Ese fue el lema del padre capuchino Juan Guinart Pascual, cuyo primer aniversario de fallecimiento se celebra el 20 de junio de 2020. Él se centró radicalmente en la causa de Jesús de Nazareth: el amor, su mandamiento nuevo, la señal del cristiano.
Nacido en Valencia, –España- vino a Colombia como misionero franciscano en 1962, dejando las comodidades europeas para formar seminaristas en Chía -Cundinamarca- hasta 1966, cuando empieza intensa vida pastoral en Barranquilla, Isla de San Andrés y Valledupar, donde prestó su valioso servicio como director del Hogar del Niño desde 1986 hasta su muerte en 2019: 33 años dando y fomentando la vida, ‘amorizándolo’ todo, llenándolo de amor.
El padre Juan, amigo del hombre y enemigo del hambre, continuó la obra iniciada por el padre Diego Pérez Arróniz en 1969 e impulsada por Monseñor Vicente Roig y Villalba: el Hogar del Niño, con el fin de proteger, educar y cuidar a los niños abandonados, huérfanos o tirados a la calle. El lema: Calor-Vida-Amor.
Creado el ICBF, no se pudo continuar esa tarea, por lo cual las fuerzas se dedican a la educación en preescolar y primaria, además de la sana alimentación para los niños, a través de convenio con Comfacesar y donaciones de varias personas y entidades, a quienes agradecemos de corazón.
En la parroquia Tres Avemarías, desde la cual los ‘Hermanos Capuchinos’ prestan su servicio evangelizador, este 20 de junio se celebra la eucaristía (en acción de gracias) por la vida de este infatigable misionero valenciano a las 4 y 30 de la tarde, con reducido número de participantes, por el aislamiento impuesto. Se transmite en Facebook: alfonso.miranda.796