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Cabal presidente

Sarcásticamente sentenciaba un amigo, preguntando, ¿si Iván Duque había llegado a ser presidente de Colombia, por qué María Fernanda Cabal no lo podía ser?, concediéndole legitimidad a la aspiración de la polémica senadora, como muestra de la decepción generalizada que sentimos los colombianos frente a la infortunada gestión de un presidente, muy carismático como candidato, pero que como mandatario se diluyó en la falta de carácter para gobernar de acuerdo a su real concepción ideológica. No salió del clóset.

Pero volviendo al tema Cabal, me preocupé más de solo pensar que el mordaz razonamiento del amigo tomara fuerza electoral dentro de la secta fundamentalista que ciegamente sigue al expresidente Álvaro Uribe Vélez, sobre todo porque en una emisora capitalina la escuché insistir en los tóxicos conceptos que materializó en un trino el día de la muerte de Gabriel García Márquez, el hombre más grande que ha tenido Colombia y que no creo lo volvamos a tener si seguimos gobernados por regímenes donde la educación y las letras solo hacen parte de un colorido discurso, que se diluye en las decisiones mezquinas y politiqueras, urdidas en la maliciosa prevención política hacia profesores y estudiantes.

Creció la preocupación cuando Tomás Uribe Moreno afirmó desde su cuenta de Twitter que la senadora “puede ser la Ángela Merkel colombiana”, la mujer más importante del gobierno alemán y del mundo según la revista especializada en el universo de los negocios y las finanzas, Forbes. Aclarándole al heredero del expresidente Uribe y ahora graduado consanguíneamente como erudito actor político, que la Merkel tiene formación científica y rinde tributo al consenso político, al punto que los social demócratas y verdes alemanes han visto cómo sus discursos políticos se les escurre entre las manos, ante el acercamiento de la líder con los sindicatos, el impulso a la Unión Europea, la reducción de la edad de jubilación y el compromiso con el movimiento antinuclear teutón. 

Al parecer y sin querer posar de especialista en marketing o estrategia electoral, el lanzamiento de María Fernanda Cabal a la arena presidencial puede obedecer al trillado ‘eche pa’lante’ de los jefes políticos, cuando dentro de sus filas no tienen candidaturas claras y acuden a aspiraciones fugaces para ver qué pueda resultar de ellas. En ese experimento miden la espontánea aceptación del nombre en el cautivo electorado, la capacidad de cohesión tanto en las diferentes franjas ideológicas del partido como en la impredecible cantera de indecisos, su capacidad de reacción frente a trascendentales temas nacionales, en fin, se manda al horizonte un globo, el cual se estallará ante la presión o permanecerá vigente de acuerdo a su crecimiento y capacidad de resistencia.

En cualquier caso, lo que sí se puede decir de la senadora Cabal es que en medio de su reconocida imprecisión conceptual mantiene coherencia política, es una mujer pasional que no guardada en las bodegas de la prudencia sus impresiones temperamentales, confronta sin tapujos mostrando su carácter conseguido desde las mieles del poder económico. El tiempo y circunstancias dirán si pega o no. Ojalá sigan saliendo candidatos para que de una gran variedad de opciones programáticas escojamos lo mejor para Colombia, cuidándonos eso sí, de no ser utilizados en el ajedrez político que sacrifica al alfil para que llegue la reina, aunque lo más importante será que antes de entusiasmarnos con compatriotas con opción de triunfo electoral, tengamos en cuenta la máxima de Santo Tomás de Aquino: “Teme al hombre de un solo libro”. Un abrazo.

@antoniomariaA

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