Uno de los principales obstáculos en los países en desarrollo, a la hora de diseñar y ejecutar políticas públicas, es la falta de buena información social y económica. Esa situación la vivían Valledupar y el Cesar, hasta hace pocos años era peor; pero se ha venido superando gracias a la gestión de José Luis Urón Márquez, en la Cámara de Comercio, a través de convenios con el Dane y la Bolsa de Colombia.
En efecto, sin buena información es imposible hacer una buena gestión pública, pero tampoco la sociedad civil puede hacerle veeduría y control social a la gestión del Estado. Por eso, constituye una gran noticia la creación del Cesore- Centro de Estudios Socioeconómicos y Regionales, bajo el liderazgo del economista investigador, Fernando Herrera Araújo.
Se trata de un Centro de análisis y pensamiento que le puede servir mucho al gobierno departamental, a los municipales, a toda la sociedad civil, y principalmente a las universidades, en la necesaria tarea de hacerle seguimiento y control a las políticas públicas.
Cesore acaba de publicar un completo estudio: “Cesar, retos y desafíos por el desarrollo sostenible”, que se constituye en un buen insumo, insisto en esto, para quienes aspiran a regir los destinos del Departamento del Cesar, su capital Valledupar y todos sus municipios. Pero también para el mundo académico y el resto de la sociedad civil.
El documento, desde la perspectiva y la metodología de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles, además que está bien y claramente diseñado, es una radiografía completa de cómo están las cosas en el Cesar. Sirve para estudiar qué tanto nos han servido las tristemente célebres regalías del carbón, o si da lo mismo vivir en un municipio carbonífero a uno que no lo es. Tenemos una población de 1.065.673 habitantes, de los cuales el 50,1 por ciento son mujeres y el 49,9 por ciento mujeres. Una ruralidad del 25 por ciento, según las cifras del Dane.
Además, el 9,2 por ciento de nuestra población es mayor de 60 años o más; un 34 por ciento está entre los 29 y los 59 años; lo que, obviamente, nos deja una alta población en la infancia, más del 28 por ciento, y otro tanto en la juventud, entre los 14 y los 28 años. Tenemos una pobreza del 40 por ciento, advierte Herrera Araujo en el editorial del estudio.
Una preguntica sencilla, señoras y señores: ¿qué vamos a hacer para generar el empleo que requiere toda esa gente?. ¿Qué vamos a hacer con ellos y con los 32 mil venezolanos que nos han llegado?. Hasta qué punto esas cifras de pobreza y otras carencias económicas y sociales nos revelan la improvisación, en algunos casos, la desidia y la corrupción, en otros, de como se ha venido administrando la cosa pública en el otrora departamento “piloto” de Colombia. Desde estas páginas, hace ya varios años, hemos venido con la cantaleta de que despertemos en Valledupar y el Cesar, estamos sentados sobre una “verdadera bomba social”, que amerita replantear la mayoría de nuestras políticas sociales y económicas regionales.
Invito a los estudiantes universitarios, a los gremios, profesionales y veedurías de la sociedad civil a consultar al Cesore, que será de una gran utilidad a la hora de vigilar el buen uso de nuestros recursos públicos, pero también para diseñar y ejecutar mejores políticas públicas en beneficio de nuestra población que tanto las necesita, y principalmente la gente más pobre. Una buena noticia para el Cesar, bienvenido Cesore, que será un instrumento adecuado para proyectar nuestro desarrollo y la transparencia en la ejecución de los recursos oficiales en todo el departamento y sus 25 municipios.