Desesperada y sin saber a quién acudir para que la protejan se encuentra Adela Londoño Ariza, una instructora del Servicio Nacional de Aprendizaje que fue amenazada de muerte con una tarjeta fúnebre, enviada a su residencia en la Ciudadela 450 Años, al sur occidente de Valledupar.
La mujer es madre del cobradiario Tito Javier Aragón Londoño, asesinado en un hurto a mano armada registrado el pasado 23 de enero, en el barrio Siete de Agosto. Según Adela Londoño, días antes de que su hijo fuera asesinado ella había recibido intimidaciones vía telefónica, pero las omitió porque no tenía enemigos.
“A comienzo de enero recibí unas llamadas de amenazas y no le di importancia por lo que nosotros no tenemos problemas con nadie y no tenemos dinero, pero cuando ya se hizo por la quinta vez una vecina me dijo que colocara el denuncio y así lo hice el 16 de enero y me dieron una medida de protección por las amenazas de muerte de las cuales yo desconocía”, manifestó Adela Londoño.
Hace cuatro noches tocaron a la puerta de su vivienda y dejaron una tarjeta fúnebre con un mensaje que decía ‘Para Adela Londoño y ahora vamos por ti’, “la noche que recibí la tarjeta fue cuando salí del Sena que llegué como a las 8:30 a la casa y de inmediato llamé al cuadrante de la Policía y llegaron Policías y CTI”, contó la angustiada mujer.
La auxiliar de enfermería manifiesta que el crimen de su hijo Tito Aragón no se debió a un atraco y que por el contrario se trató de un atentado directo.
“No sé si fue para atracarlo porque una persona cuando va atracar, quita lo que quiere y se va y a mi hijo lo golpearon y los testigos dicen que lo mataron porque les dio la gana. Yo quiero preguntar al comandante de la Policía donde estaba en cuadrante de esa zona porque esos delincuentes tuvieron tanto tiempo para matar a mi hijo, le dieron patadas, trompadas y luego lo tiraron al suelo y le propinaron un tiro mortal; por eso quiero una explicación”, indicó la denunciante.
De la víctima fatal se conoció que trabajó en una empresa de vigilancia, luego como empleado de oficios varios en la fábrica DPA Colombia y por último como cobradiario y dejó un niño de cinco años.
¿Qué dicen las autoridades?
“Voy a mandar una unidad de la Sijín para que vayan y hablen con ella, nosotros escoltas no ponemos eso lo delega la Unidad Nacional de Protección, lo máximo que podemos hacer es pasar revista, que el cuadrante vaya y la visite cada vez que se pueda, esa es la función que podemos prestar”, manifestó el comandante Operativo de la Policía del Cesar, coronel Mauricio Bonilla.