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Columnista
6 junio, 2023

Con presidente, pero sin jefe de estado

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eloy Gutiérrez Anaya

Otra vez los últimos acontecimientos hacen que deba cambiar el tema de mi columna puesto que es tal el revuelo que rodea la casa de Nariño por estos dias que resulta imposible no hacer mención de los hechos que han estremecido al país a raíz del escándalo de una niñera, una maleta con plata, unos viajes del embajador Benedetti, unas interceptaciones ilegales a unos teléfonos y por supuesto la salida intempestiva de la jefe de gabinete del presidente Petro, Laura Sarabia.


Otra vez los últimos acontecimientos hacen que deba cambiar el tema de mi columna puesto que es tal el revuelo que rodea la casa de Nariño por estos dias que resulta imposible no hacer mención de los hechos que han estremecido al país a raíz del escándalo de una niñera, una maleta con plata, unos viajes del embajador Benedetti, unas interceptaciones ilegales a unos teléfonos y por supuesto la salida intempestiva de la jefe de gabinete del presidente Petro, Laura Sarabia.

Todos sabemos que lo que está ocurriendo no es la primera vez ni al único presidente que le pasan este tipo de escándalos, de hecho en el pasado hemos asistido a unos que han estremecido la institucionalidad hasta sus cimientos, incluso de los que más se tiene recordación es la de la presunta entrega de dineros a la campaña del expresidente Ernesto Samper por parte del entonces cartel de Cali, hecho que por poco le cuesta la salida de su cargo pero que como siempre un escándalo se tapa con otro peor y así nos vamos acostumbrando a que el siguiente es más grande que el anterior; igualmente el episodio que rodeó al expresidente Alvaro Uribe con la muy recordada época de las chuzadas del extinto DAS (Departamento Administrativo de Seguridad) a la corte suprema de justicia y al periodista Daniel Coronell que al igual también tuvo su propio despliegue.

A diferencia de los casos mencionados, los escándalos que le están explotando al gobierno actual se los están capitalizando por partida doble puesto que su campaña se basó precisamente en enrostrarle a los gobiernos anteriores todos los hechos de corrupción que aparecían en ese entonces; de hecho, la campaña de las listas al congreso del año 2022 se montó con el slogan de “Decentes” en una clara y abierta estrategia de mostrar a los candidatos de los partidos tradicionales como los corruptos de siempre; sin embargo, hoy la realidad es que ese congreso electo como adalides del cambio es un completo fiasco.

Pero volviendo al ejecutivo, es claro que Gustavo Petro siempre se las arregló para convertirse en un candidato favorito en las elecciones presidenciales; su capacidad de montar debates de control político junto su entonces socio político Jorge Enrique Robledo, les hicieron pasar malos ratos a algunos ministros del gobierno Uribe, posteriormente Santos y recientemente el gobierno de Duque que dio toda la papaya posible para que la entonces oposición (Hoy gobierno) tuviese toda la artillería para hacer protagonismo en el congreso, y no podemos negar que eran debates que tenían muy buena audiencia y convirtió al entonces senador en una figura presidenciable.

Y le llegó su oportunidad, ganó las elecciones convirtiéndose en presidente de los colombianos como se lo había propuesto, pero a diez meses de haberse posesionado en su cargo y sin haber consolidado un gobierno de unidad, ya lleva varios escándalos que han deteriorado no solo la imagen del mandatario sino la del gobierno en sí, pero más grave aún es que la personalidad camorrera del mandatario lo ha llevado a exponer su dignidad como jefe de estado demostrado en su pelea con el fiscal general de la nación, sus constantes dardos contra la procuradora Margarita Cabello y más recientemente contra las altas cortes. 

Gobernar requiere unas capacidades y cualidades especiales que le permiten al mandatario no solo mostrar un liderazgo sino además en muchos casos sortear las dificultades que surjan en el ejercicio del poder; cualidades como la estatura moral, capacidad de negociación, pragmatismo, prudencia entre otras, hacen que los líderes hagan buenos gobiernos y dejen huellas imborrables en su paso por la presidencia; por algo a los monarcas los preparan desde que son niños para manejar las responsabilidades que trae el poder y que como dijo el emperador Julio Cesar “la mujer del Cesar no solo debe serlo sino parecerlo”, en el caso del presidente Petro las salidas en falso de su esposa Verónica Alcocer, las de su hijo Nicolás, las constantes metidas de pata de su vicepresidente Francia Márquez y ahora las de su jefe de gabinete, terminan demostrando que no todos están preparados para gobernar y mucho menos para ostentar el poder.

Como en el dicho popular de cuidarnos del loco del pueblo que está armado con un palo, pareciese que el presidente hace las veces pero armado con una cuenta de twitter.