Mal cierre de año para el sector agropecuario en Colombia. Se cayó la superficie de cultivos transitorios en un -5.7%, se dispararon las importaciones de productos agropecuarios en un 10.6%, se cayeron los precios de varios commodities, se incrementaron los costos de producción, aumentaron los riesgos fitosanitarios y sanitarios, se creció la cartera vencida con la banca y se cayó la productividad.
Las entidades responsables de orientar la política de seguridad jurídica, formalización y acceso a la propiedad rural, como son la Agencia Nacional de Tierras, la Unidad de Restitución de Tierras y la Superintendencia Delegada para la Protección, Restitución y Formalización de tierras, no cumplieron con sus objetivos y sus metas fijadas en el Plan Nacional de Desarrollo del anterior gobierno. Según las cifras oficiales, existen 182.000 procesos de formalización de predios baldíos sin resolver, dos millones de predios sin títulos, 97.045 solicitudes de restitución de predios sin ser resueltas por los jueces y miles de procesos de clarificación, deslinde, extinción y recuperación de baldíos indebidamente ocupados, que no han sido resueltos.
La institucionalidad creada para garantizar el acceso a la investigación, transferencia de tecnologías, asistencia técnica, distritos de riego, fomento a la mecanización de cultivos, control fitosanitario y planeación del sector productivo presentan unos resultados muy deficientes frente a los indicadores de productividad, rentabilidad y competitividad de los países con los cuales tenemos suscritos 16 Tratados de Libre Comercio.
A pesar de que el Ministerio de Agricultura, la Agencia de Desarrollo Rural (ADR), Agrosavia, la Autoridad de Acuicultura y Pesca y la Agencia para la Renovación del Territorio, se gastaron este año más de 1 billón de pesos en estos temas, el agro presenta un rezago enorme en distritos de riego, vías terciarias, escuelas rurales y productividad.
Esta desventaja comparativa ha permitido la importación de más de 6 millones de toneladas de productos agropecuarios (que no pagan impuestos) por un monto de US$5.780 millones entre enero y octubre de este año, pudiendo producir esos esos alimentos y materias primas acá. Tenemos 24 millones de hectáreas aptas para la agricultura y ganadería escuchando el cuento. Es inaceptable, por ejemplo, que, teniendo dos océanos y nueve grandiosos ríos, estemos importando 382 millones de dólares anuales en pescados.
Respecto al financiamiento del sector agropecuario, en estos 11 meses del año se colocaron créditos por un monto de $13.7 billones, lo cual representa un leve crecimiento del 4.4% respecto al mismo periodo del 2017. El problema sigue siendo la escasa cobertura de financiamiento (17% del total de la inversión en el sector) y la concentración del crédito. El 96% fueron colocados por 10 entidades financieras (de 48 que hay en el país); el 82% de los recursos se quedaron en 10 departamentos (como si en los 22 restantes no se produjera comida) y el 84% de los desembolsos fueron para grandes y medianas empresas, soló el 16% correspondió a pequeños productores. El Banco Agrario, sigue perdiendo participación en el mercado y aumentando su cartera vencida por encima del 9%. Ya pasó a semáforo en rojo.
Les deseo una Feliz Navidad.
*Consultor en crédito de fomento agroindustrial.
Por Indalecio Dangond