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Columnista - 14 mayo, 2024

¡Apagando Focos!

Es innegable el eco que ha hecho en el alto gobierno y en el imaginario colectivo la canción vallenata “Apagando focos”, convertida en protesta social cantada, porque el que canta sus males espanta y conjura las escandalosas tarifas de energía eléctrica que generan la disyuntiva ¡si comer o pagar el recibo de la luz!, paseo […]

Boton Wpp

Es innegable el eco que ha hecho en el alto gobierno y en el imaginario colectivo la canción vallenata “Apagando focos”, convertida en protesta social cantada, porque el que canta sus males espanta y conjura las escandalosas tarifas de energía eléctrica que generan la disyuntiva ¡si comer o pagar el recibo de la luz!, paseo que tararea la costa Caribe bajo la égida interpretativa de Iván Villazón y el ‘Tuto’ López.

Para bajar las tarifas de electricidad el presidente Petro anunció que las deudas que dejó el gobierno Duque a través del decreto de “opción tarifaria” y que fueron trasladadas a los usuarios serán asumidas por la Nación, publicó Gustavo Bolívar, director del DPS; de ser así, sería un respiro para este martirizado territorio colombiano.

Lo que debía asumir Afinia, filial de las Empresas Públicas de Medellín, propiedad del Grupo Empresarial Antioqueño GEA, y Air-e, también de capital antioqueño, por pérdidas técnicas derivadas del desgaste de sus equipos, y pérdidas por fraude, que son las que se generan por el robo de energía, se le carga al usuario, sin que Afinia y Air-e arrastren pasivos de Electricaribe que saneó el Estado.

Para hacer viable la venta de Electricaribe, en el 2019, el Gobierno nacional dispuso que los usuarios asumirían las pérdidas técnicas y no técnicas, forma de reconocer las inversiones de Afinia y Air-e, y de paso blindar a un grupo económico antioqueño que de público solo tiene la razón social para comprar a Electricaribe a precio de gallina flaca, un negocio redondo para Afinia y Air-e.

Todos pagamos justos por pecadores, tanto los que obran con honestidad, conforme los que hacen trampa, pero como siempre, para el señor Duque el atajo más fácil fue castigar al honesto y premiar al pícaro, tras un pago adicional promedio de 40, 50 y 60 mil pesos que se refleja en la factura, según el estrato, incurra o no en la conducta delictiva de robar. Qué decepción para el profesor Leonidas Acuña, cuando parafraseaba: “Si el pícaro supiera el valor de la honradez, honrado sería por pícaro”, sermón que le cabe a empresarios y usuarios por igual.

Si usted reclama, la razón siempre la tiene Afinia, asesorada por magistrados de las altas cortes que ya están pensionados, pero ejercen como asesores, donde nadie les gana un pleito, ni siquiera ante la Superintendencia de Servicios Públicos, sin importar la suerte del usuario que paga carreras de taxi y pierde su tiempo en una atiborrada sala de espera, fiel reflejo del mal servicio y quejas generalizadas.

Nos quedamos cortos cuando citamos el refrán: “La misma jeringa con distinta aguja”, porque Afinia puya más duro que Electricaribe, es que acá en Valledupar ya no lo atracan a uno con revólver ni con cuchillo, sino con el kilovatio, dijo sarcásticamente el compositor Julio Oñate Martínez, al paso de la pandemia del COVID-19 y ahora del kilovatio.

El estribillo de “Apagando Focos” es demoledor: “Afinia me tiene loco y Air-e me va a matá, yo vivo apagando focos y la cuenta sube más”, en contraste al suministro de agua, servicio que resulta más barato y vital, en comparación con la luz, malestar que supo capitalizar con picaresca el investigador, hacedor de canciones y premio Simón Bolívar, Julio Oñate Martínez.

La genialidad, entre comillas, de cambiar la postería para elevar los medidores, dizque inteligentes y antifraudes, que por cierto desencadenó protestas, ha representado un engaño y un perjuicio económico de mayor impacto para quienes habían dispuesto del uso de gabinetes que antes exigían y hoy son innecesarios, para luego bajar esos mismos medidores elevados a los postes, incertidumbre empresarial que indigna al usuario, que invirtió millonarios recursos en gastos inoficiosos por culpa de Afinia en lo que respecta al Cesar.

Ola de indignación, explosión de ira e intenso torrente de dolor por pasar hambre para pagar la energía, es el corolario de las decisiones de estas dos comercializadoras de energía que ahora pretenden ganarse la confianza de los usuarios y hacerse la víctima del fenómeno de El Niño, de acuerdo al texto de la carta dirigida al presidente Petro para ser sostenibles frente a la crisis que exponen.

Miguel Aroca Yepes.

Columnista
14 mayo, 2024

¡Apagando Focos!

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Miguel Aroca Yepez

Es innegable el eco que ha hecho en el alto gobierno y en el imaginario colectivo la canción vallenata “Apagando focos”, convertida en protesta social cantada, porque el que canta sus males espanta y conjura las escandalosas tarifas de energía eléctrica que generan la disyuntiva ¡si comer o pagar el recibo de la luz!, paseo […]


Es innegable el eco que ha hecho en el alto gobierno y en el imaginario colectivo la canción vallenata “Apagando focos”, convertida en protesta social cantada, porque el que canta sus males espanta y conjura las escandalosas tarifas de energía eléctrica que generan la disyuntiva ¡si comer o pagar el recibo de la luz!, paseo que tararea la costa Caribe bajo la égida interpretativa de Iván Villazón y el ‘Tuto’ López.

Para bajar las tarifas de electricidad el presidente Petro anunció que las deudas que dejó el gobierno Duque a través del decreto de “opción tarifaria” y que fueron trasladadas a los usuarios serán asumidas por la Nación, publicó Gustavo Bolívar, director del DPS; de ser así, sería un respiro para este martirizado territorio colombiano.

Lo que debía asumir Afinia, filial de las Empresas Públicas de Medellín, propiedad del Grupo Empresarial Antioqueño GEA, y Air-e, también de capital antioqueño, por pérdidas técnicas derivadas del desgaste de sus equipos, y pérdidas por fraude, que son las que se generan por el robo de energía, se le carga al usuario, sin que Afinia y Air-e arrastren pasivos de Electricaribe que saneó el Estado.

Para hacer viable la venta de Electricaribe, en el 2019, el Gobierno nacional dispuso que los usuarios asumirían las pérdidas técnicas y no técnicas, forma de reconocer las inversiones de Afinia y Air-e, y de paso blindar a un grupo económico antioqueño que de público solo tiene la razón social para comprar a Electricaribe a precio de gallina flaca, un negocio redondo para Afinia y Air-e.

Todos pagamos justos por pecadores, tanto los que obran con honestidad, conforme los que hacen trampa, pero como siempre, para el señor Duque el atajo más fácil fue castigar al honesto y premiar al pícaro, tras un pago adicional promedio de 40, 50 y 60 mil pesos que se refleja en la factura, según el estrato, incurra o no en la conducta delictiva de robar. Qué decepción para el profesor Leonidas Acuña, cuando parafraseaba: “Si el pícaro supiera el valor de la honradez, honrado sería por pícaro”, sermón que le cabe a empresarios y usuarios por igual.

Si usted reclama, la razón siempre la tiene Afinia, asesorada por magistrados de las altas cortes que ya están pensionados, pero ejercen como asesores, donde nadie les gana un pleito, ni siquiera ante la Superintendencia de Servicios Públicos, sin importar la suerte del usuario que paga carreras de taxi y pierde su tiempo en una atiborrada sala de espera, fiel reflejo del mal servicio y quejas generalizadas.

Nos quedamos cortos cuando citamos el refrán: “La misma jeringa con distinta aguja”, porque Afinia puya más duro que Electricaribe, es que acá en Valledupar ya no lo atracan a uno con revólver ni con cuchillo, sino con el kilovatio, dijo sarcásticamente el compositor Julio Oñate Martínez, al paso de la pandemia del COVID-19 y ahora del kilovatio.

El estribillo de “Apagando Focos” es demoledor: “Afinia me tiene loco y Air-e me va a matá, yo vivo apagando focos y la cuenta sube más”, en contraste al suministro de agua, servicio que resulta más barato y vital, en comparación con la luz, malestar que supo capitalizar con picaresca el investigador, hacedor de canciones y premio Simón Bolívar, Julio Oñate Martínez.

La genialidad, entre comillas, de cambiar la postería para elevar los medidores, dizque inteligentes y antifraudes, que por cierto desencadenó protestas, ha representado un engaño y un perjuicio económico de mayor impacto para quienes habían dispuesto del uso de gabinetes que antes exigían y hoy son innecesarios, para luego bajar esos mismos medidores elevados a los postes, incertidumbre empresarial que indigna al usuario, que invirtió millonarios recursos en gastos inoficiosos por culpa de Afinia en lo que respecta al Cesar.

Ola de indignación, explosión de ira e intenso torrente de dolor por pasar hambre para pagar la energía, es el corolario de las decisiones de estas dos comercializadoras de energía que ahora pretenden ganarse la confianza de los usuarios y hacerse la víctima del fenómeno de El Niño, de acuerdo al texto de la carta dirigida al presidente Petro para ser sostenibles frente a la crisis que exponen.

Miguel Aroca Yepes.