“Sé para mí una roca de refugio adonde recurra yo continuamente”. Salmos 71,3
Aquel que me conoce mejor, me ama más. ¡Dios me conoce más y me comprende mejor! ¡déjate conocer por Dios!
El anhelo de mi corazón es que podamos beber de esas aguas que brotan del manantial de Dios para nosotros.
Ciertamente, hay un hondo clamor, en lo profundo del corazón de cada persona por lograr una conexión íntima con Dios.
Nuestras oraciones acompañan al nuevo gobierno con la esperanza de que los cambios sean para bien.
Todavía hoy, Dios anhela caminar con nosotros, y esa es la razón por la cual su Santo Espíritu nos anhela celosamente. ¡Dios busca compañeros en el camino!
El segundo: Amar a otros, es el resultado del amor a Dios. En su presencia me preparo para servir mejor a mis semejantes. Recuerda: ¡Primero, lo primero! Abrazos y bendiciones en Cristo.
Mi invitación para hoy es que aprendamos a ver a Jesús en las Escrituras y así continuemos en la aventura de crecer en el conocimiento de aquel que puso su vida por la nuestra
Cuando de cara a las circunstancias, nuestra fe fue probada hasta el punto de rotura, solo nos queda mirar arriba y confiar que Dios tiene el control.
“… gozaos profundamente cuando os halléis en diversas pruebas…”. Santiago 1,2-3
Negarse a sí mismo para seguir a Jesús traerá una nueva perspectiva de los asuntos espirituales y dará una visión más clara de la realidad del Reino
Uno de los males en nuestro medio es la idea de que la política es sucia y que el cristiano debe mantenerse alejado de ella
Podemos inferir, entonces, que la oración implica estar alerta, con atención, ojos abiertos y mente clara y diáfana dispuestos a recibir lo que Dios quiere hablarnos
“Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto…” San Mateo 6,6.
El problema consiste en que muchas veces dichas normas están por encima de las establecidas en las Sagradas Escrituras.
En ocasiones podemos sentir que Dios está a punto de descalificarnos, cansado de nuestros tropiezos, muchas veces, nosotros mismos nos sentimos abrumados por las inconsistencias y reacciones de nuestra humanidad.
Entender nuestra identidad en Cristo es absolutamente esencial para vivir una vida plena y de realización.
Jesús, en la oración intercesora, pidió al Padre que, aunque permaneciéramos en el mundo, fuéramos santificados en la verdad, porque su palabra es verdad.
Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que, lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. La fe bíblica no es una preferencia de lo que nos gustaría ver, sino el convencimiento de la realidad de lo invisible.
Mi oración es que el Príncipe de Paz guarde nuestros corazones y nos dé su paz haciéndonos también pacificadores en todas nuestras relaciones. Fuerte abrazo y bendiciones por montones.