Como un homenaje póstumo, esta casa editorial publica de nuevo, en el espacio habitual, la última columna escrita por Luis Augusto González, (Q.E.P.D), el pasado lunes 3 de febrero.
Coinciden los comentaristas en que esta campaña electoral es confusa y aburrida. Corta –menos mal- y decepcionante en grado sumo.
Coinciden los comentaristas en que esta campaña electoral es confusa y aburrida. Corta –menos mal- y decepcionante en grado sumo.
Cuando Valledupar era una aldea los vecinos se conocían entre sí. La acelerada mutación a ciudad la volvió impersonal, extraña. Nadie sabe quién es quién; ni siquiera sabe dónde vive.
A Luis XIV, el Rey Sol, cuyo largo y glorioso mandato coincidió con la época de mayor esplendor de las letras y las artes francesas, se le atribuye la expresión “la puntualidad es la cortesía de los reyes”. Los norteamericanos, objetivos y prácticos, pregonan que el tiempo es oro (time is gold).
Mi ingreso a la moderna tecnología está salpicado de anécdotas. Una: muchos años atrás, ya no sé cuántos, estrenando celular, hice una llamada y no supe apagar el equipo. Cuando me percaté del error habían transcurrido 45 minutos. Casi consumo el plan contratado.
Feliz año nuevo se grita a las doce en punto de la noche de cada treinta y uno de diciembre. Se brinda y se bebe sin medida.
Ingenuamente creí terminar este 2013 sin referirme a Emdupar. Una semana más y lo hubiera logrado. Pero la realidad es más obstinada que el deseo y no hubo contención posible.
La destitución del alcalde de Bogotá ha ocasionado un “trepequesube” de grandes proporciones. Fue un hecho predecible aunque inusitado.
Cuando Luis XIV, el Rey Sol, quiso expresar el poder ilimitado e inapelable del monarca, dicen que dijo “El Estado soy yo”. La frase, cierta o falsa, hizo carrera y se aplica indistintamente a todo aquel que no acepta razones, que impone su voluntad a contrapelo de la evidencia, pasando por encima de cualquier argumento en contrario por lógico que resulte.
El fútbol colombiano pasa por un gran momento. Falcao y su séquito son noticia en el mundo entero tanto por su excelente producción en las eliminatorias cuanto por los buenos resultados en sus respectivos clubes.
La partida para siempre de un amigo nos produce dolor y nos deja remembranzas. El dolor es finito, los recuerdos son perpetuos. No ocurre lo mismo cuando la ausencia es temporal.
El beso es la manifestación de una amplia gama de emociones. Con él se expresa ternura, consideración, cariño o pasión.
Cuando aún no habíamos consolidado la independencia de España discutíamos si debíamos ser centralistas o federalistas. En esas andábamos cuando sobrevino la reconquista española. A ese período se lo conoció como la Patria Boba.
Las calles son un verdadero peligro. Por definición, vehículo es el medio de transporte de personas o cosas, de manera que tanto el lujoso automóvil como la modesta bicicleta son vehículos, al igual que las motocicletas y las carretillas.
Causaban asombro los intempestivos cambios anímicos de Moncada. Pasaba de la euforia al abatimiento y viceversa sin solución de continuidad. Su delirante momento actual hacía suponer una pronta reclusión hospitalaria. Sin duda, los años le estaban pasando cuenta de cobro.
Sufrida, como son las conquistas, fue la clasificación al Mundial. Épica remontada, titularon algunos. Muy cierto. La sucesión de yerros iniciales dio paso a la reivindicación.
No se enterará el señor Mauricio Cárdenas, ministro de Hacienda, de la repulsión que su arrogancia le genera a un columnista de provincia.
Ante los últimos hechos violentos las autoridades están desconcertadas. Son frecuentes las escenas de apuñalamiento entre seguidores de diferentes equipos de fútbol, solo por portar la camiseta rival.
Aunque imperfecta, la democracia es la forma de gobierno que mejor se adapta al carácter de nuestra colectividad. Ocurre sí, que lo que nace bueno nos empeñamos en descomponerlo, comenzando por darle matices hasta llegar al desbarrancadero de que habla Fernando Vallejo.
En la raza humana se dan los triunfadores y los perdedores. En el medio están los que siempre están a punto de triunfar pero no lo logran, porque siempre se tropiezan con alguien mejor o con más suerte: son los llamados segundones.