Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 20 junio, 2018

Bombas por trinos

Los pincelazos de nuestras experiencias marcan caminos, tendencias y hasta imponen formas de cómo otras personas toman decisiones en sus propias vidas, olvidar ciertos capítulos de nuestros recuerdos resultan no siendo satisfactorio para la construcción de un mejor futuro para todos. Aun recuerdo los periodos electorales de los 90 y la entrada del nuevo milenio, […]

Los pincelazos de nuestras experiencias marcan caminos, tendencias y hasta imponen formas de cómo otras personas toman decisiones en sus propias vidas, olvidar ciertos capítulos de nuestros recuerdos resultan no siendo satisfactorio para la construcción de un mejor futuro para todos. Aun recuerdo los periodos electorales de los 90 y la entrada del nuevo milenio, de la generación que aun tiene historias y recuerda historias donde el poder en Colombia era ejercido por estructuras ilícitas que todos sabían que existían pero que nadie se atrevía a denunciar.

Una democracia ultrajada por causa de voladuras de peajes, puentes, pescas milagrosas, collares bombas, carros bombas, libros bombas, burros bombas, todo lo que una mente anclada en la confrontación armada y con sevicia puede vislumbrar. Todo esto producto de una de unas fallas sistémicas como la inequidad en la distribución de los bienes y servicios del Estado, el Estado al servicio de estructuras delictivas y viceversa, la inoperancia del Estado en el control de todo el territorio nacional, monopolio de las tierras, la precaria y casi inexistente política de tierras, entre otras circunstancias que han hecho la historia reciente de Colombia un país complejo de gobernar.

Este 17 de junio en las pasadas elecciones presidenciales no escuché sino voladores, euforia en las redes sociales y uno que otro ataque entre un bando y el otro, producto de la polarización que vivió el país tras el proceso de primera vuelta y segunda; bueno eso resulta alimentador quiere decir entonces que, intercambiamos las bombas por los trinos de Twitter, es sin lugar a duda y casi sin darnos cuenta la mayor victoria de todos los Colombianos, que ni los hijos o los nietos o padres de otros colombianos tuvieron que poner su pellejo como carnada a la defensa de una idea o de otra que a la final no sería la solución al país que realmente todos queremos.

Para analizar los avances en tiempo real, es preciso analizar las cifras y por su puesto la percepción que muchas personas expresan frente a la situación de seguridad del país, evidentemente es un país con una expectativa de crecimiento económico, con unos retos complejos como la seguridad en las ciudades, acuerdo de paz con las FARC, política a seguir con ELN, relaciones exteriores, política humanitaria frente a Venezuela, desarrollo sostenible, etc. Seguir trabajando comprometidos con la verdadera transformación de la sociedad, donde las ideas de todos se escuchen y sobretodo se respeten sin importar a qué grupo, movimiento o cualquier otra denominación pertenezca, el país será lo que nosotros queramos que sea y se convierta.

Columnista
20 junio, 2018

Bombas por trinos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Luis Blanco Calderón

Los pincelazos de nuestras experiencias marcan caminos, tendencias y hasta imponen formas de cómo otras personas toman decisiones en sus propias vidas, olvidar ciertos capítulos de nuestros recuerdos resultan no siendo satisfactorio para la construcción de un mejor futuro para todos. Aun recuerdo los periodos electorales de los 90 y la entrada del nuevo milenio, […]


Los pincelazos de nuestras experiencias marcan caminos, tendencias y hasta imponen formas de cómo otras personas toman decisiones en sus propias vidas, olvidar ciertos capítulos de nuestros recuerdos resultan no siendo satisfactorio para la construcción de un mejor futuro para todos. Aun recuerdo los periodos electorales de los 90 y la entrada del nuevo milenio, de la generación que aun tiene historias y recuerda historias donde el poder en Colombia era ejercido por estructuras ilícitas que todos sabían que existían pero que nadie se atrevía a denunciar.

Una democracia ultrajada por causa de voladuras de peajes, puentes, pescas milagrosas, collares bombas, carros bombas, libros bombas, burros bombas, todo lo que una mente anclada en la confrontación armada y con sevicia puede vislumbrar. Todo esto producto de una de unas fallas sistémicas como la inequidad en la distribución de los bienes y servicios del Estado, el Estado al servicio de estructuras delictivas y viceversa, la inoperancia del Estado en el control de todo el territorio nacional, monopolio de las tierras, la precaria y casi inexistente política de tierras, entre otras circunstancias que han hecho la historia reciente de Colombia un país complejo de gobernar.

Este 17 de junio en las pasadas elecciones presidenciales no escuché sino voladores, euforia en las redes sociales y uno que otro ataque entre un bando y el otro, producto de la polarización que vivió el país tras el proceso de primera vuelta y segunda; bueno eso resulta alimentador quiere decir entonces que, intercambiamos las bombas por los trinos de Twitter, es sin lugar a duda y casi sin darnos cuenta la mayor victoria de todos los Colombianos, que ni los hijos o los nietos o padres de otros colombianos tuvieron que poner su pellejo como carnada a la defensa de una idea o de otra que a la final no sería la solución al país que realmente todos queremos.

Para analizar los avances en tiempo real, es preciso analizar las cifras y por su puesto la percepción que muchas personas expresan frente a la situación de seguridad del país, evidentemente es un país con una expectativa de crecimiento económico, con unos retos complejos como la seguridad en las ciudades, acuerdo de paz con las FARC, política a seguir con ELN, relaciones exteriores, política humanitaria frente a Venezuela, desarrollo sostenible, etc. Seguir trabajando comprometidos con la verdadera transformación de la sociedad, donde las ideas de todos se escuchen y sobretodo se respeten sin importar a qué grupo, movimiento o cualquier otra denominación pertenezca, el país será lo que nosotros queramos que sea y se convierta.