Todavía recuerdo el 2017 como si fuera ayer. Jajajaja, póngale buen humor a su vida y todo será mucho mejor. Consciente de que poco a poco vamos caminando en los 15 primeros días de este nuevo año 2018, equivalentes a 360 horas, es decir, 21.600 minutos y 1.296.000 segundos, aprovecho este momento para dar gracias a Dios por tu amistad, respeto y cariño querido lector. Deseo para todos la felicidad completa e infinitas bendiciones hoy y siempre.
Avancemos en este nuevo año: alegres, seguros y confiados de que nuestro pasado está bajo la mirada misericordiosa de Dios. Miremos pues agradecidos desde la FE nuestros días del ayer con todo lo que trajeron: cosas buenas y malas, bellas y feas, verdaderas y falsas, aciertos y errores, lágrimas y sonrisas, sorpresas y más de lo mismo, luces y sombras, salud y enfermedad, victorias y derrotas, pérdidas y ganancias, trabajo y desempleo, encuentros y desencuentros, sabiendo que esta es la vida, una montaña rusa de emociones, pensamientos y decisiones que vienen y van, dándole color, dinamismo y sabor a nuestra existencia.
Sigamos nuestro peregrinaje existencial sin detenernos ni un instante, abriendo el corazón a la ESPERANZA para nuestro futuro, que está bajo la Divina Providencia del Creador. Sin temor, avancemos tomando la bandera de Cristo y su Reino, con la plena certeza que el mañana unidos a Él, nos pertenece y digamos como San Pablo, a voz en grito: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Flp 4, 13). El mañana no nos angustia, porque sabemos que todo pasa para bien de los que Dios ama y todo lo que venga será estupendo y maravilloso.
Hagamos un alto para detenernos en lo único seguro que tenemos entre el ayer y el mañana: nuestro hoy, el “aquí y el ahora”. Vivamos intensamente cada segundo, minuto, cada hora de este 2018 que avanza inexorable, no desaprovechemos ni un instante en cosas vanas y superflúas. Ojalá hayamos aprendido de los errores del pasado y sin frustraciones por el ayer ni afanes por el mañana, no volvamos a repetir en este nuevo año, los mismos yerros.
Te invito a tomar una frase, lema o consigna de batalla para este 2018 y a aplicarlo en todos los aspectos de la vida para convertirla en tu programa a seguir lo espiritual, personal, familiar, intelectual, laboral, social, económico o cualquier otro ámbito de tu existencia. Te comparto mi consigna o lema: VIVIRÉ UN DÍA A LA VEZ, APOYADO EN EL ETERNO AMOR DE DIOS. Sí, viviré amando a Dios y a mi prójimo. Amándote a ti que me lees, que me acoges, rechazas o criticas. Esto me bastará para ser feliz hoy, no mañana. Porque solo tengo para ser feliz, el día de hoy de los 350 que quedan de este 2018.
Entonces, ¿Quién dijo miedo? A nada hay que temer, porque Dios, nuestro Dios, viene con nosotros. “Y si Dios está con nosotros, ¿Quién contra nosotros?” (Rom 8,13). Por eso, no es tarde para desearles a todosl un: Feliz año nuevo 2018. Su fiel amigo y servidor, Juan Carlos Mendoza, el cura que en Cristo ríe, sufre, canta, ora, escribe, baila baila y goza goza.