MISCELÁNEA
Por Luis Augusto González Pimienta
Pródiga en noticias resultó la semana pasada. Tanto, que abordar una sola para escribir la columna implicaría difícil selección e injustas exclusiones. Por ello, con la brevedad que el espacio impone, aludiré a las más importantes.
La muerte del exitoso industrial Julio Mario Santo Domingo no por esperada fue menos lamentada. Raro en su especie, por cuanto sumaba a su inmensa fortuna las finas maneras de un lord inglés, una inclinación intelectual frenada por sus ocupaciones empresariales y un espíritu decididamente filantrópico, aparecía en los registros fotográficos con gesto adusto, como distante, inasible. Salvo cuando, con motivo de la exaltación de Daniel Samper Pizano y Juan Gossaín como miembros correspondientes de la Academia Colombiana de la Lengua, escuchaba los aires vallenatos interpretados por el “Cocha” Molina en la voz de Ivo Díaz. Allí se le vio sonreído, feliz. Se evidenció, como suele decir un amigo, que el vallenato “debilita”.
Después surgieron las marchas estudiantiles de protesta por el proyecto de reforma a la ley de educación superior propuesto por el Gobierno al Congreso, de corte privatizador. No han sido protestas tranquilas ni restringidas a la capital de la República, sino violentas y extendidas por todo el país, que incluso cobraron en Cali la vida de un joven estudiante a quien le explotó su cargamento de papas bomba. Delicada situación a la que el presidente Santos tendrá que hacerle frente una vez concluyan las celebraciones por la aprobación del TLC con Estados Unidos, que dicho sea de paso, confirma la buena estrella de nuestro mandatario, a quien le bastó un año para obtener lo que Uribe no alcanzó durante seis. Es claro que a Uribe le tocaron las duras y a Santos las maduras.
Respecto de ese tratado de libre comercio dejaré que los expertos sigan analizándolo y quedaré a la espera de sus resultados para saber quiénes tuvieron la razón, si sus defensores o sus críticos.
El hundimiento del proyecto de ley que volvía a penalizar el aborto en todas las circunstancias, fue noticia alentadora. Resultaba mortificante que en el debate que dieron los nuevos apóstoles del oscurantismo, sobre la base de que la vida comienza en la concepción y no en el nacimiento (lo cual está definido legal, doctrinal y jurisprudencialmente), no se consultara el pensamiento de las mujeres, a la postre las únicas que podrían opinar con verdadero conocimiento de causa. Esta “abortada” reforma desconocía el fallo constitucional que despenalizaba la conducta en los casos de malformación del feto, de embarazo producto de una violación y de riesgo de la vida de la madre, permitiéndoles a los médicos la objeción de conciencia para no practicarlo. La reforma era un retroceso y jamás impediría los abortos clandestinos, a los que sí hay que ponerles fin, pues son un problema de salud pública.
Por último, Leonel Álvarez se salió con la suya. El triunfo del combinado nacional de fútbol en su primera salida es todo mérito del entrenador. Su planteamiento táctico fue inteligente y la escogencia de la formación titular, un acierto. Muchos cuestionaron la exclusión de Falcao García en la nómina inicial contra Bolivia, sin parar mientes en lo que dijo el adiestrador respecto de la necesidad de manejar los tiempos ante la falta de oxígeno a la altura de La Paz. Teófilo Gutiérrez resultaba necesario y cumplió muy bien con su función de pasador, en lo cual supera a Falcao. Éste entró como definidor e hizo lo suyo. Ambos realizaron lo que se les pidió. Ni qué decir de la fantástica actuación de James Rodríguez, conductor insigne del triunfo y con una madurez dentro de su juventud que nos hace soñar con la aparición del 10 que andábamos buscando.