El exitoso, discreto y confiable anestesiólogo Jaime Barros me comenta que sin pretender siquiera mínimamente emular al Central Park de New York, luego de participar en una cirugía en el interior de cuatro paredes de cemento en la Clínica del Cesar, casi siempre sale a la ventana y reposa imaginándose ahí frente a sus ojos un diseñado Central Small Park urbano de Valledupar. Dice que respira hondo, evoca en silencio una canción vallenata, se repone e ingresa de nuevo una y otra vez.
El lector debe ubicarse en la denominada zona de las clínicas de la ciudad, específicamente donde se seleccionó el sitio para construir el denominado Centro Cultural de la Música Vallenata que hemos propuesto se redireccione su edificación adentro del Parque de la Leyenda Vallenata Consuelo Araujonoguera.
A propósito de esto último, el gestor del Centro Cultural de la Música Vallenata, el gran gobernador Monsalvo, inicialmente sorprendido con arqueo de cejas y boca hermética, luego de escuchar atento algunas reflexiones, deja abierta la posibilidad para que aquella dable idea empiece seriamente a reexaminarse. En el lugar ideal que corresponda, pero que no se esfume el proyecto del CCMV.
Las fórmulas jurídicas y legales permiten desarrollar tareas y propósitos en un área que es de todos, más allá de quien sea el operador cultural. Recuérdese que el Central Park, está dirigido por la Central Park Conservancy, una empresa privada sin ánimo de lucro, que tiene un contrato con el Departamento de Parques y Ocio de Nueva York.
Ahora, para imaginarnos el Central Small Park Valledupar, habrá de pensarse en altos y frondosos árboles, implantados grandes. De todo tipo y clases. Y en un diseño armónico de jardín también grande y circundante, excelentemente iluminado con especies coloridas, pero sin ningún atisbo de cemento. Senderos para caminar, trotar y saludarnos con alegría.
Que el lugar invite a que en los tiempos libres todos apuremos a descansar y tertuliar ahí. Regresar a los reencuentros con disposición y ánimo para superar los odios y las desavenencias. Que se erija en sitio perfecto para libremente reconciliarnos siempre. Que haga presencia la familia toda, con sus bicicletas y triciclos. Un parque con objetivos lúdicos.
Ofrezco ahora esta complementaria reflexión: en el entorno de los hospitales y clínicas debe coexistir una convivencia armónica y pacífica, alejada de ruidos y vítores. El ambiente debe propiciar la recuperación de las convalecencias. El contexto de lo que impone la saludable razón de que solo un parque impone apoyar la idea que ahora se reitera y reproduce. Ayuden a compartirla.
La idea no es nueva. Desde hace mucho tiempo se viene proponiendo que donde quedaba la antigua Zona de Carreteras ubicada entre la calle 16 y diagonal 16 con carreras 14 y 15, colindante con la plazoleta de la Gobernación Departamental, se consolidara la construcción de un parque público urbano. Y alrededor de eso ya se ha diagnosticado bastante y se tiene infraestructura y arquitectura. Solo basta tomar la decisión política.
Por encima de las veleidades humanas. Las diferencias partidistas y el mezquino mundillo del inasible poder y el clientelismo político, debemos por favor lograr consensos para procurar el beneficio colectivo. La ciudad de Valledupar lo requiere.