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Columnista - 16 noviembre, 2017

Un caos al estilo de Kafka

Sí, la UPC huele a caos. Su inestabilidad jurídica está produciendo una crisis directiva y económica. El Consejo de Estado hace poco anuló la elección de Carlos Oñate como rector, Enrique Meza, su remplazo, ya está tambaleando gracias a una acción de repetición y el presupuesto tiene una vena rota: las millonarias demandas laborales por […]

Sí, la UPC huele a caos. Su inestabilidad jurídica está produciendo una crisis directiva y económica. El Consejo de Estado hace poco anuló la elección de Carlos Oñate como rector, Enrique Meza, su remplazo, ya está tambaleando gracias a una acción de repetición y el presupuesto tiene una vena rota: las millonarias demandas laborales por despidos injustificados. La desidia, la indolencia y la arbitrariedad están ahorcando al alma mater. Duele admitirlo, pero es la realidad: las cosas van de mal en peor.

Hace unos días se presentó una controversia jurídica -a su vez política- que puede acarrearle a la UPC nuevos prejuicios administrativos y tal vez financieros. A través de la Resolución 2783 del 24 de octubre de 2017, Enrique Meza terminó con la comisión que Jaime Maestre desempeñaba en el cargo de Decano de la Facultad de Ciencias Básicas y de Educación. En consecuencia, Maestre -por una orden del mismo Meza- no siguió fungiendo como representante de las Directivas Académicas ante el Consejo Superior Universitario.

El rector cimentó su decisión conforme a lo establecido en el Acuerdo 023 de 2014, que manifiesta que los empleos del nivel directivo son de libre nombramiento y remoción. Sin embargo, Maestre -como se dijo- era también representante de las Directivas Académicas en el CSU y en el acuerdo 011 de 2005 se limita la capacidad de desvinculación que tiene el rector para estos casos, reservándole únicamente la facultad de trasladar o reubicar al funcionario dentro de las Directivas Académicas: se trata de una especie de “fuero especial”.

No obstante, Meza, en las consideraciones de la Resolución 2783, indicó que el Acuerdo 023, derogó los acuerdos 011 del 2005 y 014 de 2009 (este último dice que el “fuero” solo aplica para el titular de la representación, no para los suplentes), lo cual no tiene fundamento jurídico. Del contenido del Acuerdo 023, no se evidencia una derogatoria expresa, pues no es incompatible con los acuerdos 011 y 014, toda vez que no regula las mismas materias: aquel no comprende de manera integral la composición, elección y permanencia de los integrantes del CSU, así que no puede dejar sin efectos las normas sobre el particular.

Por otro lado, Maestre estaba cumpliendo una comisión en la decanatura, ya que está vinculado a la universidad como profesor de planta, más no -estrictamente- bajo la figura de libre nombramiento y remoción, lo que hace intuir que no se afectó, así lo dijo Meza, la estabilidad laboral del funcionario al momento de ser retirado del cargo de decano. Sin embargo, el verdadero espíritu de la norma busca proteger un hecho concreto: la escogencia y permanencia democrática del directivo en el CSU.

De manera que Meza no tenía la facultad de remover del cargo al ex decano, a menos que lo trasladara o reubicara en otro puesto del mismo nivel, pues Maestre tenía un “fuero especial” por ser el representante de las Directivas Académicas. Este es un nuevo embrollo legal que sufre la UPC, cuyo destino parece ser el desorden, la anarquía. El rector está haciéndole honor a su franqueza celestial, está llevando a cabo su principal objetivo: enredar los procesos y espacios democráticos que tiene la universidad, para acumular un capital burocrático que le permita cumplir con sus obligaciones políticas.

El propósito de este texto no es defender de forma ciega y estúpida a nadie, sino esbozar -precisamente- la inconformidad que despierta la jauría de politiqueros que está carcomiendo con su codicia, su apatía y su inagotable sed de venganza a la universidad, que requiere de guías que tengan un auténtico espíritu académico y científico. Así es: la UPC sufre un caos jurídico al estilo de El proceso Kafka.

Por Carlos César Silva

@ccsilva86

Columnista
16 noviembre, 2017

Un caos al estilo de Kafka

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Carlos Cesar Silva

Sí, la UPC huele a caos. Su inestabilidad jurídica está produciendo una crisis directiva y económica. El Consejo de Estado hace poco anuló la elección de Carlos Oñate como rector, Enrique Meza, su remplazo, ya está tambaleando gracias a una acción de repetición y el presupuesto tiene una vena rota: las millonarias demandas laborales por […]


Sí, la UPC huele a caos. Su inestabilidad jurídica está produciendo una crisis directiva y económica. El Consejo de Estado hace poco anuló la elección de Carlos Oñate como rector, Enrique Meza, su remplazo, ya está tambaleando gracias a una acción de repetición y el presupuesto tiene una vena rota: las millonarias demandas laborales por despidos injustificados. La desidia, la indolencia y la arbitrariedad están ahorcando al alma mater. Duele admitirlo, pero es la realidad: las cosas van de mal en peor.

Hace unos días se presentó una controversia jurídica -a su vez política- que puede acarrearle a la UPC nuevos prejuicios administrativos y tal vez financieros. A través de la Resolución 2783 del 24 de octubre de 2017, Enrique Meza terminó con la comisión que Jaime Maestre desempeñaba en el cargo de Decano de la Facultad de Ciencias Básicas y de Educación. En consecuencia, Maestre -por una orden del mismo Meza- no siguió fungiendo como representante de las Directivas Académicas ante el Consejo Superior Universitario.

El rector cimentó su decisión conforme a lo establecido en el Acuerdo 023 de 2014, que manifiesta que los empleos del nivel directivo son de libre nombramiento y remoción. Sin embargo, Maestre -como se dijo- era también representante de las Directivas Académicas en el CSU y en el acuerdo 011 de 2005 se limita la capacidad de desvinculación que tiene el rector para estos casos, reservándole únicamente la facultad de trasladar o reubicar al funcionario dentro de las Directivas Académicas: se trata de una especie de “fuero especial”.

No obstante, Meza, en las consideraciones de la Resolución 2783, indicó que el Acuerdo 023, derogó los acuerdos 011 del 2005 y 014 de 2009 (este último dice que el “fuero” solo aplica para el titular de la representación, no para los suplentes), lo cual no tiene fundamento jurídico. Del contenido del Acuerdo 023, no se evidencia una derogatoria expresa, pues no es incompatible con los acuerdos 011 y 014, toda vez que no regula las mismas materias: aquel no comprende de manera integral la composición, elección y permanencia de los integrantes del CSU, así que no puede dejar sin efectos las normas sobre el particular.

Por otro lado, Maestre estaba cumpliendo una comisión en la decanatura, ya que está vinculado a la universidad como profesor de planta, más no -estrictamente- bajo la figura de libre nombramiento y remoción, lo que hace intuir que no se afectó, así lo dijo Meza, la estabilidad laboral del funcionario al momento de ser retirado del cargo de decano. Sin embargo, el verdadero espíritu de la norma busca proteger un hecho concreto: la escogencia y permanencia democrática del directivo en el CSU.

De manera que Meza no tenía la facultad de remover del cargo al ex decano, a menos que lo trasladara o reubicara en otro puesto del mismo nivel, pues Maestre tenía un “fuero especial” por ser el representante de las Directivas Académicas. Este es un nuevo embrollo legal que sufre la UPC, cuyo destino parece ser el desorden, la anarquía. El rector está haciéndole honor a su franqueza celestial, está llevando a cabo su principal objetivo: enredar los procesos y espacios democráticos que tiene la universidad, para acumular un capital burocrático que le permita cumplir con sus obligaciones políticas.

El propósito de este texto no es defender de forma ciega y estúpida a nadie, sino esbozar -precisamente- la inconformidad que despierta la jauría de politiqueros que está carcomiendo con su codicia, su apatía y su inagotable sed de venganza a la universidad, que requiere de guías que tengan un auténtico espíritu académico y científico. Así es: la UPC sufre un caos jurídico al estilo de El proceso Kafka.

Por Carlos César Silva

@ccsilva86