Marena del Carmen Orozco Rojas fue sorprendida cuando pretendía ingresar en la visita del domingo, 165 gramos de marihuana a la Cárcel Judicial, ubicada en el barrio Dangond de Valledupar. La droga iba camuflada en sus genitales, envuelta en preservativos, pero fue delatada por los perros antinarcóticos del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario, Inpec.

Ayer la mujer fue presentada ante un juez de control de garantías en el Palacio de Justicia de Valledupar,  donde anunció que colaboraría con la justicia proporcionando información sobre la red que se dedica al tráfico de estupefacientes al interior del establecimiento carcelario.

En desarrollo de las audiencias de legalización de captura, imputación de cargos y medida de aseguramiento, se conoció que le ofrecieron 80 mil pesos, los cuales no dudo en aceptar por su difícil situación económica.

Aunque por su conducta podría recibir una pena de 10 años de prisión, la Fiscalía fue benevolente con ella por ser madre lactante de un bebé de apenas cuatro meses de nacido. El fiscal de turno le solicitó al juez que le otorgara la detención domiciliaria mientras avanza el proceso. De ser condenada podría volver a prisión, no como visitante dominical sino como reclusa.

Mientras en las calles de Valledupar un gramo de cocaína es vendido en cinco mil pesos, el valor de este alcaloide se dispara al interior de los establecimientos carcelarios, donde el negocio es más rentable para los microtraficantes, que lo venden a 30 mil y hasta en 40 mil pesos a los reclusos.

El microtráfico no solo es con marihuana y cocaína, también lo hacen con bazuco, negocio que no han logrado ser desmantelado por las autoridades.