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Editorial - 6 septiembre, 2017

Bienvenido Papa Francisco

 El 13 de marzo del año 2013 cuando el Colegio Cardenalicio en Roma escogió al cardenal Jorge Mario Bergoglio dijo que eligió el nombre de Francisco para su pontificado por San Francisco de Asís, conocido como el santo de la pobreza y la paz, esa paz que hoy en Colombia se construye poco a poco […]

 El 13 de marzo del año 2013 cuando el Colegio Cardenalicio en Roma escogió al cardenal Jorge Mario Bergoglio dijo que eligió el nombre de Francisco para su pontificado por San Francisco de Asís, conocido como el santo de la pobreza y la paz, esa paz que hoy en Colombia se construye poco a poco en medio de dificultades y obstáculos.

Por eso es tan importante la visita del Papa Francisco al país, debido a que el mensaje de esperanza, de reconciliación y unión que trae, cae como lluvia en el desierto.

El mensaje que mandó previo a su llegado es claro: “Iré como peregrino de esperanza y de paz, para celebrar con ustedes la fe en nuestro Señor y también para aprender de vuestra caridad y vuestra constancia en busca de la paz y la armonía”.

La presencia del máximo jerarca de la iglesia católica en el país tiene un enorme significado en todos los niveles de la sociedad colombiana, y aun sin tener su presencia física en todos los territorios de la Nación, invita a reflexionar sobre el rol que cada colombiano tiene en el día a día. Las acciones, aptitudes, sentimientos, disposición y creencias deben ser revisadas, aprovechar estos días para mirar hacia adentro, no afuera, donde todo a veces parece un caos.

Que la visita del peregrino de esperanza y paz no sea en vano, que a su regreso quede sembrada una nueva semilla en el espíritu de los colombianos, que “esta tierra rica de historia, de cultura, de fe, de hombres y mujeres que han trabajado con tesón y constancia para que sea un lugar donde reine la armonía y la fraternidad” (como dijo en sus palabras el Papa), asuma una nueva actitud frente a la dura realidad que hoy tenemos, pero a la que no debemos ser inferiores como sociedad.

Es el momento de dar el primer paso, frase que identifica esta visita papal, porque dar el primer “nos anima a salir al encuentro del otro y a extender la mano, y darnos el signo de paz. La paz es la que Colombia busca desde hace mucho tiempo y trabaja para conseguirla. Una paz estable, duradera, para vernos y tratarnos como hermanos, nunca como enemigos”. Solo esas palabras nos indican el camino, el resto corre por cuenta de cada colombiano, para dejar atrás el odio, la polarización y la división que carcome el país político, pero no a las comunidades que esperan solo una motivación para tener una vida mejor.

 

Editorial
6 septiembre, 2017

Bienvenido Papa Francisco

 El 13 de marzo del año 2013 cuando el Colegio Cardenalicio en Roma escogió al cardenal Jorge Mario Bergoglio dijo que eligió el nombre de Francisco para su pontificado por San Francisco de Asís, conocido como el santo de la pobreza y la paz, esa paz que hoy en Colombia se construye poco a poco […]


 El 13 de marzo del año 2013 cuando el Colegio Cardenalicio en Roma escogió al cardenal Jorge Mario Bergoglio dijo que eligió el nombre de Francisco para su pontificado por San Francisco de Asís, conocido como el santo de la pobreza y la paz, esa paz que hoy en Colombia se construye poco a poco en medio de dificultades y obstáculos.

Por eso es tan importante la visita del Papa Francisco al país, debido a que el mensaje de esperanza, de reconciliación y unión que trae, cae como lluvia en el desierto.

El mensaje que mandó previo a su llegado es claro: “Iré como peregrino de esperanza y de paz, para celebrar con ustedes la fe en nuestro Señor y también para aprender de vuestra caridad y vuestra constancia en busca de la paz y la armonía”.

La presencia del máximo jerarca de la iglesia católica en el país tiene un enorme significado en todos los niveles de la sociedad colombiana, y aun sin tener su presencia física en todos los territorios de la Nación, invita a reflexionar sobre el rol que cada colombiano tiene en el día a día. Las acciones, aptitudes, sentimientos, disposición y creencias deben ser revisadas, aprovechar estos días para mirar hacia adentro, no afuera, donde todo a veces parece un caos.

Que la visita del peregrino de esperanza y paz no sea en vano, que a su regreso quede sembrada una nueva semilla en el espíritu de los colombianos, que “esta tierra rica de historia, de cultura, de fe, de hombres y mujeres que han trabajado con tesón y constancia para que sea un lugar donde reine la armonía y la fraternidad” (como dijo en sus palabras el Papa), asuma una nueva actitud frente a la dura realidad que hoy tenemos, pero a la que no debemos ser inferiores como sociedad.

Es el momento de dar el primer paso, frase que identifica esta visita papal, porque dar el primer “nos anima a salir al encuentro del otro y a extender la mano, y darnos el signo de paz. La paz es la que Colombia busca desde hace mucho tiempo y trabaja para conseguirla. Una paz estable, duradera, para vernos y tratarnos como hermanos, nunca como enemigos”. Solo esas palabras nos indican el camino, el resto corre por cuenta de cada colombiano, para dejar atrás el odio, la polarización y la división que carcome el país político, pero no a las comunidades que esperan solo una motivación para tener una vida mejor.