento político, por si solo -más no únicamente-, nos estaría definiendo como seres libres!
Pero para que ello sea verdad cierta, se requiere de un especial esfuerzo, de una particular diligencia personal: Asumir la tarea de investigar quiénes son las personas que se postulan a ser elegidas; escarbar el pasado e identificar las realizaciones u obras de los postulados en su vida, como personas que viven en entornos sociales concretos. ¿Cuáles las prácticas sociales que los caracterizan? ¿Cuál su pensamiento en líneas generales? ¿Han sido mezquinos, egoístas? O, por el contrario: solidarios, colaboradores. ¿Discriminan al otro por razones de religión, sexo, color de la piel; o por razones económicas, sociales, ideológicas o de partido político? ¿En los últimos diez (10) años, qué cosas importantes, positivas han hecho a favor de la sociedad? O, por el contrario: Han incurrido en crímenes, en actos de fraude y descalabro de las finanzas públicas o entidades privadas. O, sencilla y llanamente han sido personajes anodinos con una vida sepulcral.
Y en tratándose de personas que aspiran en lo local, al concejo y a la alcaldía, esta tarea no resulta tan difícil; fuera de que haríamos ejercicio de memoria histórica: ¿Qué han hecho y qué nos ha venido pasando?
Pero, además, tenemos que interrogarnos acerca de sus méritos, sus hojas de vida, sus estudios y preparación. Y algo especialmente importante para una persona que aspira a dirigir los asuntos delicados de la vida pública, del Estado y el gobierno: ¿Qué tantas ideas e iniciativas ha demostrado tener y cuáles ha desarrollado en favor de la comunidad o donde ha trabajado? ¿Tiene ideas claras; tiene criterios para orientarse en situaciones difíciles frente a temas dilemáticos o cruciales de nuestro tiempo? Esto no se improvisa.
¿Es emprendedor, pasivo o conformista. Independiente y con carácter, o cobardón y fácil de ser manipulado; es persona ética, respetuoso de lo ajeno y lo público; o se caracteriza por ser amigo de la plata fácil y hacerse rico en par patadas?
¿Es persona bien informada. Buen lector, y se pronuncia incluso por escrito sobre cuestiones candentes de nuestra realidad científica, cultural, ambiental y política de las sociedades y el mundo de hoy?
Cada uno de estos aspectos debe ser clarificado. Y, en consecuencia, votar por el mejor, aunque no sea amigo personal. Y para tomar la decisión final, de ninguna manera aceptar condicionamientos, y menos, que alguien trate de contaminar o ensuciar nuestra voluntad y decisión, poniéndole precio a dicho acto político. Así se cualifica el acto del voto, al que podemos llamar voto inteligente, de opinión. ¡Y solo quien así actúa, está afirmando que es un ciudadano de verdad, una persona libre! Con un voto así, gana la sociedad; ganamos todos.
Autor: Ramiro del Cristo Medina Pérez
Votar es una de las decisiones fundamentales del ciudadano. ¡Semejante acto o evento político, por si solo -más no únicamente-, nos estaría definiendo como seres libres! Pero para que ello sea verdad cierta, se requiere de un especial esfuerzo, de una particular diligencia personal: Asumir la tarea de investigar quiénes son las personas que se […]
Votar es una de las decisiones fundamentales del ciudadano. ¡Semejante acto o evento político, por si solo -más no únicamente-, nos estaría definiendo como seres libres!
Pero para que ello sea verdad cierta, se requiere de un especial esfuerzo, de una particular diligencia personal: Asumir la tarea de investigar quiénes son las personas que se postulan a ser elegidas; escarbar el pasado e identificar las realizaciones u obras de los postulados en su vida, como personas que viven en entornos sociales concretos. ¿Cuáles las prácticas sociales que los caracterizan? ¿Cuál su pensamiento en líneas generales? ¿Han sido mezquinos, egoístas? O, por el contrario: solidarios, colaboradores. ¿Discriminan al otro por razones de religión, sexo, color de la piel; o por razones económicas, sociales, ideológicas o de partido político? ¿En los últimos diez (10) años, qué cosas importantes, positivas han hecho a favor de la sociedad? O, por el contrario: Han incurrido en crímenes, en actos de fraude y descalabro de las finanzas públicas o entidades privadas. O, sencilla y llanamente han sido personajes anodinos con una vida sepulcral.
Y en tratándose de personas que aspiran en lo local, al concejo y a la alcaldía, esta tarea no resulta tan difícil; fuera de que haríamos ejercicio de memoria histórica: ¿Qué han hecho y qué nos ha venido pasando?
Pero, además, tenemos que interrogarnos acerca de sus méritos, sus hojas de vida, sus estudios y preparación. Y algo especialmente importante para una persona que aspira a dirigir los asuntos delicados de la vida pública, del Estado y el gobierno: ¿Qué tantas ideas e iniciativas ha demostrado tener y cuáles ha desarrollado en favor de la comunidad o donde ha trabajado? ¿Tiene ideas claras; tiene criterios para orientarse en situaciones difíciles frente a temas dilemáticos o cruciales de nuestro tiempo? Esto no se improvisa.
¿Es emprendedor, pasivo o conformista. Independiente y con carácter, o cobardón y fácil de ser manipulado; es persona ética, respetuoso de lo ajeno y lo público; o se caracteriza por ser amigo de la plata fácil y hacerse rico en par patadas?
¿Es persona bien informada. Buen lector, y se pronuncia incluso por escrito sobre cuestiones candentes de nuestra realidad científica, cultural, ambiental y política de las sociedades y el mundo de hoy?
Cada uno de estos aspectos debe ser clarificado. Y, en consecuencia, votar por el mejor, aunque no sea amigo personal. Y para tomar la decisión final, de ninguna manera aceptar condicionamientos, y menos, que alguien trate de contaminar o ensuciar nuestra voluntad y decisión, poniéndole precio a dicho acto político. Así se cualifica el acto del voto, al que podemos llamar voto inteligente, de opinión. ¡Y solo quien así actúa, está afirmando que es un ciudadano de verdad, una persona libre! Con un voto así, gana la sociedad; ganamos todos.
Autor: Ramiro del Cristo Medina Pérez