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Editorial - 6 diciembre, 2019

Calles y monumentos para juglares y artistas

Por estos días el pueblo vallenato, incluyendo a los que no lo son pero aman esta tierra, revive la controversia sobre los homenajes y reconocimientos a los juglares y artistas de la música vallenata, a través de calles, monumentos.

Por estos días el pueblo vallenato, incluyendo a los que no lo son pero aman esta tierra, revive la controversia sobre los homenajes y reconocimientos a los juglares y artistas de la música vallenata, a través de calles, monumentos.

Es nuestro deber, como mínimo, no olvidarnos del legado de los maestros autores, compositores, cantantes e instrumentalistas que han hecho universal la música del Magdalena grande, y en ese camino, más que recordarlos, promover su obra, en nuestro caso a través de las páginas de EL PILÓN o en Foros EL PILÓN.

Por eso nos resulta interesante y de cierta manera reflexiva la polémica sobre por qué, cómo, quiénes deben ser eternizados en una escultura, como aquellas realizadas por Adolfo Jácome (Martín Elías), Jhon Peñaloza y Carlos Misael Martínez (Diomedes Díaz – ‘los ojos del alma’, Leandro Díaz), Jorge Maestre (Los poporos, La sirena de Hurtado, el Cacique Upar…), entre otros.

Esta vez el turno fue para Peter Manjarrés en la glorieta del Cacique Upar, obra realizada en tamaño natural por el artista plástico José Tobías Hinojosa. No pasa desapercibida pues la ola de comentarios, para aplaudir y cuestionar, son nuestro más preciado bien; el sentimiento popular, la preocupación y la percepción de la comunidad son pieza vital del diario EL PILÓN.

Por esto debemos informar, y lo hemos hecho antes, que Manjarrés no es el único artista homenajeado en este sentido. Recientemente el juglar Emiliano Zuleta, padre de la dinastía guajira, engalana la carrera 27, que concluye en las torres de Nando Marín y Lorenzo Morales. También han sido reconocidos a través de este arte manual Leandro Díaz, Calixto Ochoa, entre otros.

La difícil tarea de los gobernantes que se atreven a tales reconocimientos radica en cómo, con qué criterio, se elige al homenajeado, mucho más difícil por los nombres que no son escogidos. De manera que si se eligió a Peter y muchos critican, no nos queda claro si lo que se cuestiona es el nombre o la generación escogida para la escultura.

Bien podría ser la generación de Alfredo Gutiérrez Vital, ¿pero qué garantiza que todos estarán satisfechos? Que lo diga la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, pues muchas han sido las circunstancias molestas que han tenido que sobrellevar al definir el homenajeado de cada Festival.

No olvidemos que, además de a quién se homenajea, lo más importante es cuánto costó la obra, qué estrategia de sostenibilidad y promoción tendrá para el disfrute de los ciudadanos. Entendemos que este tipo de obras están diseñadas para el disfrute espontáneo y la prueba ha sido ‘la banca del Cacique’.

Así que, teniendo en cuenta que ya son muchas las esculturas en lugares renovados para la promoción turística, nos toca cuestionar que haya o quede un plan de acción turístico, y que este tenga continuidad. Recae entonces el reto en manos de un alcalde nuevo, opositor del saliente, que esperamos construya sobre lo construido, pero cuestione con mano dura, con la ley bajo el brazo, si algo se hizo mal.
A partir del primero de enero lo sabremos.

Editorial
6 diciembre, 2019

Calles y monumentos para juglares y artistas

Por estos días el pueblo vallenato, incluyendo a los que no lo son pero aman esta tierra, revive la controversia sobre los homenajes y reconocimientos a los juglares y artistas de la música vallenata, a través de calles, monumentos.


Por estos días el pueblo vallenato, incluyendo a los que no lo son pero aman esta tierra, revive la controversia sobre los homenajes y reconocimientos a los juglares y artistas de la música vallenata, a través de calles, monumentos.

Es nuestro deber, como mínimo, no olvidarnos del legado de los maestros autores, compositores, cantantes e instrumentalistas que han hecho universal la música del Magdalena grande, y en ese camino, más que recordarlos, promover su obra, en nuestro caso a través de las páginas de EL PILÓN o en Foros EL PILÓN.

Por eso nos resulta interesante y de cierta manera reflexiva la polémica sobre por qué, cómo, quiénes deben ser eternizados en una escultura, como aquellas realizadas por Adolfo Jácome (Martín Elías), Jhon Peñaloza y Carlos Misael Martínez (Diomedes Díaz – ‘los ojos del alma’, Leandro Díaz), Jorge Maestre (Los poporos, La sirena de Hurtado, el Cacique Upar…), entre otros.

Esta vez el turno fue para Peter Manjarrés en la glorieta del Cacique Upar, obra realizada en tamaño natural por el artista plástico José Tobías Hinojosa. No pasa desapercibida pues la ola de comentarios, para aplaudir y cuestionar, son nuestro más preciado bien; el sentimiento popular, la preocupación y la percepción de la comunidad son pieza vital del diario EL PILÓN.

Por esto debemos informar, y lo hemos hecho antes, que Manjarrés no es el único artista homenajeado en este sentido. Recientemente el juglar Emiliano Zuleta, padre de la dinastía guajira, engalana la carrera 27, que concluye en las torres de Nando Marín y Lorenzo Morales. También han sido reconocidos a través de este arte manual Leandro Díaz, Calixto Ochoa, entre otros.

La difícil tarea de los gobernantes que se atreven a tales reconocimientos radica en cómo, con qué criterio, se elige al homenajeado, mucho más difícil por los nombres que no son escogidos. De manera que si se eligió a Peter y muchos critican, no nos queda claro si lo que se cuestiona es el nombre o la generación escogida para la escultura.

Bien podría ser la generación de Alfredo Gutiérrez Vital, ¿pero qué garantiza que todos estarán satisfechos? Que lo diga la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, pues muchas han sido las circunstancias molestas que han tenido que sobrellevar al definir el homenajeado de cada Festival.

No olvidemos que, además de a quién se homenajea, lo más importante es cuánto costó la obra, qué estrategia de sostenibilidad y promoción tendrá para el disfrute de los ciudadanos. Entendemos que este tipo de obras están diseñadas para el disfrute espontáneo y la prueba ha sido ‘la banca del Cacique’.

Así que, teniendo en cuenta que ya son muchas las esculturas en lugares renovados para la promoción turística, nos toca cuestionar que haya o quede un plan de acción turístico, y que este tenga continuidad. Recae entonces el reto en manos de un alcalde nuevo, opositor del saliente, que esperamos construya sobre lo construido, pero cuestione con mano dura, con la ley bajo el brazo, si algo se hizo mal.
A partir del primero de enero lo sabremos.