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Columnista - 10 noviembre, 2019

“Catapila”, la palabra de moda por estos días

Apenas se desató el escandalo en el “mundillo” del vallenato por el supuesto “desplante” que el maestro Iván Villazón Aponte le hiciera a su novel colega Ana Del Castillo en una discoteca en Barranquilla, y debido a que ella en un reprochable acto le respondiera con una retahíla de groserías ( agravio por el que […]

Apenas se desató el escandalo en el “mundillo” del vallenato por el supuesto “desplante” que el maestro Iván Villazón Aponte le hiciera a su novel colega Ana Del Castillo en una discoteca en Barranquilla, y debido a que ella en un reprochable acto le respondiera con una retahíla de groserías ( agravio por el que afortunadamente ya pidió disculpas) episodio en el que uso ofensivamente el término “catapila” el cual inmediatamente me devolvió a mi infancia dado que no es más que transcripción fonética de la palabra inglesa Caterpillar, haciendo alusión a la marca de la maquinaria pesada para construcción e ingeniera, la cual distinguimos por su llamativo color amarillo y que hoy dia también tiene su línea de ropa, accesorios y juguetería, palabra que en nuestra niñez la usábamos así literalmente, para referirnos tanto a las máquinas como también a lo que ellas transportaban o cargaban, por ejemplo: una catapila de abono, de tierra, de piedras. En nuestro idioma y en nuestro medio este fenómeno de cambiar la estructura y etimología de algunas palabras extranjeras ocurre más frecuentemente de lo que nos imaginamos, les coloco el ejemplo de las populares máquinas de sonido denominadas picó, cuyo nombre deriva producto de la pronunciación literal del término pick up (camionetas) en las que transportaban estos artefactos, lo mismo ocurre en la popular canción La Gota fría, en donde la despectiva expresión negro yumeca hace realmente alusión a negro yamaican (jamaican) como también el corregimiento cercano a San Juan del Cesar, conocido como “Los Pondores” que al parecer debe su nombre a una variación de la palabra “condores” debido a que por la zona volaban constantemente estas gigantes aves carroñeras, siendo un corredor de estos majestuosos plumiferos por la conexión de la Serranía del Perijá con la cordillera de los Andes y así hay cientos de ejemplos. Lo cierto es que Ana Del Castillo puso de moda esta palabra por estos días y no por eso ahora vaya a pensar ni se vaya a creer que la marca Caterpillar va a aumentar sus ventas gracias a esa “publicidad gratuita” ni mucho menos vayan a bautizar a una de sus nuevas retroexcavadoras o camiones con su nombre. Ana tienes un talento grandísimo, eres una mujer con muchas cualidades y atributos, pero debes ir menos deprisa, o como reza la canción de mi hermano Carlos Andrés Mendiola “lento deprisa” la vida ni la grandeza de los seres no se mide en seguidores ni en likes de nuestras redes sociales, Dios en su Tiempo te tiene muchas cosas grandes y hermosas, asesórate y rodéate de gente que te quiera y que te exalte en lo bueno y no en lo malo, porque tienes un camino larguísimo por recorrer. Comparto la sabia opinión de mi amigo Iván Zuleta, quien reconoce tu falta, pero también pide que no te veten ni te censuren sino más bien que te rodeen, nadie es nadie para juzgar a nadie, yo he cometido muchísimos errores, he ofendido y le he fallado a gente que me quiere mucho, pero también los he buscado y les he pedido perdón, sobre todo a Dios. Ana cuenta con mi apoyo irrestricto, con mi humilde ayuda cuando la necesites, animo y adelante, mira por el panorámico sin dejar de mirar por el retrovisor de vez en cuando, cuídate porque para Dios eres la niña de sus ojos, dámele un gran abrazo a nuestra mutua amiga Margarita Rosa Carrillo Oñate, a quien conozco desde niña y con quien me une no solo una amistad sino también un parentesco familiar, recuerden que las redes son un arma de doble filo, y que hay muchos niños que las siguen, una catapila de bendiciones a todos mis lectores.

Columnista
10 noviembre, 2019

“Catapila”, la palabra de moda por estos días

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Julio Mario Celedon

Apenas se desató el escandalo en el “mundillo” del vallenato por el supuesto “desplante” que el maestro Iván Villazón Aponte le hiciera a su novel colega Ana Del Castillo en una discoteca en Barranquilla, y debido a que ella en un reprochable acto le respondiera con una retahíla de groserías ( agravio por el que […]


Apenas se desató el escandalo en el “mundillo” del vallenato por el supuesto “desplante” que el maestro Iván Villazón Aponte le hiciera a su novel colega Ana Del Castillo en una discoteca en Barranquilla, y debido a que ella en un reprochable acto le respondiera con una retahíla de groserías ( agravio por el que afortunadamente ya pidió disculpas) episodio en el que uso ofensivamente el término “catapila” el cual inmediatamente me devolvió a mi infancia dado que no es más que transcripción fonética de la palabra inglesa Caterpillar, haciendo alusión a la marca de la maquinaria pesada para construcción e ingeniera, la cual distinguimos por su llamativo color amarillo y que hoy dia también tiene su línea de ropa, accesorios y juguetería, palabra que en nuestra niñez la usábamos así literalmente, para referirnos tanto a las máquinas como también a lo que ellas transportaban o cargaban, por ejemplo: una catapila de abono, de tierra, de piedras. En nuestro idioma y en nuestro medio este fenómeno de cambiar la estructura y etimología de algunas palabras extranjeras ocurre más frecuentemente de lo que nos imaginamos, les coloco el ejemplo de las populares máquinas de sonido denominadas picó, cuyo nombre deriva producto de la pronunciación literal del término pick up (camionetas) en las que transportaban estos artefactos, lo mismo ocurre en la popular canción La Gota fría, en donde la despectiva expresión negro yumeca hace realmente alusión a negro yamaican (jamaican) como también el corregimiento cercano a San Juan del Cesar, conocido como “Los Pondores” que al parecer debe su nombre a una variación de la palabra “condores” debido a que por la zona volaban constantemente estas gigantes aves carroñeras, siendo un corredor de estos majestuosos plumiferos por la conexión de la Serranía del Perijá con la cordillera de los Andes y así hay cientos de ejemplos. Lo cierto es que Ana Del Castillo puso de moda esta palabra por estos días y no por eso ahora vaya a pensar ni se vaya a creer que la marca Caterpillar va a aumentar sus ventas gracias a esa “publicidad gratuita” ni mucho menos vayan a bautizar a una de sus nuevas retroexcavadoras o camiones con su nombre. Ana tienes un talento grandísimo, eres una mujer con muchas cualidades y atributos, pero debes ir menos deprisa, o como reza la canción de mi hermano Carlos Andrés Mendiola “lento deprisa” la vida ni la grandeza de los seres no se mide en seguidores ni en likes de nuestras redes sociales, Dios en su Tiempo te tiene muchas cosas grandes y hermosas, asesórate y rodéate de gente que te quiera y que te exalte en lo bueno y no en lo malo, porque tienes un camino larguísimo por recorrer. Comparto la sabia opinión de mi amigo Iván Zuleta, quien reconoce tu falta, pero también pide que no te veten ni te censuren sino más bien que te rodeen, nadie es nadie para juzgar a nadie, yo he cometido muchísimos errores, he ofendido y le he fallado a gente que me quiere mucho, pero también los he buscado y les he pedido perdón, sobre todo a Dios. Ana cuenta con mi apoyo irrestricto, con mi humilde ayuda cuando la necesites, animo y adelante, mira por el panorámico sin dejar de mirar por el retrovisor de vez en cuando, cuídate porque para Dios eres la niña de sus ojos, dámele un gran abrazo a nuestra mutua amiga Margarita Rosa Carrillo Oñate, a quien conozco desde niña y con quien me une no solo una amistad sino también un parentesco familiar, recuerden que las redes son un arma de doble filo, y que hay muchos niños que las siguen, una catapila de bendiciones a todos mis lectores.