Valledupar y el Cesar son los únicos territorios considerados costeños que no tienen límites con el mar. Sin embargo, esa condición no le quita fuerza cultural para identificarse a plenitud con todo aquello que representa la idiosincrasia del Caribe colombiano. Somos auténticos caribeños.
Valledupar y el Cesar son los únicos territorios considerados costeños que no tienen límites con el mar. Sin embargo, esa condición no le quita fuerza cultural para identificarse a plenitud con todo aquello que representa la idiosincrasia del Caribe colombiano. Somos auténticos caribeños.
Ser caribe es un concepto muy amplio y complejo, es algo que está tan lleno de vida, de historia, de cultura y de futuro, que no nos basta un solo día para celebrarlo. Este 28 de junio, conmemoramos el Día Nacional del Caribe Colombiano, y apenas unos meses después, el 10 de octubre, con la celebración del Día de la Región Caribe, volvemos a reunirnos alrededor de la música, los colores, los sabores y las voces de una región que es corazón y frontera de Colombia.
Nos preguntamos si se trata de ¿una sobredosis de Caribe?, consideramos que nunca sobrará cualquier gestión encaminada a valorar las potencialidades de nuestra región. Bienvenido todo ello. Porque si algo necesita este país es más Caribe, más de sus características representadas en su alegría, en ese entusiasmo que resiste y está a prueba de todo, de su creatividad que transforma, de su gente que nunca se rinde ante las adversidades.
¿Por qué dos fechas?, según documentales periodísticos, por un lado, de Kevin Escorcia, “el Día del Caribe Colombiano fue instaurado en conmemoración del aniversario de la fundación del Instituto de Investigaciones del Caribe Colombiano (INCODI) en 1982. Esta institución, pionera en el estudio de las expresiones culturales caribeñas, tuvo como objetivo central promover el conocimiento y el respeto por la identidad del Caribe en el contexto nacional”.
Por otra parte, el periodista Leonardo Herrera Delgans, ilustra el origen del Día de la Región Caribe, cada 10 de octubre, precisando que en esa fecha “se recuerda un hito de su historia: la expulsión del último de los invasores españoles que abandonó Cartagena en 1821. Este hecho no solo marcó la independencia definitiva de la región, sino que se ha convertido en un símbolo de la lucha por la equidad y la autodeterminación de los pueblos que conforman la costa norte de Colombia”.
Desde EL PILÓN rescatamos muchos de los aspectos planteados en esos sendos informes periodísticos y compartimos la necesidad de que los gobernadores, académicos y líderes sociales utilicen esta fecha para “hacer un llamado al Gobierno nacional en busca de una distribución más equitativa de los recursos, una demanda que ha sido recurrente en la historia de la región”.
Pues bien, que no sea solo el gobernador del Atlántico, Eduardo Verano, quien abandere los temas del Caribe colombiano, se necesitan más fuerzas unidas para luchar por la defensa de la autonomía territorial.
A propósito, bueno sería conocer cómo va la conformación de la Región como Entidad Territorial, RET, introducida por la Constitución Política de 1991 en su artículo 307 y desarrollada por la ley 1962 de 2019 para identificar, de acuerdo a sus características y funciones, sus reales aportes en la transformación de un modelo de Estado históricamente unitario en uno de carácter regional.
El espíritu de esa figura es el de permitir que
los departamentos del Caribe puedan acceder a mayores recursos nacionales para ejecutar proyectos de impacto regional.
Por lo pronto, mediante estas dos fechas recordémosle a Colombia el valor de la pluralidad cultural y el aporte invaluable del Caribe al país. Hablar del Caribe colombiano requerirá algo más de las 350 páginas que utilizó Gabriel García Márquez para identificarnos en su obra cumbre de Cien Años de Soledad.
Valledupar y el Cesar son los únicos territorios considerados costeños que no tienen límites con el mar. Sin embargo, esa condición no le quita fuerza cultural para identificarse a plenitud con todo aquello que representa la idiosincrasia del Caribe colombiano. Somos auténticos caribeños.
Valledupar y el Cesar son los únicos territorios considerados costeños que no tienen límites con el mar. Sin embargo, esa condición no le quita fuerza cultural para identificarse a plenitud con todo aquello que representa la idiosincrasia del Caribe colombiano. Somos auténticos caribeños.
Ser caribe es un concepto muy amplio y complejo, es algo que está tan lleno de vida, de historia, de cultura y de futuro, que no nos basta un solo día para celebrarlo. Este 28 de junio, conmemoramos el Día Nacional del Caribe Colombiano, y apenas unos meses después, el 10 de octubre, con la celebración del Día de la Región Caribe, volvemos a reunirnos alrededor de la música, los colores, los sabores y las voces de una región que es corazón y frontera de Colombia.
Nos preguntamos si se trata de ¿una sobredosis de Caribe?, consideramos que nunca sobrará cualquier gestión encaminada a valorar las potencialidades de nuestra región. Bienvenido todo ello. Porque si algo necesita este país es más Caribe, más de sus características representadas en su alegría, en ese entusiasmo que resiste y está a prueba de todo, de su creatividad que transforma, de su gente que nunca se rinde ante las adversidades.
¿Por qué dos fechas?, según documentales periodísticos, por un lado, de Kevin Escorcia, “el Día del Caribe Colombiano fue instaurado en conmemoración del aniversario de la fundación del Instituto de Investigaciones del Caribe Colombiano (INCODI) en 1982. Esta institución, pionera en el estudio de las expresiones culturales caribeñas, tuvo como objetivo central promover el conocimiento y el respeto por la identidad del Caribe en el contexto nacional”.
Por otra parte, el periodista Leonardo Herrera Delgans, ilustra el origen del Día de la Región Caribe, cada 10 de octubre, precisando que en esa fecha “se recuerda un hito de su historia: la expulsión del último de los invasores españoles que abandonó Cartagena en 1821. Este hecho no solo marcó la independencia definitiva de la región, sino que se ha convertido en un símbolo de la lucha por la equidad y la autodeterminación de los pueblos que conforman la costa norte de Colombia”.
Desde EL PILÓN rescatamos muchos de los aspectos planteados en esos sendos informes periodísticos y compartimos la necesidad de que los gobernadores, académicos y líderes sociales utilicen esta fecha para “hacer un llamado al Gobierno nacional en busca de una distribución más equitativa de los recursos, una demanda que ha sido recurrente en la historia de la región”.
Pues bien, que no sea solo el gobernador del Atlántico, Eduardo Verano, quien abandere los temas del Caribe colombiano, se necesitan más fuerzas unidas para luchar por la defensa de la autonomía territorial.
A propósito, bueno sería conocer cómo va la conformación de la Región como Entidad Territorial, RET, introducida por la Constitución Política de 1991 en su artículo 307 y desarrollada por la ley 1962 de 2019 para identificar, de acuerdo a sus características y funciones, sus reales aportes en la transformación de un modelo de Estado históricamente unitario en uno de carácter regional.
El espíritu de esa figura es el de permitir que
los departamentos del Caribe puedan acceder a mayores recursos nacionales para ejecutar proyectos de impacto regional.
Por lo pronto, mediante estas dos fechas recordémosle a Colombia el valor de la pluralidad cultural y el aporte invaluable del Caribe al país. Hablar del Caribe colombiano requerirá algo más de las 350 páginas que utilizó Gabriel García Márquez para identificarnos en su obra cumbre de Cien Años de Soledad.