A través de los medios, he escuchado y leído disímiles opiniones sobre el plebiscito por la paz, más a favor que en contra, pero personas común y corriente sin acceso a los medios, algunas con poca o ninguna educación me han dicho que nunca han votado y en esta ocasión no será la excepción, porque los intereses soterrados egoístas de la dirigencia política no cambian y por ende la situación de los colombianos pobres seguirá igual, con escasas oportunidades laborales y muriendo antes de tiempo, principalmente por la ingesta de alimentos carentes de nutrientes vitales, por falta del cuidado oportuno de la salud y otros factores que menoscaban la expectativa de vida.
El presidente JM Santos ya reveló el texto de la pregunta que responderá el pueblo el próximo domingo 2 de octubre, con un SI o con un NO, cuyo propósito es la refrendación o la desaprobación del acuerdo final de la paz negociada entre el Gobierno y las Farc. Los uribistas con argumentos incoherentes baladíes y otras artimañas promocionan el NO, ya que con la verdad no pueden contrarrestar el clamor popular de que lo mejor para el país es la convivencia pacífica.
En este proceso de paz, el equipo asesor del presidente Santos ha demostrado ser mucho más sagaz que el del expresidente Uribe, pues el uribismo con el montón de firmas recogidas en todo el territorio nacional con el fin de hacerle resistencia civil al proceso de paz negociado en La Habana, ahora inicia la demanda de inconstitucionalidad del Acto Legislativo para la paz, dizque porque es un golpe de Estado del presidente Santos y las Farc a la institucionalidad democrática de Colombia. Que si bien pueden engatusar a la gente ignorante, nunca jamás a los ilustres y dignos magistrados de la Corte Constitucional. Menos mal que ya no la conforma Jorge Pretelt Chaljub, el indigno que hace parte de la cofradía del Centro Democrático.
En cambio, el presidente Santos (lógicamente con sus asesores), aunque no es obligatorio, deja a la voluntad del pueblo la decisión final de aceptar o negar todo lo acordado con las Farc en La Habana; es decir, comparte la responsabilidad con la ciudadanía colombiana, porque si el acuerdo de paz es refrendado en el plebiscito, el Congreso tramitará por procedimiento especial los actos legislativos que permitan la aplicación de lo acordado con las Farc en La Habana.
En cuánto a la pregunta que muchos hacen ¿Si gana el NO, que pasará? Ojalá y no, pero en caso tal, creo yo, que el presidente Santos debe comportarse como el demócrata que ha plasmado, tanto en el ámbito nacional como en el internacional; es decir, debe renunciar a la presidencia, así como lo hizo el primer ministro británico, David Cameron, tras la victoria del Brexit. Si no renuncia le cabrá el apelativo de castrochavista que tiene el presidente Maduro, quien con sus áulicos ha impuesto una tiranía en Venezuela.
Si con la dimisión de JM Santos, volvería el fuego de la guerra o se renegociaría la paz, sería una decisión entre ‘Timochenko’ y el retrechero Germán Vargas Lleras, que como Vicepresidente asumiría la presidencia como lo ordena la Constitución Política de Colombia.